Crónicas

Arde Bogotá: La pasión como combustible

«Esta noche fue un paso más en la carrera de Arde Bogotá, convirtiendo el WiZink Center en el epicentro del indie-rock español. Una banda de hermanos unidos por un sueño, un viaje sin rumbo fijo con la pasión como único combustible»

13 diciembre 2024

WiZink Center, Madrid

Texto: Alex Rico. Fotos: Carmen Molina

Arde Bogotá es una de esas bandas que, cuando irrumpen en la escena musical, transforman por completo el panorama. Un fenómeno que muchos no vieron venir, pero que ahora ya es imparable. Esta fue una noche en la que quedó claro que Arde Bogotá es mucho más que una moda pasajera.

Quién les iba a decir a cuatro chavales de Cartagena que agotarían las entradas para el WiZink Center de Madrid en pocas horas cuando hasta hace relativamente poco eran prácticamente unos desconocidos. Ellos mismos ironizaban sobre esto el mismo día del concierto: "De aquel local por horas hace siete años a este local algo más grande…" Te pueden gustar o no, pero es innegable que tienen algo diferente, desde ese aroma que fusiona la crudeza del rock alternativo con la energía del indie a la inconfundible voz de Antonio, que les aporta una identidad única.

Así que no nos podíamos perder esta cita y aquí estábamos, celebrando el final de gira del disco ‘Cowboys de la A3’ con la banda cartagenera demostrando por qué son la sensación del panorama musical. El concierto abría con un “Veneno” dulce y adictivo enroscándose como una serpiente mientras nos inyectaba su toxina en cada nota. Un cóctel letal servido en copa de cristal para que nos adentremos en este laberinto de espinas donde nos perderíamos las siguientes dos horas. Sin dilación, un descenso vertiginoso con la cruda y rebelde “Abajo”, aceptando esa invitación de "bailar tan fuerte que al final revientes".

"Buenas noches a todo el mundo, es un verdadero placer, un absoluto privilegio estar en este escenario esta noche. Bienvenidos a este viaje", se dirigía Antonio a la audiencia en los momentos previos a comenzar “Quiero casarme contigo”, un abrazo de esos que curan en forma de balada de rock que rezuma romanticismo y visceralidad a partes iguales, una ceremonia donde las palabras y la voz de Antonio son el único sacramento.

Y sin salirnos de esa atmósfera litúrgica nos llevaron a confesar “Nuestros pecados” con ese ligero aire de funk que le otorga un toque dinámico y bailable a nuestros remordimientos, los cuales dan paso a “Qué vida tan dura”, un tema fresco que podría ser perfectamente un himno generacional de la juventud actual.

Cambio de escenario para convertirlo en una especie de gasolinera de carretera y repostar un binomio de temas de su primer disco, ‘La Noche’ (2021), compuesto por la sensual y magnética “El beso”, donde las guitarras ejercen de halo envolvente mientras la base rítmica late a un pulso hipnótico, y “Tijeras”, con Dani Sánchez afilándolas para brindarnos un gran solo final.

Turno para “Sin vergüenza”, que es "pura adrenalina y rock 'n' roll", antes de empezar a deshojar los pétalos de “Flores de venganza”, llenando de un perfume embriagador cada rincón del antiguo Palacio de los Deportes. Un último lanzamiento que parece que ha encajado a las mil maravillas entre los fans.

Aproximándonos casi al ecuador llegaba el “Big Bang”, un término en forma de canción que podría definir perfectamente a esta banda que se ha expandido a una velocidad tan vertiginosa como si su universo musical hubiera nacido de golpe, y que además encapsula perfectamente la esencia de los cartageneros. Sin bajar ni un grado de esa temperatura, “Clávame tus palabras” entraba en erupción como un volcán expulsando un estribillo de lava que se derrite en tu mente a la primera escucha.

