Crónicas
Airbourne + Blues Pills en Madrid: Grandes relevos
«Podemos estar más que satisfechos de tener ya presentes a estos grandes relevos que tienen un estado de forma excepcional. Sin duda con ellos y con muchos más el espectáculo del rock con mayúsculas lo tenemos asegurado.»
1 diciembre 2022
Palacio Vistalegre, Madrid
Texto: Txus Tankian. Fotos: Alfonso Dávila
Llevamos ya un tiempo viendo cómo muchas bandas están tomando el timón generacional saltando a recintos con un mayor aforo y quien se ha ganado a pulso ese reto sin duda son Airbourne. Su último paso por la capital fue hace tres largos años donde recordamos cómo reventaban la sala Riviera. En esta ocasión, el emplazamiento fue el Palacio de Vistalegre en una jornada bastante compleja por varios motivos, quizás al ser día laboral, aunque eso no son excusas, puesto que Madrid es la ciudad que nunca duerme en cuanto a grandes acontecimientos se refiere.
El mundial de Catar también causó estragos coincidiendo con la misma hora en la que jugaba “la roja” en un partido que se siguió por gran parte de los asistentes que estuvieron al tanto de los resultados en todo momento. La pasión por el fútbol y el rock and roll sin duda es una buena mezcla, pero si tenemos que elegir esa noche entre ver la televisión o asistir a un directo monumental, yo creo que aquí no hay rival.
Estos factores hicieron que un Vistalegre con un notable público hubiera sido desbordante en una sala colgando cartel de “sold out” y quizás no pareció tan multitudinario en un recinto de tales dimensiones. Aun así, la decisión del pabellón fue del todo acertada y estoy más que seguro que esto va a alcanzar objetivos mayores durante los años venideros.
Vamos a la parte musical, y es que una de mis sorpresas fue descubrir a una banda como Blues Pills, un gran compañero de viaje para complementar el show de la noche e ir calentando a los presentes. Esta formación está afincada en Estados Unidos y tiene representación de varios países por parte de sus componentes, destacando en mayor parte a la sueca Elin Larsson, una vocalista polivalente por su presencia, simpatía, cercanía y su imparable energía, ya que no hubo momento que no estuviera entregada animando, saltando, correteando por todo el escenario e intentando tener conexión con un público que de entrada se mostró frío y conforme fue avanzando el set consiguió conectar con lo que presenciamos sobre la escena.
Se presentó ataviada con un uniforme completamente negro y nos deleitó con una prodigiosa voz y versatilidad en un registro que se mueve tanto en el rock más clásico de donde provienen las raíces como en la psicodelia de algunas partes que recuerdan a icónicas voces como la de la histórica Janis Joplin. El combo lo completan con su gran labor Kristoffer Schanders al bajo, André Kvarnström a la batería y Zack Anderson como guitarra solista, que si bien estuvieron más estáticos a nivel escénico, sin duda en la parte musical aportaron como piezas imprescindibles que completan el puzzle y nos trasportaron a la esencia de la etapa dorada del rock americano.
Nos sorprendieron con temas de sus tres publicaciones de estudio hasta la fecha en las que destacamos el inicio de “Proud Woman” o “Low Road”. Elin continuó desbordante en “High Class Woman”, atreviéndose a fundir su presencia con el público debajo del escenario dando la mano a los asistentes y siendo un cómplice cercano que nos hizo avivar la llama. En la recta final esa conexión que se fue generando en el transcurso del concierto se desbordó gracias a esos gestos y se produjo pura magia con grandes temas como “Bye Bye Bird”, “Little Sun” y “Devil Man”, que sirvió como cierre.
Con mayor público llegamos a la cita esperada por todos y es que saltaban a las tablas los australianos Airbourne provocando un estado de adrenalina que se desató a raudales desde el primer minuto estando todos completamente preparados para el rock and roll mientras sonaba “Ready To Rock”. Son incombustibles, es impresionante y contagioso el ritmo acelerado de sus composiciones observando cómo todo el pabellón se volcó de una manera desmesurada coreando estos aclamados himnos.
