Crónicas

Bad Religion + Agnostic Front + Strung Out + Crim + Belvedere en Barakaldo (Bizkaia): Conquistando la península

«Aludiendo al título de una de sus canciones más populares, no sé si esa noche querían conquistar el mundo, pero desde luego sí que conquistaron la península en su primera fecha. Un acto de amor incondicional como aquel que proponían Ramones en “Today Your Love, Tomorrow The World”. Ojalá todavía les queden muchas giras como esta”»

9 mayo 2025

Bizkaia Arena, Barakaldo (Bizkaia)

Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido.

Quizás suene un poco duro admitirlo, pero lo cierto es que no todo el mundo se merece seguir subido a los escenarios. Los más grandes siempre se retiraron con dignidad, en línea con aquella eterna frase de Neil Young que decía que “es mejor quemarse que desaparecer” y que recuperó Kurt Cobain en su famosa carta de suicidio. La mera observación, no obstante, nos indica que no se estila demasiado dicho principio punk, pues abundan por doquier los ejemplos de leyendas arrastradas por los suelos emponzoñando su legado cada año que continúan en activo.

Bad Religion.

Otros, por el contrario, parece que conservan esa ilusión de chavales que montaron un grupillo en el instituto y esa arriesgada aventura llegó hasta nuestros días. Tal es el caso de los californianos Bad Religion, que probablemente sean uno de los combos punk en mejor forma en la actualidad, con recitales impepinables que no conceden ni un segundo de tregua, una encomiable marca para unos tipos que rondan los sesenta y que cualquiera desearía tener de padres o abuelos. Puro ejemplo de absoluta dedicación al rock durante más de cuatro décadas.

Si ya hace tres años en el Bizkaia Arena a los del Valle de San Fernando les faltó volumen en líneas generales, en esta ocasión les tocó a los teloneros pagar el pato en este sentido, con hasta cortes de sonido en un determinado momento. Al igual que la anterior vez, el recinto habilitado (media pista sin gradas) estuvo a reventar, pese a que había zonas donde imperaba el postureo inmisericorde y esa molesta costumbre de hacerse fotos de espaldas al escenario. Deseando que llegue el glorioso día en que se prohíban los móviles en los conciertos, al igual que sucede en el teatro, la ópera y otros espectáculos serios.

Belvedere.

Con poco público todavía en el interior, abrieron la velada los canadienses Belvedere, que sufrieron el hándicap sónico mencionado anteriormente y hasta la peña se quejó al propio grupo de que no se escuchaba la voz. En lo musical, tampoco nos cambiaron la vida, pero se consolidaron como un entretenido entremés que fue casi un visto y no visto en lo que respecta a la duración. Para desentumecer articulaciones, ni tan mal.

Crim.

Los catalanes Crim no gozaron tampoco de un gran apoyo popular, pero lo compensaron echándole muchísimas ganas y cascándose himnos como “Hivern Etern”. Qué buenos son, incluso en situaciones tan desfavorables como aquella. Les vimos el año pasado en el festival Rebellion y demostraron con creces que pueden mirar de tú a tú a las grandes bandas de punk. Si todavía no les conoces, te estás perdiendo algo muy gordo.

Strung Out.

Si antes el sonido no había sido para nada boyante, los californianos Strung Out se llevaron sin duda la peor parte con frecuentes cortes y hasta la desaparición total de amplificación. Parte del respetable intentó protestar y hacerle saber al grupo lo que pasaba, pero ellos no se debieron dar cuenta porque siguieron a lo suyo. Disfrutar algo en estas condiciones era complicado, por lo que su actuación se convirtió en una suerte de peaje o mal trago para lo que venía después.

La cosa indudablemente se puso seria con las leyendas del hardcore neoyorquino Agnostic Front, que repartieron cera tras una de las intros más grandes del puto mundo, “The Good, The Bad and The Ugly” del maestro Morricone, a un servidor eso le pone más firme que el himno de cualquier país. El carismático guitarrista Vinnie Stigma, autoproclamado primer punk de Nueva York, no tardó en hacerse notar con su simpatía hacia un respetable que llamaban “familia” al que pidieron circle pits desde el inicio. Stigma hasta acabó en un momento dado desparramando entre la multitud.