"Vamos a hacer una canción muy, muy importante para Arde Bogotá", nos decían. Y es que a estas alturas de concierto, el planeta Arde Bogotá no solo está habitado, sino que se ha convertido en un sistema solar para muchas bandas emergentes quienes sueñan con alzar con orgullo la bandera de temas como “Exoplaneta”, que sonó deliciosa acompañada de todos los carteles en alto con las coordenadas 571-/9A que nos entregaron impresos en la entrada para acompañarla.

El timbre vocal de Antonio, a veces rugoso, a veces profundamente expresivo y a veces crudo, le hace capaz de transmitir todo el peso emocional de las letras que canta. Un ejemplo de ello es “Te van a hacer cambiar”, que va escalando peldaño a peldaño para interpretarla en lo alto del escenario como si estuviera en “La Torre Picasso”, muy cerquita del WiZink Center, por cierto, donde los cristales reflejan esa mirada hacia el pasado y desde cuya altura intentan divisar a los “Cowboys de la A3”, en referencia geográfica a la autopista que da título a su último disco. Una carretera infinita dirección a su ciudad natal y en la que estoy seguro de que cada kilómetro esconde una soñadora historia como la que vivieron la pasada noche en Madrid. "Queríamos daros las gracias por querernos, arroparnos y formar parte de esta cosa extraña que llamamos Arde Bogotá", nos llegaba desde las tablas.

Abrimos paso a la sugerente línea de bajo, que nos indica que es hora de volver a mover los pies con la danza de “Escorpio y Sagitario”, una química contradictoria donde esta noche nosotros somos son los alquimistas y ellos tienen la fórmula secreta.

Una noche así necesitaba un regalo, y ese fue un grupo de cuerdas para acompañar los siguientes temas, aportándoles así otra tonalidad más en su paleta de colores. Llegaba “Virtud y castigo”, enriquecida por el uso de reverb y delay en las guitarras, con su ya característico coro final; “Copilotos”, otro de sus temas más íntimos, en el que banda y público hacen ese "juramento de sangre" y nos invitan a compartir un viaje emocional en "aquel Seat 600" cuya siguiente parada es el hotel árido de “Flor de la Mancha”, que esa noche se había trasladado a la capital.

Antes de retirarse para los bises, no podía faltar uno de los momentos álgidos del concierto, “La salvación”, dedicada a "todos los amigos que no llegaron a ver este concierto". Un templo sonoro construido sobre los escombros que crece desde un inicio introspectivo hasta un clímax arrollador con todo el público coreándola al unísono.

Llegamos al final tras una merecida pausa para soltar a “Los perros”, con una base rítmica que avanza como una manada corriendo por el pentagrama hasta chocar con el fantástico riff de Dani Sánchez, otro de los puntos clave de la noche.

Los que amamos la música, sabemos que tiene el poder de transportarte a un mundo donde las preocupaciones desaparecen y donde solo existe el presente. Con esta premisa llegamos a la canción con la que salieron de lo más profundo de ese refugio y con la que empezó todo, la reflexiva “Antiaéreo”. Y ahora sí, el telón caía con “Cariño” convirtiendo el recinto madrileño en una auténtica pista de baile.

Esta noche fue un paso más en la carrera de Arde Bogotá, convirtiendo el WiZink Center en el epicentro del indie-rock español. Una banda de hermanos unidos por un sueño, un viaje sin rumbo fijo con la pasión como único combustible. Os esperamos en la próxima parada.

¡Arde Madrid! ¡Arde Bogotá!

Setlist de Arde Bogotá en Madrid:
Veneno
Abajo
Quiero casarme contigo
Nuestros pecados
Qué vida tan dura
El beso
Tijeras
Sin vergüenza
Flores de venganza
Big Bang
Clávame tus palabras
Exoplaneta
Te van a hacer cambiar
La Torre Picasso
Cowboys de la A3
Escorpio y Sagitario
Virtud y castigo
Copilotos
Flor de la Mancha
La salvación
Los perros
Antiaéreo
Cariño

Alejandro Rico
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Esta entrada fue escrita por Alejandro Rico

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