The Picturebooks

The Major Minor Collective

Century Media (2021)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Qué alivio que no todo en la vida se pueda explicar en base a frías formulas matemáticas. Frente a esos obsesionados con el orden que podrían ejercer de vigilantes en un campo de concentración, reivindiquemos la anarquía y la pasión como motor de vida. ¿Te llama algo? Pues lo haces sin mirar a nadie y sin importar las consecuencias. Ojalá viviéramos en un mundo en el que la gente hiciera más lo que le apetece y menos lo que debe porque lo dicta alguien en redes sociales o un señor gris desde un despacho. En eso consistía el verdadero romanticismo del siglo XIX mucho antes de que se pervirtiera por completo el término.

Tal actitud se desprende del último lanzamiento de estos alemanes cuya filosofía de vida enlaza más con el punk que con esa especie de blues grasiento y políticamente incorrecto que les caracteriza. Si ya en el anterior ‘The Hands Of Time’ se marcaron todo un tanto al contar con la colaboración de una leyenda como Chrissie Hynde (The Pretenders), el confinamiento parece que les ha permitido tirar la casa por la ventana y disponer de un elenco impresionante de artistas que va desde Elin Larsson (Blues Pills) o Lzzy Hale (Halestorm) hasta Dennis Lyxzén (Refused) o el ex-Kvelertak Erlend Hjelvik, entre muchos otros.

Con semejante plantel estelar, lo complicado hubiera sido sacar un disco malo, por lo que no es de extrañar que los ojos nos hagan ya chiribitas desde el principio con “Here’s To Magic”, una suerte de invocación para darle al peyote y otras sustancias alucinógenas con retazos de hardcore punk. “Corrina Corrina” mantiene el subidón, pero se nota la aportación stoner de Clutch. No sería descabellado que alguno comenzara a bailar alrededor de una hoguera.

 En “Catch Me If You Can” también se nota el poso sureño vía Black Stone Cherry, mientras que “Beach Seduction” cambia el rollo de forma radical con falsetes y cierto aire a lo Royal Blood, la joya oculta del álbum. Para auténticos sibaritas.

“Holy Ghost” recupera ese blues rock típico de los germanos, pero le añaden un tono góspel que le sienta divinamente, podría cantarse en cualquier iglesia del Bronx. “Too Soft To Live And Too Hard To Die” es la flamante coalición entre The Picturebooks y Elin Larsson, aunque lo asombroso es que no suena a ninguno de los dos. Se trata de una pieza con personalidad propia en la que se funde psicodelia y un leve toque esotérico a lo Black Sabbath. Más salmos para invocar a los nuestros.

“Rebel”, con Lzzy Hale, tampoco podía decepcionar, obviamente. Menos todavía con ese viaje que nos proponen hasta los primeros discos de Led Zeppelin. Que me aspen si no entran ganas de escuchar “Ramble On” acto seguido. “Multidimensional Violence” es una chaladura de mucho cuidado, con voz casi gutural, pero sin perder el halo setentero. Y en “Riders and Farmers” vuelven de nuevo la vista hacia el continente americano con slides y ambiente pantanoso. Nadie desde luego diría que entre sus responsables se encuentran los franceses The Inspector Cluzo.

“Blind Riders” adapta con notable acierto los elementos tribales que ya vimos al principio del disco y nos lega una espectacular interpretación a cargo de Lisa Alley de The Well. “Again and Again” es una suerte de introducción mística a “Song 12”, el momento en el que cada oyente tiene la oportunidad de emular a los colaboradores y dejar su granito de arena en este esfuerzo colectivo. Si no tocas ningún instrumento, no hay problema, su contagioso ritmo fijo que te hará mover por lo menos algo.

Como hemos dicho, con los integrantes de esta colosal comuna rockera no podría salir un álbum mediocre, sino algo completamente excelso a todos los niveles. Si eres de los que aprecia del mismo modo tanto a Black Sabbath como a Arctic Monkeys, lo disfrutarás todavía más. Deja de comerte la cabeza pensando que si esto es blues, prog rock o Cristo bendito y entrégate a la música con mayúsculas al margen de etiquetas. Sublime.

Alfredo Villaescusa
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