Crónicas
Ankor + Seven Blood + Conquer Divide: El poder del nuevo metal
«En la ceremonia presidida por Ankor, tres bandas con sus respectivos estilos y texturas mordieron la yugular de los fans y se apoderaron de sus almas»
20 febrero 2025
Sala Copérnico, Madrid
Texto: Mauro Nicolás Gamboa. Fotos: Henrique Pratas @henrique_pratas
Alguna vez escuché que los jueves son el mejor día para disfrutar del rock, porque reúne al respetable con el mejor paladar sonoro. Puntos de vista y opiniones aparte, lo que se vivió en la noche del día señalado en la mítica sala Copérnico de Madrid hizo brotar emociones a raudales en los presentes de la mano de tres grupos que pusieron a temblar la ciudad: Ankor, Conquer Divide y Seven Blood.
El grupo Seven Blood, al cual pude disfrutar por primera vez en vivo, demostró por qué se había llenado el recinto desde primera hora. Nadie quería perderse detalle de su apoteósica descarga. Intro disparada e inauguran su directo con "House ≠ Home", metiéndose a todos los fans en el bolsillo. Presentaban en sociedad su reciente EP 'Monsters', el cual tocaron en su totalidad.
El headbanging se hizo presente para no desaparecer a lo largo de toda la noche. Canciones como "Cold Eyes" y "As We Bleed" hicieron arder al público. El pogo también presentaba sus credenciales y la fiesta era completa. "Strangers Again" y "Killing from the Inside", la cual fue la elegida para concluir su potente show, deleitaron al respetable. Destaco que tienen un sonido pulcro, el cual permite percibir con claridad todos sus matices. Al concluir, el nombre de la banda fue coreado por los presentes.
Unos ajustes sobre el stage, comprobaciones de sonido, humo… Disparan la intro y Conquer Divide muerde certeramente el alma de los fans. Abrían su set con "Atonement", uno de sus himnos. Las guturales de su frontwoman son hipnóticas y muy celebradas por los fans, aunque, por momentos, da la sensación de no alcanzar toda la potencia que sí despliega el resto de la banda. Es probable que la extensa gira en la que se encuentran inmersas esté pasando factura a la voz de Kiarely Castillo. El grupo ha sufrido modificaciones en sus miembros desde la última vez que pude verlas en Madrid, hace menos de un año.
Sus canciones transitan por el metal alternativo, el post-hardcore y melodías con espíritu de ganar adeptos nuevos a su propuesta. Y vaya si lo hicieron. En su concierto hay bastantes sonidos disparados desde consolas para aportar otras pinceladas a las canciones. Piezas como "Pressure" y "Paralyzed" son muy celebradas. Al pogo y al headbanging iniciados en el primer concierto de la noche hay que sumarle un enorme círculo que se formaba prácticamente a cada canción, desatando un furioso mar de saltos, empujones y celebraciones que iban encendiendo la temperatura de los esqueletos que abarrotaban la sala.
La “tripulación” de la Copérnico (a la cual aprovecho para agradecer por facilitarnos nuestro trabajo en todo momento y especialmente a los profesionales de Long Play) acertadamente encendió la climatización y eso ayudó a que la ceremonia musical prosiguiera su recorrido imparable. El grupo juega con el respetable, les hace mover los brazos de lado a lado, les insiste en que los círculos y los pogos sean cada vez más grandes, que acompañen aplaudiendo y que canten con toda la fuerza que albergan en su interior. Y el público, soberano y, en esta ocasión, también obediente, cumple a rajatabla con lo ordenado.
Continúan avivando la hoguera con canciones como "System Failure", su último single "Bad Dreams", publicado junto a Of Virtue, y concluyen con su himno "Welcome2Paradise", llevándose una atronadora y larga ovación.
El público aprovecha para refrescar su alma y el staff realiza unos ajustes sobre el escenario, que incluyen el encendido de enormes torres verticales con robots de luces. Ingresan varios árboles de atrezo imitando a cerezos y biombos orientales de tela (recordemos que, en la entrevista que nos concedieron, reconocieron que los han bautizado como japanese rock).
Humo abundante, muy abundante, se apodera de toda la sala. Intro disparada, ingresan paulatinamente cada uno de los músicos de Ankor hasta completar el escuadrón sonoro de metal alternativo que forman, y ponen patas arriba a todos los presentes con "The World Is a Cruel Place… and It Is Also Very Beautiful", canción incluida en su último álbum de estudio, 'Shoganai', sobre el cual pivotaría todo el increíble directo.
Si no han visto a esta banda tocar y expresarse sobre las tablas, no duden ni un instante en acudir a disfrutarlos en vivo y deleitarse en carne propia con veinte años de trayectoria, una calidad sonora exquisita, un ensamblaje perfecto y un funcionamiento que todo artista desearía para su concierto.
"Venom", "Nebula", "The Monster I Am" y "Oblivion", entre otras, hacían que el pogo fuera bendito. Desde los primeros acordes se percibió que Ankor jugaba claramente de local en Madrid. Agradecieron a sus fans por acompañarlos en el extenso tour en el que se encuentran inmersos y con el cual están cosechando muchísimo éxito.
En algún momento se hablará de esa noche mítica en la sala Copérnico, y mi piel podrá decir que fue testigo de la tormenta de virtuosismo del combo catalán (aunque podría decirse universal, dado el origen tan diverso de sus integrantes).
Una velada de voltaje alto que no aminoraba ni un instante y proseguía con "Prisoner", "Darkbeat", "Hill Valley" y "Embers", entre otras. En algunas composiciones reciben el apoyo de pistas pregrabadas para dar más empaque a las mismas. Cabe recordar que el pogo no cesó ni un instante, la conexión entre el público y la banda fue permanente y la sala latió al unísono. La potencia, combinada con la velocidad, el talento y la actitud, son los ingredientes principales de Ankor.
El grupo manifestó que le "encantaría que esta noche no terminara nunca”, pero lamentablemente eso no era posible. Concluyeron apoteósicamente con "Shoganai" y recibieron una ovación magnífica mientras, como outro, sonaba "Moonlight Shadow" de Mike Oldfield.
Espero que los dioses del metal sean justos y Ankor obtenga el reconocimiento que merece.
Tres bandas, que con sus respectivos estilos y texturas, mordieron la yugular de los fans y se apoderaron de sus almas.
La ceremonia presidida por Ankor es una de esas experiencias por las cuales el corazón sale de nuestro propio pecho y agradece a más no poder.