Roger Waters

The Dark Side of the Moon Redux

SGB Music Unlimited (2023)

Por: Josep Fleitas

7

Siempre polémico y controvertido, a sus recientemente cumplidos ochenta años de edad y con el brillo que se desprende desde la recién estrenada reinterpretación de uno de los grandes íconos de la música, el maestro Roger Waters no va a hacer más que incrementar tanto la veneración ante su capacidad de sorprender, así como ese halo de negatividad que como aceite hirviendo algunos vierten sobre él y su reivindicativa e intransigente fórmula de entender un mundo que sigue alimentando tanto a sus más externadas inconformidades como a sus más internas y solidas convicciones.

Dichos valores extiende sin tapujos sobre todo aquel que se le ponga a tiro, unas reivindicaciones que le han llevado a ser tan odiado como venerado y que con la, a la vez, valiente y alocada edición de este álbum, Roger va a conseguir seguir siendo para unos ese héroe que flotando sobre su pedestal continúa agrandando su historia. Por el contrario, para otros, incrementará exponencialmente la mordacidad con la que se convierte en el blanco de unos detractores que ante este álbum seguirán haciendo crecer su desgarrador y defensivo frenesí a lo que es la memoria e historia de una banda cuyo respeto, capacidad y calidad están fuera de toda duda. ¿También debe estar blindada a cualquier remodelación? ¿Qué pasaría si Dave, Rick o Nick decidieran hacer su propia versión del cincuentenario álbum?

Y es que si alguien espera que 'Redux' sea un reflejo reconstruido o un refrito actualizado del 'Dark Side', su sorpresa va a ser agria y mayúscula. Sin embargo, para los que puedan prever una personal, crítica y muy madura reestructuración de esa obra, que con sus más de 50 millones de copias vendidas ha llegado a situarse en el podio de los discos más coleccionados de la historia, pues sí, han dado de lleno en la diana.

En su interior, 'Dark Side of the Moon Redux' contiene la antagonista dualidad que surge entre la creatividad y la irreverencia, ya que, como remarcaba Waters previamente a esta edición: “He hecho una obra desde la perspectiva de un hombre de 79 años creada cuando tenía 29”. Nos descubría, del mismo modo, uno de los motivos que le ha llevado a realizar este álbum con unas palabras lapidarias: “Dave, Rick, Nick y yo éramos muy jóvenes cuando lo hicimos, y cuando echas un vistazo al mundo que nos rodea, ves claramente que el mensaje del contenido no ha quedado, es por ello que he querido reproducirlo pasados cincuenta años, ahora desde la visión y experiencia de un hombre de 80 años”.

Si bien estas frases podrían aclarar el concepto del porqué del álbum, seguro que la escucha será algo más conflictiva de entender, ya que, musicalmente hablando, ‘Redux’ es una amalgama de contradicciones. Por una parte, estará la similitud melódica que existe en las partes clásicas de los temas más emblemáticos, mientras que por otra, están esas reinterpretaciones que Roger hace.

No hablamos tan solo de gran parte de la psicodélica plasticidad que el álbum contenía, y que al igual que los solos y los dispendios roqueros han sido sustituidos por amplias ambientaciones a base de maximizar las líneas de bajo y los rellenos de fúnebres elucubraciones vocales, sino también por la escisión y sustitución de elementos instrumentales por partes de chelos o el sonido Hammond, sustituto de los pasajes que Alan Parsons inyectó con sus sintetizadores.

Existe además un cambio en el contenido de algunas de esas letras escritas en su totalidad por Roger y que en la actualidad sí guardan relación en su concepto. Todo ello logra destapar el tarro de la ignominia, lo que nos lleva a esa lucha interna por la búsqueda de lo que conocemos y queremos escuchar contra lo que escuchamos y no encontramos.

Si el original ‘The Dark Side Of The Moon’ estuvo basado en conceptos como las enfermedades mentales (en clara referencia al deterioro que Syd Barrett sufría en su capacidad cognitiva y que ahora son una cada vez más evidente causa de preocupación), a la avaricia (qué decir de la casta política, los banqueros y de los especuladores que por sentir un mayor peso en sus bolsillos son amantes de la traición), al envejecimiento (degradación contra la que narcisísticamente se lucha sabiendo que, al final, siempre se va a perder), y la muerte (ese amargo último paso que egoístamente lloramos por nosotros mismos al saber que físicamente no tendremos más a nuestro lado a quien hemos querido).

Ahora, en esta revisión la personal perspectiva sigue manteniéndose, pero bajo una reinterpretación a la que hay que estar dispuesto a entender de una forma no tan clara y evidente, sino que hay que hacerlo escudriñando entre la filosofía que hay en unos pasajes que ampliamente se alejan del original.

Entre los diez momentos del álbum podemos encontrarnos con un inicio tranquilo y ambiental, incluso algo bucólico, traducido en la manifestación recitada de "Speak to Me", a la que se le suma la más dimensionada y letárgica osadía de un "Breathe" en la que la cansada y entristecida voz de Waters cambia en sus términos por la letra que dedicó a su fallecido padre en el single de 1972 "Free Four".

