Noniná

Ponle el título tú

Pelayo Producciones (2023)

Por: Javier Pérez

7.5

Los King Crimson de la serranía madrileña se han dedicado al arte de unir el rock progresivo con melodías pop, salpimentar el guiso con una dosis de humor bien implementada y nada soez, y a raíz de eso parir un primer LP relajado, bonito, de escucha sosegada, sin renunciar a meter el dedo en las llagas que estimen oportuno.

Hablamos de Noniná, una formación novel plagada de veteranos de la escena, con un gusto excelso y una competencia envidiable, puesto todo sobre el mantel al servicio de canciones, diez para ser exactos, con alma y enjundia propias.

Por no llevarnos a engaños, entendiendo el mercado de esta publicación, he de decir que no estamos ante una demostración de poder en bruto, ni de una rabiosa colección de trallazos bien avenidos. Lo que sí encontramos son un sinfín de ideas preciosistas, armonías embriagadoras y ejecuciones concretas. Para entendernos fácil: hay que enfrentarse al primer disco de Noniná con la mente despejada, el oído abierto y las ganas de disfrutar del sabor de la música sin más pretensiones que la de empaparte de la propuesta.

Entrando en el meollo, te reciben con uno de los adelantos que expusieron de muestra. “Por eso déjame” se deja guiar por un bajo que, con clase, marca la pauta sin prisas. “Cai Noniná” es la joyita del percal. Aquí ya exponen líricas desenfadadas, el funk y el jazz abrazan la composición, y elevan su potencial al máximo. “La fiesta la pagas tú” es una oda a la libertad, contra las prohibiciones absurdas, alzando la voz de los colectivos que aún hoy en día cargan con la losa de la opresión social más estúpida.

El rock andaluz progresivo de otros siglos hace acto de presencia en “De interés social”. Toda la obra está salpicada de aquella escena que lideraran para el gran público Triana, si bien es cierto que de lo que se cocía en el foro con Topo o Asfalto absorben una cantidad importante.

“En ti” es una balada, podríamos decir. La expansión de su arte roza sus cotas más altas en esta pista. “No es real” tiene un rollazo que te atrapa desde el primer compás, y “No quiero” representa su lado más potente. El pop más evidente se deja ver en “Ya no hay tiempo”, soltando un desarrollo progresivo escuela Purple de teclas y guitarras entre estrofas que contrasta con la misiva base.

Los envites finales desatan toda la actividad de la que han hecho gala anteriormente. Brillante “Ya no vivo en ti”, y compleja, alargada por encima de los siete minutos y apasionada “Donde el corazón nos lleve”.

Noniná se han pegado el gustazo de poner en circulación un puñado de ideas que probablemente en otros asuntos se quedaron en un baúl.

Cautivador primer disco por y para individuos ávidos de finuras acústicas.

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