Alcalá Norte + Marte Lasarte en Bilbao: Elegidos por selección natural

Alcalá Norte

Este tipo de sucesos en realidad son tan frecuentes en el universo musical que conviene no hacerse mala sangre, sino observar divertido el panorama y tomárselo con la misma parsimonia que Jokin Salaverria de Sotomonte: “Creo que elegí mal el estilo”. Eso nos dijo precisamente en el receso del bolo con entradas agotadas de Alcalá Norte en Bilbao, una cita en la que incluso se dejaron caer personalidades como el periodista Jordi Évole o la política de la CUP Anna Gabriel.

Que es el grupo del momento en el ámbito indie ya lo notamos en el último Bilbao BBK Live cuando congregaron a una notable afluencia a temprana hora. Estaba claro que ese mastodóntico periplo llamado ‘La gira cañón’ con hasta cuarenta fechas colgaría el sold out en diversas ocasiones. Aquellos que vayan a los bolos vivirán además la experiencia única de contemplar a una banda en pleno apogeo, cuando hay que verles, y no cuando pasen a la categoría de Arde Bogotá, si es que no la han alcanzando todavía.

Lore Nekane Billelabeitia (Belako) con Marte Lasarte.

Había acompañantes de lujo en la sala Stage con Marte Lasarte, supergrupo formado por gente de combos tan variopintos como Belako, Skakeitan o Tierra Santa, entre otros. Respecto a los primeros, ahí teníamos a la bajista Lore Nekane Billelabeitia, que aporta al conjunto su carismática manera de abordar las cuatro cuerdas, pero eso no debería quitar ni un ápice de valor a su enérgico cantante o a ese descomunal batería que nos confirma que fue una brillante idea transformar un dúo en una banda en condiciones. Toda una coalición de talentos locales.

A caballo entre el post punk y la electrónica, muy en la línea de Bloc Party, nos mostraron auténticos temazos en las distancias cortas como “Basamortua”, la maquinal “Ez Da Besterik” o la que daba nombre al combo “Marte Lasarte”. Era su primer concierto y por las ganas que le echaron deberían tener su futuro asegurado durante una larga temporada. Deseando desde ya escuchar más material suyo. Apunten su nombre.

Alcalá Norte

Puede que Alcalá Norte lo estén petando en estos momentos, pero todavía les falta ampliar el repertorio, un único disco, que será sin duda de los lanzamientos destacados del año, no proporciona demasiado margen de maniobra de cara a un concierto. Siempre es posible recurrir a versiones, aunque ciertos combos se nieguen a entrar en esa dinámica. Y en el caso que nos ocupa, hemos de decir que nos picaría bastante la curiosidad por saber qué temas elegirían, dada la extraordinaria versatilidad de sus componentes.

El batería Jaime Barbosa ejerció desde el comienzo de portavoz con su atuendo de heavy clásico y no dudó en homenajear el Día del Txikitero que se celebraba en aquella jornada en la capital vizcaína bebiendo de una bota de vino y regalando habanos a los presentes. Esto sí que era categoría. Encima se acordó de una calle tan mítica de Bilbao como Iturribide, que reconoció haber visitado, aunque estaba “casi todo cerrado”.

Jaime Barbosa (Alcalá Norte) con bota de vino.

El vocalista Álvaro Rivas también tuvo un detalle con la parroquia local portando una camiseta del equipo de fútbol de Barakaldo o intercalando alguna estrofa en euskera en el pistoletazo de salida de “Los chavales”. La ochentera “Dr. Kozhev” pilló el relevó evocando tanto a Parálisis Permanente por sus letras directas como las atmósferas recargadas y agobiantes de los The Cure de los comienzos.

“El guerrero marroquí” epató por su mezcla de sonidos orientales con electrónica antes de acordarse de “porreros y amantes de los Power Rangers, sobre todo, del verde” en el himno “420N”, que diría que se trata de las mejores canciones compuestas en el género del post punk en los últimos años. No sería descabellado pensar en nombres tan respetados en el rollo como Ceremonia o Décima Víctima.

Alcalá Norte

Es impresionante el magnetismo que desprenden los diversos componentes del grupo, una peña de amigos con personajes tan destacados como el portavoz heavy, una teclista bastante competente que realmente vivía la música o ese guitarrista de canas del que hasta vimos a un tipo disfrazado de él en el último Canela Party. En esta versatilidad reside parte de su encanto, pues es como si fueran una pandilla de Los Goonies, todos tan diferentes y a la vez unidos por el bien común. ¿No me digan que no es bonito?

“La sangre del pobre” era otro de los instantes esperados de la noche, con los fieles elevando las gargantas al máximo, y en “No llores, Dr G” volvieron a mirar atrás hacia la década de los cardados y las hombreras. Pero no se quedaron en los tópicos, sino que recordaron a un compositor tan grande e infravalorado como Fernando Márquez “El Zurdo”, al que le encantaría esta última pieza con ecos a “Enfermera de noche” o “En cualquier fiesta” de La Mode. Piel de gallina.

Alcalá Norte

Anunciaron la “parte religiosa del concierto” con “El rey de los judíos” y tocarían  la fibra de muchos con “Calle Elfo”, tan pertinente en un contexto como el país actual con problemas de vivienda mientras desde las instituciones se lavan las manos sobre el asunto. “Supermán” recupera la ortodoxia del post punk vía Joy Division, al igual que “Langemarck”, pura rabia y letra con bilis en la línea de los Biznaga de los comienzos.

No se hubiera entendido no terminar con “La vida cañón”, que bautizaba su gira y puso al personal realmente enfervorizado montando pogos de hermandad con hasta un clon de Yungblud entre el respetable. Dice el refranero que lo bueno, si breve, dos veces bueno, así que apliquemos también en este caso dicha notable muestra de sabiduría popular.

Algunos se quejaron de lo corto que había sido el bolo, pero seamos realistas, no se puede esperar un repertorio kilométrico con solo un disco de estudio, por lo que les animamos a seguir componiendo con el mismo talento exhibido hasta ahora. Han sido elegidos por selección natural entre miles de bandas que podrían haber ocupado su privilegiada posición. Y cuando uno asiste a un concierto suyo lo entiende por completo.

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Alfredo Villaescusa

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