En estos primeros pasajes recitados ya podemos comprobar que Roger se salta todos los estamentos instrumentales y, sobre todo, obvia esos conceptos psicodélicos que caracterizaron a la formación, bases que quedan más que desprendidas en los cavernosos dispendios de "On the Run" y, sobre todo, en ese adelanto de un marchito "Time" con el que Roger dejó claras las intenciones de no imitarse a sí mismo y reconducir a su terreno lo creado cincuenta años antes.

En un concepto más entendible, pero igual de apesadumbrado, aunque repletos de matices ambientales nos encontramos (o chocamos) con esas perlas negras en las que se convierten "The Great Gig in the Sky" y otro de los adelantos de Redux que fue el mítico "Money".

En este momento del álbum podemos haber sentido la desfiguración de una obra maestra o haber disfrutado de la amplitud y diversidad que de una forma muy particular Roger propone. Si esa segunda opción es la que ha prevalecido, sin duda "Us and Them", la antiortodoxa "Any Colour You Like" y la asimetría de "Brain Damage" seguro que serán plato a paladear lenta y distendidamente. En caso contrario, el resultado será el astillante dolor de comprobar cómo una obra maestra se descompone y recompone a capricho de uno de sus creadores.

Llegando al final nos encontramos con “Eclipse”, tema cuyo título Pink Floyd eligieron como alternativa al que debiera haber sido originalmente, 'The Dark Side Of The Moon: A Piece For Assorted Lunatics'. Dicho título fue inicialmente descartado, ya que otra banda ya había propuesto 'The Dark Side Of The Moon' como título a uno de sus discos (Medicine Head, 1972), pero el fracaso comercial de este extrañamente hizo que Pink Floyd decidieran quedarse con el título original acortándolo. Fue así cómo uno de los discos más vendidos de la historia consiguió un nombre tan emblemático como reconocido e imprescindible en contra del de la canción que de manera concordante con el resto cierra un álbum que puede amarse si se interpreta desde el sentido que la prodigiosa e irreverente mente de Roger Waters ya nos anuncia.

De esta manera prescindimos casi en su totalidad de cualquier elemento instrumental del pasado, incluyendo en ello a sus excompañeros, causa de la que ya nos advierte tanto él mismo como lo hace con una bizarra portada que sustituye a la magnífica inflexión lumínica del prisma que decora el original.

Roger Waters vuelve a sorprendernos mostrándonos otra parte de la cara oculta de la luna, ahora nos toca a nosotros disfrutarla u odiar su escucha en formatos que incluyen hasta una edición en cassette dorado.

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Esta entrada fue escrita por Josep Fleitas

20 comentarios

  • Juan Manuel Castañeda Garrido dice:

    El disco es pura basura. Un quiero y no puedo de un anciano cargado de odio. Por mucho que lo digas, Pink Floyd fue algo grandioso y Waters solo un 25 por ciento de ello.

    Ya lo puedes vender como tú quieras.

    • Francisco Javier Vera Mena dice:

      La mejor parte es cuando termina, escuchar a Roger Waters recitando durante gran parte del disco es insoportable, la monotonía del sonido y ejecución de la batería es absolutamente aburrida, las mejores partes del disco original son las melodías de las voces, guitarras y teclados, Waters le quitó todas las melodías y prácticamente la guitarra electrica no existe, no creo que vuelva a escuchar de nuevo está blasfemia. Waters se defecó en su propia obra!.

    • Diego dice:

      Jajaja 25%? Lo que dicen algunos... De todas formas es un musico de 80 años que ya logro más de lo que cualquiera de nosotros va a lograr en la música. Si quiere volver a grabar su obra que lo haga, no le hace daño a nadie. Simplemente no la escuches, y metete tu odio donde te entre.

    • Alejandro Etchevarne Blanco dice:

      Tampoco la pavada, ni vos te crees semejante cosa. Que Water es un ególatra y un resentido lo sabemos todos, pero de ahí a sostener que simplemente era uno más en Pink Floyd hay un largo trecho. Sin él la banda no sería el ícono que es hoy. Y no estamos negando la importancia de los demás miembros del grupo, en especial de David Gilmour, uno de los más grandes guitarristas de la historia. Es más, sus carreras solistas demuestran lo bien que se complementaban: la música de Waters sin David suena monocroma, monótona sin la musicalidad que sólo éste lo puede aportar; por el otro lado Gilmour sin el loco de Roger suena light, banal totalmente comercial. Son el uno para el otro, es una pena que se odien tanto. No, Roger no era un 25% de Pink Floyd, era un 65%. Y Sí, Redux es una porquería.

  • Ricardo Aragon dice:

    Es basura...solo lo hizo para elevar su ego..las letras serán lo que el quiera pero el sonido es basura, así sonaría Pink Floyd sin David. Sin sus letras son tan buenas por que son basura sus discos de Solista. Quiero vomitar

  • Juandie dice:

    Gran interpretación en estos videos de todos los temas que componen uno de los mejores álbumes tanto de la historia del Rock Progresivo como del Rock en general. Lo ha bordao el gran ROGER WATERS.

