Last Fair Deal

Odyssey in the Key of Three

North Side River Records (2016)

Por: Sara A. Urtiaga de Vivar

9

En la cuna ya mamaba rock clásico, me adormecían con Pink FLoyd y me despertaban con los Rolling, y siempre me han inculcado un pensamiento que giraba en torno a la frase: “Ya no se hace música como la de antes”. Y, pese a ser devota de esas gloriosas décadas, he de reconocer que a veces llegan a mis manos ejemplares como este de los vizcaínos Last Fair Deal que consiguen que me sienta orgullosa de la era musical en la que estoy viviendo.

El disco arranca muy potente, con un “Wild Rose” cuya guitarra sólo pretende que cabecees con aprobación a su ritmo y disfrutes del buen hard rock. Empezar así de fuerte crea unas expectativas que se siguen cumpliendo con el segundo tema, “My Song”, que nos hace oscilar sinusoidalmente entre la calma de sus estrofas y la excitación de sus estribillos. En este punto, deciden ponerse rocanroleros con un fresquito “Let’s Move” que teletransporta a esa época de guateques y faldas en movimiento.

Van tres temas y, lejos de sonar repetitivo, el trío ya ha demostrado sobrado el amplio espectro en el que es capaz de hacerlo bien. Empiezan a sonar los primeros acordes de blues de “N.L.D.” que recuerdan algo a Led Zeppelin, y de hecho, como ellos, consiguen crecer rápidamente manteniendo muy arriba las ganas de bailar. Después unos teclados suaves y toques de batería, nos adentran en “Roots”, una canción lenta y melancólica que si tuviera que adjetivar, utilizaría el calificativo de “bonita”. Es jodidamente bonita.

Justo en el ecuador del álbum está “Odyssey”, un pequeño inciso instrumental en medio de esta odisea por la que nos conducen. Esta bajada de entropía se mantiene, y tiene acordes propios en el blues llamado “Sweet Tender-Eyed” y en “Neverending Story”. Estás sumido en la paz y te sacan de ella con un guantazo rockero titulado muy acertadamente “Warning”. Como preludio del final suena luego un “Told Me” que mantiene el listón del resto del disco. Y, finalmente, cerrando el álbum, podemos escuchar “Storm”, con un título muy bien puesto, representando la tormenta de todos los estilos y dando bastante caña para dejarnos un buen regusto a rock.

Ellos son elásticos y fluyen consiguiendo una variedad rítmica brutal. Tienen un espectro amplio y complejo, y, para mi sorpresa, esto lo han conseguido sólo con guitarra, bajo y batería. Pasen, escuchen, y disfruten como yo lo he hecho.

Redacción
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