El rock and roll en estado puro, con los cortes que a priori parecen de lo más sencillos, es la fórmula del éxito de los monstruosos AC/DC, que sin duda sus herederos compatriotas han cogido esas riendas generando con sus temas propios verdaderas obras de arte. “Too Much , Too Young, Too Fast”, “Girls In Black” o “Back In The Game” son ya clásicos por derecho propio y se sintieron a lo grande desde allí abajo.
Un escenario sin demasiada parafernalia, y a decir verdad, no les hizo falta más, pues el espectáculo estaba presente tanto en lo sonoro como en su propia presencia como banda. La locura que desprende su vocalista y guitarrista Joel O'Keeffe es única. Se presentó, como ya es habitual, con el pecho descubierto en un estado de éxtasis descomunal y no dudó en darse un baño de multitudes bajando del escenario ofreciendo uno de los momentos más memorables del espectáculo en el que se reventaba una lata de Mahou en la cabeza cuando de repente comenzó una lluvia inesperada de cerveza para la euforia de los allí presentes.
Los “minis”, como decimos aquí en Madrid (katxis, cubalitros o macetas según las regiones), se sucedían durante todo el show volando por todo el pabellón, bien por parte de los asistentes que aprendieron la lección de tiro, así como también por la cortesía circense y genuina que tiene O'Keeffe de ofrecer bebida a los espectadores. Curioso espectáculo que siguen realizando desde hace varios años y que al menos por mi parte nunca dejará de impactar haciéndonos conectar de una manera muy viva. Notable la ejecución de los temas a la hora de mostrar la potencia con Ryan O'Keeffe a la batería, el toque distintivo de Justin Street al bajo y con el recién incorporado Jarrad Morrice a la guitarra, que ya se ha ganado nuestros respetos.
Tocaba el turno de presentar su último trabajo con “Burnout The Nitro” y “Boneshaker”, corte que da nombre a este álbum. Así se fue sucediendo el repertorio con cañonazos sonoros como son “Bottom Of The Well” y “Breakin´Outta Hell”. Hubo recuerdo al gran Lemmy Killmister con el tema que le dedican “It´s All For Rock n’ Roll”, no sin antes hacer un brindis del improvisado minibar que trasladan a escena sirviendo Jack Daniel´s. Bonito gesto por parte de Airbourne. Les honra el seguir manteniendo viva a esta leyenda en todos sus conciertos, uno de nuestros máximos exponentes que siempre permanecerá presente al haber aportado su gran labor a la historia del rock.
Acto seguido atacaban de nuevo con otra de las grandes canciones, “Stand Up For Rock ‘N’ Roll” para finalizar con los bises de los aclamados temas “Live It Up”, “Rock ‘N’ Roll For Life” y su hit por excelencia “Running Wild”, donde se desató un fin de fiesta de locura, leyenda y pasión.
Un concierto de Airbourne siempre es pura diversión, ofrecen un show que nunca nos cansaremos de presenciar. Ojalá la rueda que van amasando de seguidores sea tan contagiosa como su música.
Esta banda puede seguir en la brecha continuando por décadas el gran legado que dejaran las monstruosas macrobandas de rock que sembraron la semilla y que inevitablemente iremos dejando en el camino al paso de los años. Podemos estar más que satisfechos de tener ya presentes a estos grandes relevos que tienen un estado de forma excepcional. Sin duda con ellos y con muchos más el espectáculo del rock con mayúsculas lo tenemos asegurado. ¡Larga vida al rock and roll!
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1 comentario
Cojonudo resumen hacia las potentes y rockeras descargas que se marcaron tanto los BLUES PILLS como los australianos AIRBOURNE en la Vistalegre madrileño.