  • Anónimo dice:

    De dark side of the moon obra maestra del rock symphonico. En mi opinión el haber retocado esta obra va bastante a peor por no decir otra cosa, pero bueno allá el con su locuras
    Un fan de Roger water

  • Marcelo dice:

    Waters en su etapa solista no ha hecho mas que demostrar su exacerbado narcisismo. Este es el broche de oro a tal tendencia. Lo cierto es que desde el '85 a esta parte, en lo personal, este otrora genio, no ha hecho mas que demostrarme lo calamitoso del paso del tiempo. Suerte que igual nos ha regalado un par de joyitas. De todas maneras su ultima auténtica joyita es "two suns in the sunset". Casi un preludio de lo que serían los Floyd en adelante. Lástima que uno de esos soles se eclipsó a sí mismo. Y ese eres tú Roger. Igual: gracias por todo!

  • Jorge Padilla dice:

    Roger Waters tiene tanto dinero, poder y talento que puede hacer, rehacer y deshacer su propia obra como le venga en gana. Qué cada uno decida si la escucha o la detesta.

    • Señor Insomnio dice:

      El narcisismo en su más bella reinterpretación.

      Lo escuché, no me conmovió.
      Este álbum lo tendré a la mano en mis noches difíciles de insomnio.

      Pdta.
      Sull'orlo della demenza senile

  • Joan Prat Alcaraz dice:

    Una crítica parcialista, sea por el motivo que sea. El álbum és un auténtico desastre. Le quita toda épica al original. Destroza una obra maestra. Es más, si hubiera salido así ni caso se le hubiera hecho. Una pérdida de tiempo totalmente innecesaria.

  • Joan Prat Alcaraz dice:

    Una obra maestra recitada por Wàters i el crítico todavía la justifica. Increible. Como destrozar una auténtica obra maestra.

    • Andrú 84 dice:

      Roger Waters muestra una vez más que el fantasma de Pink Floyd sigue, y seguirá atormentándolo. Desde que se anunció supe que nada bueno iba a salir, y me alegra no haberme equivocado. Lo único que espero es que no haga lo mismo con "Wish you were here" o "The Wall".

  • Diego Bellone dice:

    The dark side of the moon para mí fue y será un viaje de ida. Y hoy, a mis 50 cortos años de edad, redux es el viaje de vuelta...

  • Sa dice:

    Me parece horrible. Los discos de Waters en solitario tienen su punto (Is This The Life We Really Want me parece muy bueno en general, por ejemplo), pero esto es un destrozo a una obra que trasciende al propio Roger.

    Que ojo, está en su derecho de hacer lo que quiera, que para algo son sus canciones, pero el disco pierde casi todo lo que convierte el álbum de 1973 en una obra maestra.

    En fin, Waters es un grandísimo escritor de canciones, le admiro y siempre le estaré agradecido por formar parte de la que para mí es la banda más importante, pero una vez más queda demostrado que el alma de Pink Floyd era la conjunción de los 4 genios que lo formaban, y que , por mucho que le duela a Roger, sin Mason, y sobre todo, sin Wright ni Gilmour, no estaríamos hablando de ellos 50 años después.

  • Christian Darchez dice:

    No soy quien para desmerecer la opinión del critico con el cual no estoy para nada de acuerdo, igual de lo que se debe opinar es del disco y no de la critica del cronista en cuestión. Lo único que voy a decir es que los discos son productos de su tiempo y si Roger quería hacer un disco de alguien de 80 años hubiera grabado material nuevo y no reimaginar un disco de hace 50 años que es perfecto en una versión que no solo no aporta nada sino que también es totalmente aburrida y muy poco consistente. Ahora me quedó mas que claro que si hay algo que Roger odia mas que el hecho de haber compartido banda con Gilmour es directamente el legado de Pink Floyd

  • Lázaro dice:

    Me encanta la parte que dice: ¿Que pasaría si Dave, RICK, o Nick, decidieran hacer su propia versión...? Bueno, pasaría de todo y lo menos importante sería el disco. Estamos de acuerdo. No pude seguir leyendo después de esto. Ni sé de qué va el artículo.

  • John dice:

    Roger está mayor y alguien tendría que decirle que pare. Con esta porquería de disco desacredita el legado que dejó en PinK FloYd. Porque, efectivamente, en Dark Side, él no era el 25% del grupo, sino el 70 %. En tiempos posteriores, de Animals y The Wall diría que incluso el 90%. Y con The Final Cut el 95%, como poco. Muchos lo han tendo claro hasta ahora. Entre ellos yo. Pero al sacar esta porquería, Gilmour y Mason se frotan las manos y ahora se permitirán decir: "así de cochambroso habría salido el disco sin nosotros". Pero que nadie se crea esto. Waters fue el corazón de The Dark Side of the Moon. Tengo que decirlo para proteger a este pobre anciano de sí mismo y que, por cierto, se pasa toda la grabación de su disco borracho.
    PD: Us and Them es la que le ha salido mejor en este disco. También Brian Damage y Eclipse se salvan un poco, sin ser nada del otro mundo ni aportar nada nuevo. El resto es porquería de porquería.

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