Crónicas

Belako + Anari en Bilbao: En perpetuo movimiento

«Lo bueno que tiene acudir a un bolo suyo es que jamás harán dos conciertos iguales y eso debería valorarse en un contexto en el que abundan las copias y la falta de personalidad por doquier. Estar en perpetuo movimiento es una de las recompensas que tiene»

19 diciembre 2024

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Un indicativo de que un grupo está vivo es que sigue evolucionando con cada disco, no se limita a repetir patrones pretéritos y trata de superarse en el ámbito creativo. Esta actitud podría resultar sencilla para aquellos que están empezando sin nada que perder, pero cuando hablamos de una banda que se ha paseado por los principales festivales peninsulares con notable éxito de público, la cosa cambia bastante.

Belako

Todavía nos acordamos de una de las primeras veces en las que Belako tocaba en el Bilbao BBK Live y alguno fruto de la incomprensión les llamaba “hipsters”, quizás incapaz de entender que una música tan contemporánea surgiera de Mungia y no de las islas británicas o alguna otra región de EE UU. Si hoy en día existe una potente escena de post punk con gente como La Plata o La Trinidad, entre muchos otros, es porque ellos antes abrieron la senda transitando un camino que acabaría cambiando el panorama alternativo patrio.

Echando un vistazo, parece que la última vez que les vimos fue en el mismo Kafe Antzokia el año pasado presentando su largo más reciente hasta la fecha, ‘Sigo regando’, pero tal vez por la abundancia de conciertos se nos antojó mucho más tiempo. Recordamos que estuvieron en las fiestas de Basarrate, a tiro de casa, en verano, pero justo nos encontrábamos en el festival Rebellion de Blackpool (Reino Unido).

Anari

En su voluntad de rizar el rizo con nuevos retos han sorprendido recientemente con una gira junto a la cantautora vasca Anari, todo un referente de la escena euskaldun a la que nunca hubiéramos imaginado compartiendo cartel con Belako. Dos generaciones conectadas por la libertad creativa que han unido fuerzas en el single ‘Deus ex machina’, un punto reseñable en las trayectorias de ambos.

Pensábamos que la propuesta intimista de la guipuzcoana chirriaría más en cuestión de estilo, pero apenas nadie se movió cuando acabó su actuación, con picos emocionales muy logrados en “Epilogoa” o “Inmolazioa”, de lo mejor de ‘Giza zarata’, su regreso discográfico tras un silencio de casi ocho años. Seguramente no seré el único que la siga comparando con PJ Harvey o Patti Smith, aunque ahora que su banda de apoyo en directo cobra mayor relevancia que antaño es complicado que no vengan a la cabeza artistas de ese palo.

Pero lo de la cantautora de Azkoitia es algo muy de la tierra, con letras sentidas y quizás demasiado dolientes para determinados momentos. ¿Habrá alguien al que no se le puso piel de gallina cuando entonó “Vesna Vulovic” con su dignidad característica? Un recital muy intenso que rompió barreras de géneros y prejuicios antiguos sobre cantautores.

Belako

Cierto era que lo de Belako funcionaría a otro nivel estilístico, el fiestón o el desfase después del recogimiento y la introspección, porque no todo va a ser rumiar miseria. “Tie Me Up” y “White Lies” brillaron en los primeros minutos de una velada que no se parecería a conciertos anteriores, como suele ser habitual en ellos.

Noté en este aspecto su tendencia a que en escena el peso esté más repartido y se busque un resultado más colaborativo, con pluralidad de voces, que no tienen por qué recaer exclusivamente en la vocalista Cris. En este sentido, destacar que la bajista Lore presentó varios temas, aunque seguimos echando de menos cuando se arrancaba con el arrebato punk de “Vandalism”. ¿La recuperarán algún día del mismo modo que “Sea of Confusion”?

Belako

Uno de los nexos con su trayectoria previa lo encontramos en la tercera parte de la trilogía “Hegodun Baleak”, que interpretó el guitarrista Josu con convicción añadiendo versatilidad a la cita. Pero sin duda uno de los momentos de mayor entusiasmo entre los fieles se vivió en “Sangre total”, cuando la vocalista Cris anunció que la quería cantar con sus “amigas”, en referencia a una de las estrofas de la letra. Dicho y hecho, ahí se metió entre la multitud para desencadenar pogos y el entusiasmo del personal.

Mantuvieron el ímpetu con “Zaldi Baltza”, de las pocas que deben seguir tocando desde los inicios, llevan provocando un subidón entre la concurrencia con este tema desde tiempo considerable, y que no la quiten del repertorio, por favor. Sus habituales mensajes a favor de la diversidad sexual también se hicieron presentes cuando Lore dijo: “¡Viva la lucha trans bollo feminista!”, antes de “Over The Edge”, si no me equivoco. Otra de las que no suelen faltar en sus bolos desde que lanzaran el álbum ‘Render Me Numb, Trivial Violence’ allá por 2018.

Belako y Anari juntos.

Y Cris tuvo unas palabras de agradecimiento para las “amatxus”, que deberían estar entre el público, antes del conjuro de “The Craft”, una de las mejores incorporaciones al repertorio de los últimos tiempos, sobre todo por ese apoteósico final en el que simulan quedarse sin pilas. Añadieron épica al asunto, asemejándose a los Muse de Matt Bellamy, con “Truce”, que contó con otro broche espectacular con Josu, Lore y Cris cantando a capela.

Faltaba que las dos protagonistas de la noche se fundieran en el escenario con el reciente sencillo “Deus ex machina”, para lo que salió de nuevo Anari y nos legó otra imagen imborrable con Cris y la de Azkoitia entre la muchedumbre en un desparrame total, demostrando que lo de los estilos musicales es lo de menos cuando existe una verdadera afinidad de espíritus.

Lejos de querer coartar su libertad artística, seguimos echando de menos piezas de su repertorio como aquella inmensa versión que hacían del “Sinnerman” de Nina Simone, que curiosamente es su canción más reproducida en Spotify. Lo bueno que tiene acudir a un bolo suyo es que jamás harán dos conciertos iguales y eso debería valorarse en un contexto en el que abundan las copias y la falta de personalidad por doquier. Estar en perpetuo movimiento es una de las recompensas que tiene.

Alfredo Villaescusa
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