Crónicas

Bime Pro en Bilbao con Depresión Sonora, El Columpio Asesino o Los Bengala: Un referente frente a los desafíos del sector

«El Bime ya se ha convertido en un referente de la industria musical frente a los desafíos del sector, pues no todos los días uno puede presumir de vivir en una ciudad que alberga en pocas jornadas más de setenta actuaciones. Y encima el abanico estilístico se va ampliando incluyendo géneros a priori impensables como el black metal o el punk en la estela de Eskorbuto.»

Del 29 de octubre al 1 de noviembre

Palacio Euskalduna y diversas localizaciones, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Acudir cada mañana al bilbaíno Palacio Euskalduna nos recordó enseguida a nuestros tiempos de estudiante, a eso de entrar en una clase, sentarse durante unas cuantas horas y tomar apuntes, una costumbre casi milenaria, sobre todo si todavía lo haces a mano como un servidor. Pero la verdad es que aquella ocupación lo único malo que tenía era la falta de recursos económicos, si encima pagaran por estudiar, ya sería mejor que ser ministro o incluso presidente del Gobierno.

Depresión Sonora

Más de 4.500 profesionales se reunieron en la decimoquinta edición de esa cita global de la música llamada Bime que ya abarca casi una semana con más de setenta actuaciones repartidas por diversos escenarios de Bilbao y otras actividades paralelas como proyecciones de películas o una feria del disco. Tal vez podrá criticarse que a veces el concepto parezca urdido en despachos de oscuros tecnócratas, pero lo que es innegable es que la capital vizcaína contó durante unos días con una oferta cultural colosal digna de grandes urbes como Londres o Nueva York y un concierto en pleno martes o miércoles podía acabar desbordado de peña, con muchos fieles quedándose fuera con las ganas.

El considerable volumen de actividades de la presente edición desafiaba cualquier condición física, y no era extraño que varios artistas con un público similar coincidieran a la misma hora. En cuanto a las conferencias matutinas, hubo también éxito de convocatoria en varias de ellas, con asistentes sentados en el suelo como si fuera un campamento bajo una hoguera a la luz de la luna. El tirón que ejercían los podcasts y ciertas personalidades se palpó en repetidas ocasiones.

El desafío de la IA

Iniciamos las jornadas con algo tan en boga como lo que proponía la conferencia ‘IA + Música: contexto, usos y debate ético alrededor de esta tecnología’. Se introdujo el tema asumiendo el hecho de que una inteligencia artificial sea creadora de contenidos, algo tradicionalmente vetado a este tipo de tecnología. En este sentido, habría una postura más tradicional rechazando este tipo de creaciones, con artistas como Bad Bunny, cuya actitud se comparó con la de Lars Ulrich (Metallica) acerca de la plataforma Napster; y otra vertiente más aperturista, con la cantante Grimes, que favorece otras creaciones artísticas utilizando su voz.

Thais Ruiz de Alda (Digitalfems), Maarten Walraven (Music X), Marina Manica (Larrosa), Christopher Wieduwilt (The AI Musicpreneur) y Nicolás Madoery (FuturX).

La discusión posterior abordó cómo la IA podría ayudar a los artistas a tener mejores ideas y cómo su irrupción podría producir una revolución en el sector similar a la de la música en streaming. El concepto de autor debería del mismo modo adecuarse a la nueva realidad y a las diferentes herramientas empleadas.

La charla del irreverente Albert Pla con Los Prieto Flores, youtubers y dueños de una agencia de publicidad que se han convertido en auténticas celebridades de la red, atrajo una atención considerable. Y no era para menos con el artista catalán revelando aspectos poco conocidos de su trayectoria como su afición a nadar o su devoción por Fermin Muguruza, Dead Kennedys o La Polla Records. Le recordaron su papel de cura en la película ‘Airbag’ y reveló entonces que el elemento religioso siempre había sido extraño en su familia, aunque confesó en su estilo provocador habitual que le “ponía las pilas tocarle el culo a un cura” y definió el panorama actual con sobredosis de información como ‘¿Dónde está Wally?’.

Boebeck

En cuanto a las actuaciones vespertinas, catamos a los húngaros Boebeck, que hacían un indie rock a lo Foals o los desaparecidos Rural Zombies con cierto poso melancólico tipo The Cure. Poseían atmósferas muy conseguidas, aparte de una cantante teclista bastante decente, y fueron metiendo garra a la guitarra a medida que avanzaba su bolo. Ellos quedaron contentos porque un amigo les había dicho que Bilbao era su ciudad preferida y confesaron entender el motivo. Entre el medio centenar de personas que se acercaron dudo que saliera nadie disgustado.

