Corey Taylor

CMF2

BMG (2023)

Por: Alex Rico

9

Corrían tiempos de pandemia cuando Corey Taylor, protagonista de la portada del número 454 de La Heavy, presentaba su primer disco en solitario, ‘CMFT’ (Corey MotherFucking Taylor). El carismático frontman de Slipknot ya había probado sonidos alejados de los de Iowa con su banda paralela, Stone Sour, donde, por cierto, militaba su compañero James Root hasta que abandonó la banda en 2014.Ahora, tres años después, Taylor regresa con ‘CMF2’, un álbum en el que parece haber liberado completamente sus instintos creativos, navegando sin restricciones a través de una amplia gama de paisajes sonoros.

Este trabajo comenzó a inmortalizarse a principios de año en The Hideout Recording Studio de Las Vegas, con Jay Ruston (Steel Panther, Anthrax), al que en una reciente entrevista a la emisora de radio WGRD de Michigan, el propio Corey Taylor se refirió de la siguiente forma: “Este álbum lo tiene todo, no suena como todo lo demás. Las canciones son increíbles, la producción, los espectáculos... Es probablemente una de las mejores cosas que he hecho, y estoy muy, muy orgulloso”.

“The Box” comienza rasgando una mandolina a la que se suma una versión emotiva de la voz de Taylor resonando desde el primer plano hasta lo más profundo. Este tema sirve como preludio al caos que se desata con “Post Traumatic Blues”, que podría ser la mezcla perfecta de Slikpnot con Stone Sour, con versos cantados en guturales para deslizar estribillos melódicos.

Este binomio de canciones es un perfecto compendio de la creatividad que Taylor es capaz de desplegar fuera de los límites habituales de Slipknot. La primera escucha de “Talk Sick” me ha transportado directamente a la primera etapa de Guns N’ Roses. Es pegajoso en lo melódico, con un estribillo imponente, y los riffs toman el protagonismo en diversos formatos: arenosos, en espiral, llenos de groove... y punteos que parecen salidos del mástil de Slash. En mi opinión, uno de los mejores temas del disco.

Cambiando de tercio, “Breath of Fresh Smoke” exhala un aroma más country y blusero, y “Beyond” vuelve al hard rock melódico de alto nivel, mientras que “We Are The Rest” agita los cimientos con una actitud punk que podría fácilmente transformarse en un himno de estadio.

A medida que el disco progresa, nos topamos con “Midnight”, una balada atmosférica de aire tétrico que va evolucionando hacia un solo salvaje, y “Starmate”, que comienza con Taylor cantando desde dentro, cediendo el paso a ritmos frenéticos a caballo entre el punk y el rock.

Es innegable que cuando se adentra en tonos más calmados su magistral voz acaricia las fibras más sensibles del oyente. Esto queda patente en “Sorry Me”, quizá el corte más introspectivo del disco, que me ha llevado a clásicos como “Vermilion, Pt. 2” o “Snuff”.

La última parte de esta nueva entrega cabalga entre el rock estándar de “Punchline”, la edulcorada y popera “Someday I'll Change Your Mind”, el puñetazo en la cara de la agresiva “All I Want Is Hate” y “Dead Flies”.

No hace falta enfatizar que su versatilidad vocal es única y hace que convierta en oro casi todo lo que toca. Esta segunda aventura en solitario pone el listón muy alto de nuevo y nos deja con buen sabor de boca para cuando decida que es el momento de continuar con cualquiera de sus proyectos.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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