Crónicas
Ariel Rot en Bilbao: Un sueño de rock n’ roll
«Ver todavía hoy en día a Ariel Rot es un inmenso placer, ya sea por su manera de componer, su espectacular forma de tocar la guitarra o sus más que respetables dotes como vocalista. Tequila habrá pasado a mejor vida, pero el legado del porteño sigue muy vigente en la actualidad.»
17 noviembre 2024
Sala BBK, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Hay músicos que llevan tanto tiempo entre nosotros que uno ya los siente profundamente de la casa, a pesar de que su procedencia esté al otro lado del Atlántico. No han sido pocos los casos de artistas que se han establecido en otro país y han contribuido tanto a la escena de dicho lugar que se les podría considerar poco menos que compatriotas de pleno derecho. No solo los de Bilbao, también existe otra gente que nace donde le da la gana y no debe rendir cuentas por ello.
El hispano-argentino Ariel Rot nos trajo el rock n’ roll a la península junto con su compi Alejo Stivel y el resto de Tequila, banda sonora de una Transición que distó mucho de ser modélica, como nos quisieron vender desde los estamentos oficiales. Lo cierto es que antes que ellos la escena rockera era algo más bien underground, ellos fueron los que llevaron el género a las más altas cotas de popularidad y lo convirtieron en un fenómeno fan que tendría su réplica posteriormente en grupos como Pereza o Los Zigarros, entre otros.
Pero la trayectoria de Rot no se puede circunscribir solo a Tequila, pues con Los Rodríguez también sentaría las bases de eso que se llamó rock latino que copó el panorama musical de este país durante una buena época. Luego en solitario se marcó otro tanto al contar con The Attractions, la banda del mismísimo Elvis Costello, en su álbum en solitario ‘Hablando solo’ y rodearse posteriormente de otros músicos que no tardarían en despuntar por su cuenta.
Para celebrar los 25 años de dicho lanzamiento, Ariel giró por recintos del país hasta recalar en la bilbaína sala BBK, su última fecha de la gira, que contó con entradas agotadas con varios meses con antelación. El formato elegido era el de un bolo con butacas, algo que chocó incluso al propio artista, pues confesó que era la primera vez que daba en el norte un concierto de esas características.
Al veterano Ariel Rot no le asusta nada, por lo que llegó a conectar con el respetable a pesar de esa barrera colocada entre músicos y público. Comenzó stoniano con los marcados riffs de “Vals de los recuerdos”, confirmando el gran intérprete y vocalista que siempre fue, a pesar de que tanto en Tequila como en Los Rodríguez prefiriera que del micro se ocuparan otros.
Uno de los principales alicientes de este periplo para Rot era el de volver a encontrarse con esos amigos que le acompañaron hace más de dos décadas. Y al tipo se le nota tan a gusto que no extrañaría que siguiera con esos compañeros durante 2025 o que incluso entraran al estudio a grabar un disco. No perdió pulsión rockera con “Hasta perder la cuenta”, el que se piense que su trayectoria en solitario no merece la pena, que le pegue una escucha a discos como ‘Cenizas en el aire’ o ‘Hablando solo’. Se puso nostálgico con “El mundo de ayer”, que le evocó a Ariel los recuerdos de cuando aterrizó en España por primera vez a finales de los setenta huyendo de la dictadura argentina.
Los ecos a The Beatles de “Adiós carnaval” introdujeron variedad en la velada y además nos legaron una interpretación de poner pelos de punta por parte de Ariel y su banda. El hispano-argentino pidió bailar “con los pies, los ojos o las orejas” antes de “Dos de corazones”, una composición muy del estilo de Los Rodríguez, y recordó la temporada en la que trabajó junto a otro astro argentino del rock como Moris. Ahí estaba a modo de homenaje “Bruma en La Castellana”, que contó con una letra del autor del mítico “Sábado noche”, al que aludió colando algunas estrofas del mentado himno rockero.
“Les pedí que bailen y ahora que se besen”, dijo Rot antes del inolvidable “Quiero besarte” de Tequila. Intuyó también que debía haber bastantes aficionados al blues en la sala y pidió un aplauso para ese género, no sin subrayar que le debemos todo. Sorprendió con la vuelta de tuerca blusera que le dio a otra pieza tan conocida como “Rock and Roll en la plaza del pueblo” antes de enlazar con un himno del calibre de “Necesito un trago” y luego con “El ahorcado” y “Míster Jones”, que bien podrían ser un recuerdo a Sergio Makaroff, compositor con el que Ariel entabló una estrecha amistad. Un espectacular medley.
“Vicios caros” era otra de las grandes composiciones de Rot en solitario y la instrumental “Confesiones de un comedor de pizza” reveló la química y compenetración única presente en el combo actual. Le diríamos que no volviera a cambiar de integrantes, pues poseen un rollo mágico entre ellos. La reminiscencia a Bob Dylan de “Geishas en Madrid” puso piel de gallina una vez más, algo que rubricó además el de Buenos Aires con un solo de guitarra mayúsculo. Ni un flanco quedó por cubrir.
Recuperó “Dulce condena” de Los Rodríguez, que sonó mucho más rockera que la original, y relajó ánimos con la balada “Me estás atrapando otra vez”. El sosiego duraría poco, pues pediría al personal que se levantara de las butacas en “Baile de ilusiones”, donde en dirección a un servidor gritó: “¡Tú estás muerto!”, quizás por nuestra alarmante falta de movimiento. ¿Qué pasa? Algunos lo vivimos por dentro.
Para los bises reservó “Milonga del marinero y el capitán” de Los Rodríguez, que la verdad nunca nos llamó demasiado. Mira que podría haberse decantado por “A los ojos”, “Canal 69” u otras piezas de aquella banda que compartió junto a Andrés Calamaro, pero eso es cuestión de gustos. Y lo mismo diríamos de “Mucho mejor”, aunque animó a la concurrencia a tope.
Ver todavía hoy en día a Ariel Rot es un inmenso placer, ya sea por su manera de componer, su espectacular forma de tocar la guitarra o sus más que respetables dotes como vocalista. Tequila habrá pasado a mejor vida, pero el legado del porteño sigue muy vigente en la actualidad. Un sueño de rock n’ roll hecho realidad.
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1 comentario
Extenso resumen hacia otro buen concierto que se curró un ilustre como el argentino ARIEL RIOT que con tantos temas propios y alguna que otra versión de los históricos TEQUILA lo bordó en tan conocida sala bilbaina.