Sr. Salvaje

Vuela

Autoeditado (2023)

Por: Alberto "Sarel" Cañete Zamorano

8

Me siento en mi coche. Arranco, tengo la carretera por delante. Doy click a un botón y comienza un nuevo disco. Una música que, aunque vaya sobre ruedas, me hace sentir volar. Comienza con este primer largo de Sr. Salvaje un camino que debería llevar a la banda gallega a pelear por un sitio entre las preferencias de los amantes del rock and roll de sabor añejo, tanto de clásicas referencias como The Black Crowes o los propios Rolling Stones como de nombres más cercanos como Tarque y sus M Clan o Los Zigarros.

Comienza con "Gasolina", cañera; una apertura magnífica, que llena de energía este cuerpo conductor. La letra, en el idioma de Cervantes, se acompaña a la perfección con un guitarreo fantástico.

Continúa "Leyenda", poderosa, con esa capacidad de hacerme sentir capaz de todo y único en medio de un infinito campo que, en ese momento, está sólo para el disfrute de mi visión. "Miss Fortuna", una suerte que sonríe al camino que me espera, entre curva y curva, me otorga también una gran compañía, como si la música fuera una pasajera más que va sentada a mi lado, con el cinturón puesto y las caderas sin dejar de contonearse por el ritmo.

A continuación, arranca “Techos bajos”, más cañera, y me siento como si perteneciera a un club de moteros y el aire me golpease en la cara perfectamente. Lo que debe ser esa sensación, aun sin conocerla por experiencia, debe ser muy similar a lo que esta canción me hace sentir. Y, para aumentar la caña, aparece "El final de tu canción", más intensa aún; tanto, que olvido la idea de que soy un motero para sentirme como un personaje de "Mad Max: Furia en la carretera".

Pero todo lo que sube tiene que bajar, y es bueno que así sea, pues me acabaría dando un infarto en plena carretera. Para ello, aparece el tema perfecto: "No quiero que se ponga el sol", más melódica. Me relajo un poco tras tanta adrenalina, y ahora puedo disfrutar del paisaje del viaje de otro modo.

Le sigue "Fuera de carta", con una melodía tan hermosa que me lleva a la introspección, a mi propio pensamiento y a pensar en el por qué de mi viaje. Cuando ya lo tengo claro, aparece entre los altavoces de mi coche "Nada personal", la cual aumenta el ritmo gamberro, y me dan ganas de acelerar (con precaución, por supuesto).

Con "Corre" aumenta el gamberrismo al extremo, que se alimenta de "Revolución", la cual aclama una fuerza interior que existe en todos nosotros y que empiezo a tener enfrente, entre las vías. El disco, por supuesto, cierra con "Donde nos lleve el viento", melódica pero cerrando fuerte.

Llego a mi destino. Este disco me hizo sentir de todo. Y todos los temas, con una gran calidad. Podría ser, perfectamente, el disco que escucharía en todos mis viajes, porque esta banda caba de ganarse un trozo de mi corazón y le deseo la mejor de las suertes. Ojalá, un día, coja el coche para verlos en concierto.

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