Crónicas
Amenra: Un encuentro visceral con la oscuridad y la belleza
«Más que un concierto, lo que se vivió fue una inmersión ritualista en las profundidades del post-metal, una experiencia que trasciende lo puramente auditivo para convertirse en una catarsis emocional compartida»
11 mayo 2025
Sala Apolo, Barcelona
Texto: Markceröck, Fotos: Hughe Vanhoucke
Amenra, el sol oculto del post-metal, desplegó su liturgia sonora y provocó una catarsis colectiva en la conquistada Sala Apolo de Barcelona la noche del 11 de mayo. La Sala Apolo, un templo de la música en el corazón de Barcelona, se rindió ante la imponente presencia de la formación belga.
Más que un concierto, lo que se vivió fue una inmersión ritualista en las profundidades del post-metal, una experiencia que trasciende lo puramente auditivo para convertirse en una catarsis emocional compartida por una audiencia completamente entregada.
Desde el momento en que las luces se atenuaron y los primeros acordes de "Silver Needle. Golden Nail" resonaron en la sala, una tensión palpable se apoderó del ambiente. La banda, con su imponente vocalista Colin H. Van Eeckhout al frente, emergió entre sombras, proyectando una solemnidad casi sacerdotal. Su música, densa y cargada de una melancolía opresiva, se desplegó como una letanía oscura, marcando el inicio de un viaje introspectivo y visceral.
La brutalidad sonora de "Salve" llegó como un mazazo, con sus riffs pesados ejecutados por los guitarristas Mathieu J. Vandekerckhove y Lennart Bossu, y la voz desgarradora de Colin H. Van Eeckhout resonando en cada rincón de la sala. La conexión entre la banda y el público era palpable, una comunión en la intensidad del sonido.
"Razoreater" continuó la descarga de energía con cambios dinámicos que mantenían a la audiencia al borde del abismo sonoro, mientras la reciente incorporación al bajo, Amy Tung Barrysmith, demostraba su solidez rítmica. Sin embargo, Amenra no se limita a la pura agresividad. "Plus près de toi (Closer to You)" ofreció un respiro melancólico, aunque igualmente cargado de una profunda emotividad. Las texturas sonoras creadas por las guitarras se volvieron más etéreas, permitiendo apreciar la cuidada construcción de sus composiciones, donde el silencio y el ruido se entrelazan de forma magistral.
"Heden" profundizó en esta atmósfera densa y envolvente, tejiendo capas de sonido que preparaban el terreno para uno de los momentos cumbre de la noche: "De evenmens". Esta pieza, con su desarrollo épico y su carga emocional, interpretada con la intensidad característica de Colin H. Van Eeckhout y el resto de la banda, se sintió como un verdadero exorcismo colectivo. La destreza de Amy Tung Barrysmith al bajo añadió una nueva dimensión a la ejecución de este tema trascendental.
Tras una breve pausa, la banda regresó al escenario con la misma intensidad. "A Solitary Reign" envolvió la sala en una atmósfera opresiva, con ritmos lentos y pesados que resonaban en el pecho, marcados por la contundencia en las líneas de bajo. "Terziele" exploró paisajes sonoros más oscuros y atmosféricos, manteniendo la tensión y la hipnosis en el público, gracias a la interacción sonora de los músicos
El tramo final del concierto fue un crescendo de emociones. "Am Kreuz", con su carga de dolor y desesperación transmitida visceralmente por Colin H. Van Eeckhout, preparó el terreno para el ritual de cierre: "Aorte-Ritual". Esta pieza, una de las más emblemáticas de la banda, se sintió como una liberación final, una explosión de sonido y emoción que dejó al público exhausto pero profundamente conmovido, con cada miembro de la banda entregando su máxima energía.
El setlist, cuidadosamente seleccionado para la noche barcelonesa incluyendo cada una de las canciones mencionadas, demostró la maestría de Amenra para construir una narrativa sonora coherente y devastadora.
La entrega de la banda sobre el escenario, con Colin H. Van Eeckhout liderando la carga emocional, Mathieu J. Vandekerckhove y Lennart Bossu tejiendo muros de sonido, y la sólida presencia de Amy Tung Barrysmith al bajo, fue total, transmitiendo cada nota, cada grito, con una autenticidad que caló hondo en los asistentes. La iluminación, tenue y estratégica, contribuyó a crear esa atmósfera litúrgica que define sus conciertos.
La noche del 11 de mayo en la Sala Apolo no fue simplemente un concierto; fue una experiencia trascendental, un encuentro visceral con la oscuridad y la belleza sonora de Amenra. Barcelona fue testigo de una banda en su máxima expresión, oficiando una ceremonia post-metal que resonará en la memoria de los presentes durante mucho tiempo.
La sensación al abandonar la sala era de haber participado en algo más grande, algo que va más allá de la música y se adentra en el terreno de la emoción pura y compartida.
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1 comentario
Buen resumen hacia el gran concierto que se marcaron AMENRA a través de estos buenos y cañeros temas en la Apolo de la ciudad condal.