Todo un descubrimiento nos encontramos a continuación con I Am Dive, conformados por José A. Pérez y Esteban Ruiz, dos tipos que hacen “música de baile para gente triste”, según algunos. Al final solo vino uno de ellos por motivos médicos, pero fue una maravilla con ecos al post rock de Mogwai o 65daysofstatic, aparte de un importante poso shoegaze tipo Slowdive. Ahí cayeron temas absolutamente embriagadores como “Neon” o “Fear of Missing Out”. Se dirigió al público guiri asegurando que lo suyo no era la típica música andaluza y alguno hasta sugirió una “sevillanita”, algo que fue contestado por el propio músico amagando con una “bulería”. Ojalá vuelvan al completo por estos lares.

EZEZEZ

Que los locales EZEZEZ se han convertido en todo un fenómeno lo apreciamos en una sala Stage abarrotada de juventud hasta los topes. El vocalista y guitarrista hizo gala de su peculiar estilismo con la cara pintada y un pantalón de chándal que ponía “Brasil”. Pero centrémonos en lo musical, en piezas que la peña ya corea como himnos, esto es, las contagiosas “Dutxita” o “Arrantzalemarinero”, por citar un par de ejemplos.

Su post punk, en el que cabe desde las enseñanzas de Gang of Four al influjo de Talking Heads, incluyó un fragmento del “Believe” de Cher cantado por el guitarra. Y el final fue tremendo, con el frontman subido a la barra mientras se desencadenaban pogos al ritmo de la frenética homónima “Ezezez”. Cada vez más grandes.

Campañas ruidosas y animales en peligro de extinción

Ya el miércoles no faltamos a la charla auspiciada por Girando Por Salas titulada ‘Aprender a sostener: estrategias compartidas para los circuitos de salas de conciertos’, donde se comparó el tejido de salas de conciertos a un lado y otro del Atlántico de la mano de Javier Olmedo (Access/Madrid en vivo) y María Claudia Parias (Idartes), entre otros ponentes.

En este sentido, se subrayó el hecho de que en la capital estos establecimientos todavía se rigen por una ley de espectáculos de 1998 Y Olmedo abogó por una mayor implicación institucional. Otra iniciativa interesante que se subrayó fueron las clases de música contemporánea en colegios en edades entre 6 y 12 años con el fin de crear un futuro público.

Los Prieto Flores, celebridades en el mundo digital.

Los Prieto Flores se marcaron otro sold out en su conferencia ‘Cómo crear campañas ruidosas e impactantes en la nueva era digital. De C. Tangana a Feid pasando por Carolina Durante’. Se definieron en primer lugar como “fans” procedentes de la industria del disco y recordaron cómo ficharon a los indies Lori Meyers cuando nadie todavía creía en ellos, fumaron un porro con 50cent y Marilyn Manson o fundaron el club de fans de The Cure en España.

Se les notaban sus tablas de comunicadores que saben ganarse a la afición y lo cierto es que su charla estuvo bastante interesante, con sorprendentes anécdotas protagonizadas por Lady Gaga o su última e impactante campaña de publicidad para Carolina Durante en un mercado, donde consiguieron que los miembros del grupo despacharan discos en una carnicería.

Los Bengala

A la noche no podíamos faltar a la cita con esos animales en peligro de extinción que son los garajeros Los Bengala, ahora en formato trío y con una actitud apabullante para el directo. Mucha peña se congregó en el garito Crazy Horse para todo un derroche de electricidad tan salvaje como sus propios miembros que se inició con “Ataco” y mantuvo una dosis de ruido considerable.

“No me voy a vengar” o el trallazo “TDA”, donde bordearon el punk, revelaron la rotunda fortaleza de su material más reciente en las distancias cortas. “Jodidamente loco” terminaría de convencer a algún incrédulo, si es que lo había, y “No hay amor sin dolor” rubricaría un recital muy intenso que se pasó volando. Grandiosos.

La última actualización de Eskorbuto

Ver a un grupo de black metal, y encima húngaro, en Bime constituía toda una experiencia inédita, así que no podíamos faltar a Thy Catafalque, que nos parecieron una suerte de Therion exóticos con la presencia de dos vocalistas femeninas, así como un cantante operístico y otro gutural. Su abanico estilístico incluía desde piezas frenéticas con los blast beats clásicos del género a otros cortes más influenciados por la música clásica o el neofolk. Seguramente nunca se agitaron tantas cabelleras como en aquella insólita cita, por lo que esperemos que en próximas ediciones se vuelva a apostar por estilos extremos que todavía tienen su público, incluso en un contexto con tantas propuestas diferentes como aquel.

Sistema de Entretenimiento

Y para cerrar la jornada teníamos el nuevo punk de Sistema de Entretenimiento, que podrían ser la última actualización del legado de Eskorbuto. Siguen la tendencia de La Élite al llevar batería pregrabada, pero la verdad es que apenas se siente ese detalle cuando te topas con unos chavales con la actitud de comerse el mundo que podrían haber sido sacados de la peli ‘El pico’.

