Crítica de Corteza de Sauce: Desarraigo - MariskalRock.com : MariskalRock.com

Corteza de Sauce

Desarraigo

Autoeditado (2024)

Por: Borja Díaz

Creo que no hay mejor sensación que ponerte un disco, darle al play y descubrir una banda que no conocías de nada pero que consigue atraparte desde la primera escucha. Si no me crees, ya estás tardando en ponerte ‘Desarraigo’, el primer trabajo de Corteza de Sauce.

Sabes que son de Almería porque ellos mismos te dicen que vienen “de la tierra donde rodaban escenas en las playas del cabo y en el desierto de Tabernas”, pero de lo contrario te costaría averiguarlo debido a la amalgama de sonidos que consiguen conjuntar en tan sólo seis canciones.

Para Corteza de Sauce, además de la música, el mensaje es importante, y lo demuestran desde la llamada a la reacción que supone “Carga 200”, donde la mezcla entre el rap metal y el ska hace que se luzcan los metales mientras comienza la descarga.

La fragilidad de las relaciones se muestra en una más amable “Enamorarse y perder”, donde juegan por momentos con un medio tiempo, aunque nunca dejan bajar las ganas de fiesta. Terminan de desparramar con la frenética “Ganas”, que funcionará a la perfección en directo alentando a dejar atrás todas las preocupaciones.

Entre medias, le dan un envoltorio étnico a “Esta es mi tierra”, donde el mensaje sobre la defensa medioambiental se entremezcla con un rock alternativo, danzas tribales y hasta la chacarera argentina. La combinación de sonidos a la que me refería al principio que tan bien le sienta a este trabajo.

El ska vuelve a tomar protagonismo en “Bailo libre”, aunque empieza como si de un vals se tratase, en un alegato contra la violencia machista que te advierte de escoger bien tu compañero de baile en la vida mientras te pone a botar con un ritmo rápido y adictivo.

Para el final se guardan la bala de “Anestesia general” contra las adicciones a las tecnologías que nos convierten en unos borregos como sociedad, donde la pólvora la pone un punk rock con la sección de metales llevando el peso melódico para dejar ese regusto de conciencia social y lucha que impregna las ganas de no parar quieto de los seis temas.

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