Tangerine Flavour

Empty Fantasies

MusicHunters Records (2023)

Por: Alfredo Villaescusa

9

En una época en la que todo va a mil por hora y predominan las propuestas para aquellos incapaces de fijar la atención más de unos pocos segundos, sorprenden los que van a su bola. Tranquilitos, tomándose su tiempo, y sin darse prisa. El que no tenga la paciencia necesaria puede comenzar a darse cabezazos contra la pared.

A los que no les persigue nadie en lo que respecta a gustos musicales, harían bien en pegar una escucha al segundo álbum de estos madrileños que le dan al country rock con notable habilidad, un palo que apenas ha sido explorado en nuestro país, al menos no alejado de versiones excesivamente edulcoradas o próximas al pop. Eso no quiere decir que estos chicos apelen únicamente a la música de raíz, sino que su versatilidad les otorga autenticidad y al mismo tiempo una amplitud de miras que diría que es su principal seña de identidad.

De esta forma, “Roses” nos sumerge de una manera sosegada en un universo que parece estar situado al otro lado del Atlántico, en concreto, en Nashville o en las montañas Apalaches. Nadie en su sano juicio imaginaría que tales melodías proceden de una jungla de asfalto. “B Positive” posee un mayor toque soul, con unos vientos estallando que no necesitan pedir protagonismo y un aire de elegancia que incita a ponerse traje y corbata y pedir gin tonics en un garito.

“God”, como suelen decir en sus directos, es su peculiar manera de rezar. Todo un salmo para elevarse a las alturas y agradecer al Altísimo habernos dado la oportunidad de descubrir a esta sensacional banda. “After The Long Night” pilla más brío rockero, sin renunciar a ese poso soul o funk que ya nos hemos topado en piezas anteriores. Otra joya que en las distancias cortas seguro que brilla todavía más.

“Promised Land” evoca la vida del vaquero solitario del lejano oeste que llega a una ciudad nueva en busca de algo que no sabría precisar, pero que fijo que se esconde en su interior. Y el tema homónimo “Empty Fantasies” llama de inmediato la atención con unas impecables armonías vocales dignas de Crosby, Stills & Nash que apelarán también sin duda a fans de The Band y otras luminarias del country rock.

“I Do” se contagia del bluegrass propio de la América profunda, pero sin hacer ascos al pop o a un estribillo pegadizo que se te incrustará de inmediato en la cabeza. “Moloko Nights” podría ser la sintonía de una serie televisiva de los años ochenta, han logrado de una manera muy acertada una sensación de cercanía cargada de nostalgia a la que sus leves pinceladas soul ponen la guinda perfecta. Mucha clase.

“Ten Dollars”, por el contrario, pone el enfoque en el rock sureño de Lynyrd Skynyrd o The Allman Brothers Band, por lo que no será complicado que se convierta en una de las favoritas de los aficionados al género. Y “What Are You Doing?” adopta el tono de una despedida forzada, de esas que no se buscan y que sucede por obligación, por las propias circunstancias. Una maravilla para los que les pone todavía la piel de gallina “Blue Valentines” de Tom Waits.

En definitiva, no nos solemos encontrar con trabajos redondos que apelen al sosiego y a escuchar con atención en una era en la que la mayoría no están acostumbrados a ello. La experiencia vale la pena, mandar al diablo los artilugios tecnológicos, sentarse en un sofá, subir el volumen y entregarse a placeres como este. Para gourmets de la música de calidad.

Alfredo Villaescusa
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