Los Zurdos

Días de rock ‘n’ roll

Beatclap, 2023

Por: Alfredo Villaescusa

8

Lo he dicho varias veces, pero seguiré repitiendo que los grupos de rock n’ roll son los perros verdes del siglo XXI. Como si quisieran ir a contracorriente de todos aquellos sinvergüenzas que triunfan sin que suene ni un solo instrumento en directo, ellos van a lo suyo, con sus maneras de antaño, que consistían en patearse garitos y hacer la música que les salga del corazón, con independencia de si está o no de moda en ese momento. Elementos accesorios cuando lo que te brota surge desde el fondo del alma.

Tal parece el caso de los alicantinos Los Zurdos, que defienden sin ambages el rock ‘n’ roll “sin conservantes ni colorantes”, el de toda la vida, vamos. Por lo tanto, no sorprende que entre sus referentes estén bandas fundamentales en nuestro rollo como Tequila o Burning, o incluso Los Zigarros, si nos queremos poner más contemporáneos. Eso sí, han dado una vuelta de tuerca al clásico lema de sexo, drogas y rock ‘n’ roll para incluir adicciones modernas como la producida por el deporte o por esa irrefrenable necesidad de estar localizable las veinticuatro horas del día.

De esta forma, en “Amor, odio y mentiras” establecen las coordenadas con un marcado sabor a Tequila y una descarada letra que cuenta “la historia de nuestras vidas”. “Del deporte también se sale” recupera esa inolvidable máxima que también popularizó Bosco El Tosco, filósofo y agitador cultural bilbaíno contra una de las principales obsesiones de nuestro tiempo. La homónima “Días de rock n’ roll” pone todavía más los puntos sobre las íes, si es que sus ideas y actitud no habían quedado suficientemente claras.

“El predicador” apela de nuevo a la ortodoxia rockera y alerta contra esos vendedores de humo que tanto proliferan en la actualidad. “Estamos trabajando en ello” adopta esa coletilla habitual de funcionarios a ritmo de rock ‘n’ roll básico con algún que otro deje sureño. Aquí no hay vuelta de hoja. Lo tomas o lo dejas.

La “Juliette” de la que hablan estos alicantinos no es la de Platero y Tú, pero mola igualmente por ese aire a lo The Faces o Diamond Dogs, mientras que “Mala mujer” sigue destilando esa chulería inherente a varias de las piezas de este redondo. “Mejor solo” aborda el cambio de chaqueta que a veces conllevan los años y cómo algunas cosas nunca deberían perderse, un ejemplo claro lo encontramos en ese “(I Can’t Get No) Satisfaction” de The Rolling Stones que incluyen al final.

En “Noches de exceso” no hay trampa ni cartón, podría escucharse después de “Necesito un trago” de la mítica banda de Ariel Rot y Alejo Stivel. Y “Qué pena” exhibe de la misma manera tanto cierta dosis de canalleo como de nostalgia por todo lo bueno que se acaba. Esa sensación de añoranza nos persigue de nuevo en “Tarde”, aproximándose en esta ocasión al sonido de los M Clan clásicos.

Y “Whats’ app” cierra este muy respetable álbum sin abandonar los principios sonoros que se llevan postulando desde el comienzo. Si desde luego buscas un grupo con una propuesta vanguardista e insólitos cambios de tercio, este no es tu lugar. Por el contrario, si lo que te va es simplemente pasarlo bien sin demasiadas pretensiones y sin ese Gran Hermano permanente que vigila cada uno de nuestros movimientos, pégales una escucha. La magia de los sabores de siempre.

Alfredo Villaescusa
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