El tremendo carisma que poseen lo constató el lleno absoluto en el garito La Ribera, donde entramos de pura chiripa gracias a la acreditación, aunque mucha peña se quedó fuera por falta de espacio. Dentro tuvimos que esquivar a una fotógrafa insolidaria que se pensaba que estaba sola en la sala, pero logramos disfrutar de temazos como “Ciudad de neón”, con un rollo muy Aviador Dro, o “Miedo”, puro ejemplo de punk contemporáneo.

El formato de actuaciones breves del Bime cortó el rollo que estaban consiguiendo, con una comunión total con el respetable, pero estiraron el chicle todo lo que pudieron y fijo que más de uno acabó extasiado. Ya han comprobado que por estos lares tienen tirón, así que esperamos verlos a la próxima en un recinto mayor.

Un movimiento juvenil imparable

El jueves, último día de conferencias, se celebró una edición especial del podcast La Ruina centrada en las mejores anécdotas protagonizadas por los acreditados al Bime 2024. El artista catalán Albert Pla volvió a copar el protagonismo con una peripecia surrealista junto al presidente del Gobierno Pedro Sánchez y también destacó la historia vivida por un tal Coke en una gira junto a Ska-P por México en la que hubo hasta un coche saltándose un control policial como en una película de acción.

Depresión Sonora

La traca final al Bime se produjo el día 1 de noviembre con conciertos gratuitos frente al Ayuntamiento bilbaíno que inauguró Depresión Sonora desbordando el recinto desde temprana hora. Sigue siendo un movimiento juvenil imparable y no es difícil de entender con munición tan certera como “Veo tan dentro”, “Te mientes a ti mismo para ser feliz” o “Fumando en mi funeral”. Lo realmente increíble es que haya pegado tan fuerte una propuesta tan anticomercial como su post punk casero en la senda de Joy Division, aunque esa misma pregunta podríamos aplicarla al fenómeno de Alcalá Norte.

Este género vive en la actualidad un apogeo y Marcos Crespo se ha colocado en la cresta de la ola como referente de nuevas generaciones, a las que no duda en educar sobre el uso del móvil solicitando prescindir de ese artilugio en los conciertos. “Estamos aquí”, dijo antes de la muy apropiada “Apocalipsis virtual” y señaló también al consistorio en la frase de “Escupe al alcalde” de “Gasolina y mechero”.

Marcos se acordó de los afectados por la DANA y pidió bailar “Hasta que llegue la muerte” evocando lo mismo al krautrock que al post punk ruso. Un grupo al que es necesario ver para saber qué es lo que se está cociendo últimamente en el mundo del rock. Ya han surgido otros proyectos inspirados en su manera de hacer las cosas.

Melenas

Las pamplonicas Melenas han mutado el indie pop de sus comienzos a algo más electrónico que tampoco está nada mal, un claro ejemplo lo encontramos en la hipnótica “Bang”, que la teclista dedicó a su hijo adolescente, presente entre el público. Y “Osa polar”, su versión del clásico ochentero “Eisbär” de los suizos Grauzone, posee un indiscutible magnetismo en las distancias cortas. Los norteamericanos Wilco incluyeron su tercer álbum ‘Ahora’ como recomendación musical a comienzos de año, por lo que el carácter especial de sus composiciones ha quedado más que patente.

Y pusieron el broche El Columpio Asesino, todavía en su gira de despedida, con un concierto que cursó tenebroso en un inicio con canciones oscuras como tizones del calibre de “Cenizas” o “Perlas”. La vocalista y guitarrista Cristina pulsó el interruptor anunciando “grasa” antes del post punk robótico de “Babel” y “La lombriz de tu cuello”. A partir de ahí, la cosa se elevó apelando al estajanovismo en “Sirenas de mediodía” o al hedonismo noctívago en la siempre infalible “Huir”.

El Columpio Asesino

La no menos bailonga “Preparada” tomó el testigo con solvencia antes de propulsar la cita a su momento álgido en su hit “Toro”, en la que alguno gritó: “¡Ahora sí!”. Como si solo tuvieran un tema bueno. Algunos ya hicieron el amago de marchar una vez que había sonado su canción de moda, pero los fieles de verdad todavía aguantaron “La muñeca”, que se tornó en un lúgubre e inmenso in crescendo. Lo habrían bordado metiendo enfilada la ruidosa “Your Man Is Dead”, pero quizás no habría margen para más. Un adiós de categoría.

El Bime ya se ha convertido en un referente de la industria musical frente a los desafíos del sector, pues no todos los días uno puede presumir de vivir en una ciudad que alberga en pocas jornadas más de setenta actuaciones. Y encima el abanico estilístico se va ampliando incluyendo géneros a priori impensables como el black metal o el punk en la estela de Eskorbuto. El don de la ubicuidad nunca fue tan deseado.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

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