Agnostic Front.

No faltaron piezas imprescindibles en su trayectoria como “For My Family”, “Old New York” o ese “Gotta Go” en el que hasta incluyeron partes en castellano. Mandaron a cascarla a Giulani, famoso alcalde de Nueva York, y como si estuviéramos en misa, pidieron dar la mano a la persona que estuviera más cerca en un acto de confraternidad. Pero lo mejor nos pareció que se acordaran de Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy Ramone con una apabullante versión de “Blitzkrieg Bop”. Gloria eterna a la banda punk más querida de Forest Hills.

Tal vez un concierto de hora y poco no suponga una gesta descomunal en los tiempos que corren, pero había que ver a Bad Religion oficiando a toda pastilla enlazando temazo tras temazo sin arrugarse lo más mínimo y demostrando un estado de forma espectacular durante una veintena larga de piezas. Supérenlo. Y encima sin discursitos, palmas ni demás trucos de trilero para perder minutos.

Bad Religion.

El pistoletazo de “Recipe For Hate” incendió de inmediato el ambiente y mantuvieron el ímpetu inicial muy bien con “Supersonic”.  El profesor de paleontología Greg Graffin quizás tuviera aspecto de funcionario, pero su actitud era de punk total. Saludó a un niño de las primeras filas y lo llamó “la nueva generación” antes de marcarse otro corte para dejarse la garganta como “You Are (the Government)”.

“No Control” era de las que no podía faltar, el entusiasmo alcanzó una posición más estable con “Struck A Nerve”, que ganaba bastante en directo, y “New Dark Ages” cobraba más sentido que nunca en una época en la que el fascismo y gobernantes perturbados solo preocupados por hacer dinero nos amenazan un día sí y otro también.

Bad Religion.

No había desperdicio tampoco con el himno “Modern Man” o piedras angulares como “My Sanity” o “Faith Alone”, imposible aburrirse con un repertorio de este calibre. Y eso que echamos en falta cosas como “Suffer” o nuestra preferida “Anesthesia”, pero no era cuestión de quejarse mientras atronaban clásicos de la altura de “I Want to Conquer The World” o “Do What You Want”, hacerlo hubiera sido avaricia.

Greg destiló un gran nivel a la voz mientras seguían cayendo imprescindibles como “Generator” o ese profético y paradójico “21st Century (Digital Boy)”, que precisamente criticaba a esos seres sin alma que preferían observar la pantalla de un móvil en vez de disfrutar del momento único que estaban viviendo. Nunca entenderemos a los que acuden a los conciertos para perpetuar dichas actitudes tóxicas para el espíritu, pero en fin, tiene que haber gente para todo.

Bad Religion.

Casi sin darnos cuenta llegamos a la recta final con “Infected” y “Fuck You”, que además valió a Greg para despedirse con un “fuck you very much”. No tardaron en regresar con una pieza de resonancias bíblicas como “Sorrow”, una alegoría sobre el sufrimiento humano que se tornó de lo más épico del repertorio de la velada. Si disminuyeran la velocidad, hasta podría pasar por un tema folk de Bob Dylan o Pete Seeger. Maravilla total. Y pusieron la guinda con el consabido “American Jesus”, como no podría ser de otra manera, no se entendería un bolo de Bad Religion sin su inevitable inclusión.

Puede que el repertorio de su anterior gira nos llamara más la atención, pero lo bueno de poseer un prolífico catálogo es que te permite un gran margen de maniobra, así como encontrar atractivos en cortes que quizás hayan pasado desapercibidos en su versión en estudio. Aludiendo al título de una de sus canciones más populares, no sé si esa noche querían conquistar el mundo, pero desde luego sí que conquistaron la península en su primera fecha. Un acto de amor incondicional como aquel que proponían Ramones en “Today Your Love, Tomorrow The World”. Ojalá todavía les queden muchas giras como esta.

Alfredo Villaescusa
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