Tarántula

Muéstrame el camino

Thornado Music (2024)

Por: Mariano Muniesa

8

Es muy posible que una parte significativamente amplia de nuestra clientela no conozca la ya larga singladura de esta banda valenciana, pionera del rock progresivo español, que se formó originalmente en 1973 y que fue de las pioneras en el histórico catálogo de Chapa Discos en sus primeras referencias. Por ello me parece pertinente poner en contexto la historia de Tarántula, para que así mucha gente sepa al menos lo fundamental de su trayectoria y, merced a ello, sepa valorar mucho más y mucho mejor el excelente contenido musical de esta nueva obra que nos presentan.

Tarántula debutaron en 1976 con un álbum homónimo al que siguió en 1978 ‘Tarántula II’, el disco que grabaron para Chapa Discos. Diversas circunstancias adversas, entre ellas los cambios de formación y el fortísimo golpe que supuso para ellos el robo que sufrieron en su local de ensayo, en el que perdieron todo su equipo, comprometieron la continuidad del grupo, que se separó cuando tenían maquetada toda la base de un tercer disco que, obviamente, nunca llegó a ver la luz.

No sería hasta 2020 cuando, por iniciativa de los realizadores del documental ‘Ellas son eléctricas’ (uno de los cuales, Paco Manjón, es colaborador de nuestra redacción), para el que se recabó la participación de su vocalista, Ana González, se especuló con la posibilidad de una reunión de Tarántula que finalmente se ha hecho posible gracias a que el último bajista del grupo, Julián Masiá, conservaba la maqueta del proyecto abortado en 1980, de tal suerte que tomando parte de aquel material y añadiendo nuevas composiciones, Tarántula han vuelto y nos han dejado este magnífico trabajo.

Con las obvias salvedades relacionadas con la producción y la sonoridad que hoy es posible materializar en un estudio, lo cierto es que en ‘Muéstrame el camino’ la esencia y la personalidad del grupo se mantienen en los cánones del género en el cual siempre se desenvolvieron. Tarántula siguen mostrándonos en este disco una decidida vocación por el rock progresivo, lo que se traduce en unos temas extensos, prolongados, en los que toda su creatividad se desarrolla a través de estructuras de composición sumamente elaboradas, abundantes solos, transiciones instrumentales muy trabajadas y todo ello dentro de un eclecticismo y una variedad de propuestas que hacen la escucha de todo el disco realmente placentera.

Arrancan con un tema fuerte, intenso, en su estilo de los más duros del disco, “Anunciado en TV”, un rock fuerte que evoca mucho su cara más setentera y  que tiene mucho de Uriah Heep con algún que otro detalle que recuerda a Iron Maiden. Me llamó mucho la atención de este tema cómo en la parte intermedia hay un fragmento que bien podría ser un guiño evidente o incluso un homenaje al “The House Of Rising Sun” de Eric Burdon & The Animals. Por el contrario, “Piel de Plexiglás” comienza creando una atmósfera muy envolvente, entre lo psicodélico y lo progresivo, muy similar al “Albatross” de Fleetwood Mac, que evoluciona a un hard rock denso, recargado y progresivo muy logrado. El tema título del álbum sigue el esquema, un inicio suave que va progresando hacia un medio tiempo baladístico muy atractivo.

Pero muy pronto cambiamos totalmente de registro: “Rock 'n' roll de la Gran Vía” es lo que su título expresa sin ambages: un rock 'n' roll directo, potente, idóneo para el directo, donde el grupo aparca momentáneamente su vocación neosinfónica para regalarnos este cañonazo eslabón perdido entre AC/DC y Bad Company. Y tras la tempestad, la calma. “Fantasía” nos sumerge en un mundo musical en el que entramos con un inicio semiacústico muy bucólico, muy de los 60, con una evocadora flauta tras la cual la preciosa voz de Ana González emerge llenando la música de magia. Una magia que ponen en el aire unos teclados magníficos que en este tema juegan un papel protagonista destacadísimo y que hacen de esta pieza probablemente la mejor del disco.

Muy similar a “Fantasía” es “Abeja Reina – Ucraini”, y para terminar, quizá pretendiendo deliberadamente articular una suerte de cierre de círculo, “Jerusalen” es una canción lenta pero muy dura, con unas guitarras muy recargadas y mucho más fuertes que en el resto del disco y un tratamiento de la voz -es la única que no canta Ana González- acorde con esa sonoridad, también más duro. El ampuloso final tanto de la canción como del álbum recuerda inevitablemente a Deep Purple.

En cuanto a inspiración, calidad musical, imaginación y producción, estamos ante un excelente álbum. Por señalar algún matiz que a mi juicio podría ser mejorable, creo que por lo menos en algunos temas la voz de Ana podría estar más en primer plano, y ello quizá se debería haber trabajado más en la producción.

En cualquier caso, se trata de un disco que nos devuelve a un grupo cuya aportación al prog en nuestro país en 2024 es de primerísima categoría y del que solamente lamento que hayan estado tantos años desactivados.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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