Crónicas

Bad Nerves + Ultra Q en Bilbao: El inicio de un gran fenómeno

«Esto era el inicio de un gran fenómeno y los que estuvimos en aquel concierto probablemente lo recordaremos en un futuro, cuando peguen el salto a recintos de mayor capacidad, porque está clarísimo que subirán como la espuma.»

4 diciembre 2024

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Muchas veces lo que nos indica la vigencia de un movimiento es la capacidad de relevo que existe en dicha escena. Gente dispuesta a recoger la antorcha y defender los mismos principios en la sociedad que les ha tocado vivir, sin despreciar el legado anterior, pero sin acabar convirtiéndose en un mero producto para cuatro nostálgicos de otra época. La punta de lanza de una nueva revolución.

Bad Nerves

Es curioso cómo en nuestro país el llamado nuevo punk acostumbra a mirar hacia Eskorbuto o Parálisis Permanente como principales referentes, mientras que en Reino Unido, por ejemplo, se evoca el carácter destructivo de Sex Pistols, pero también la vocación de masas de The Strokes o Arctic Monkeys, un enfoque arriesgado para abrir el punk más allá de sus círculos habituales. No sería la primera vez en la que una figura del mainstream admite su predilección por este género, ahí teníamos el caso del líder de The Libertines y Babyshambles Pete Doherty, todo un enamorado de The Clash.

Los chavales de Bad Nerves provienen sin duda de esta última tradición y tal vez por ello con apenas dos discos han logrado conectar con esa parroquia joven que asegura el porvenir de determinados estilos. No muchas bandas de trayectoria modesta son capaces de congregar a una afluencia bastante respetable un pleno día entre semana.

Ultra Q, con Jakob Armstrong, hijo de Billie Joe Armstrong (Green Day).

Lo cierto es que se montó un sarao guapo en el Kafe Antzokia bilbaíno con Ultra Q, la banda del hijo de Billie Joe Armstrong (Green Day), de teloneros, aunque en realidad este dato sea lo de menos para valorar su propuesta. Su rock alternativo con destellos punk vía The Replacements encajaba cual guante en la velada, y sin conseguir epatar, se tornaron una opción muy decente para ir entrando en calor. Entretenidos.

Los que se llevaron el gato al agua, no solo en cuestión de posicionamiento, sino de entrega del respetable fueron las promesas de Essex, Bad Nerves, que se definen como “el hijo bastardo de una noche loca entre los Strokes y Ramones”. Y aunque quizás no lo digan ellos, ahí también está la huella de otras formaciones melódicas del punk del 77 como Buzzcocks o The Only Ones.

Bad Nerves

Con una pinta a caballo entre The Clash y unos veraneantes guiris de Lloret del Mar, los muchachos prendieron la mecha con “Baby Drummer” y “Palace”, temas enérgicos de pocos minutos con estribillos que enganchan y que dan ganas de moverse. ¿Para qué más? Quizás eliminaríamos algo de la verborrea del cantante entre canción y canción, pero su actitud en escena era brutal, las cosas como son.

“Radio Punk” es un himno contemporáneo por el que cualquiera podría hacerse forofo de ellos. Como la chica que teníamos al lado, entusiasmada total y repartiendo cera en los pogos. El vocalista hasta se fijó en su ímpetu y le dijo que era “una gran fan”. Gente que vive así la música siempre en nuestro equipo, abajo las cotorras.

Bad Nerves

El bajista fijo que tenía entre sus grandes ídolos a Sid Vicious y lo mismo podríamos decir pero de Joe Strummer en lo que respectaba a uno de los guitarristas. Gene Simmons de Kiss decía recientemente que para que existan los fans debe haber cierta conexión en lo visual y ese aspecto este grupo lo cumple a la perfección. Tal vez esto también explique la notable predominancia de público femenino en la velada.

“Sorry” se acercó a terreno brit pop y al mismo tiempo evocó a Manic Street Preachers por su carácter épico, las manos de lado a lado que pidió el vocalista hubieran aparecido inevitablemente de un momento a otro. “Mad Mind” era otro trallazo para agitarse como si uno estuviera sufriendo una sacudida eléctrica y “Alright” mantenía de forma muy competente ese delicado equilibrio suyo entre el indie y el punk. Esto era lo que cualquiera desearía una noche de mitad de semana laboral, temas festivos para elevarse, dejarse la garganta y darlo todo, como hicieron gran parte de los asistentes.

Bad Nerves

Para cuando sonó la trepidante “Last Beat”, el personal estaba ganado por goleada. Fue un poco innecesario que el vocalista preguntara: “¿Os lo estáis pasando bien?”, si uno observaba el alocado panorama se trataba más bien de una pregunta retórica. Los pogos desencadenados en “USA” valieron para que el frontman exclamara: “¡Esto era de lo que hablaba!”.

Oficiaron como un tiro, aguantar desde luego a ese ritmo criminal tenía su mérito. Por desgracia, con un par de álbumes de estudio tampoco había mucho repertorio que rascar, pero lograron imponer en la recta final una velocidad vertiginosa en “Antidote”, que presentaron como “la canción más rápida del mundo”. La chica de al lado ya no se andaba con bobadas, después de un breve amago, ahí se lanzó por los aires al mogollón. Y la hermandad la acogió como a uno de los suyos.

Bad Nerves

¿Eso es todo lo que podéis gritar?”, retó el parlanchín vocalista a la concurrencia antes de dejar a la peña con el culo torcido con una apabullante “You’ve Got The Nerve”, que nos parece otro himno mayúsculo del punk contemporáneo. Y el entusiasmo se incrementó todavía más con “Can’t Be Mine”, con los fieles casi invadiendo las escaleras del Antzoki, señal inequívoca de que se estaba produciendo un bolo de los buenos. “Dreaming” finiquitó la velada a una tralla considerable y provocando que muchos saliéramos del recinto pensando: “¡Guau, qué rollo tienen!”.

Esto era el inicio de un gran fenómeno y los que estuvimos en aquel concierto probablemente lo recordaremos en un futuro, cuando peguen el salto a recintos de mayor capacidad, porque está clarísimo que subirán como la espuma. El pasado julio debido al caos informático que afectó a los aeropuertos nos los perdimos en el Tsunami Xixón y el batería Milky de Biznaga lo lamentó asegurando que eran “el mejor grupo en directo”. Ya nos hemos sacado la espina. Todo lo que digan de ellos está justificado.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

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