Pretender abarcar un amplio espectro es una jugada que puede funcionar cuando uno aspira a dirigirse a un público heterogéneo que lo mismo disfruta con el pop alternativo que con el metal o punk, entre otros géneros. Parece que no, pero existe más gente de esa de la que pensamos, pues aquello de escuchar solo un estilo afortunadamente quedó enterrado en la noche de los tiempos.
La cantante y compositora Carlita49 dio comienzo a su trayectoria al sustituir a la cantante del grupo Extremófilos en 2015. Tras participar en el Kukino Rock con el nombre de Kalamardo acompañada de otros artistas, en 2018 coincidió con Miki Gázquez, que le grabó su primer tema y le ayudó a formar parte del primer talent show de Netflix que acabó ganando.
Y así llegamos hasta este heterodoxo álbum en que encontramos desde pop, metal, ska o folk, entre otros géneros. El rock alternativo con cierto aire a Thirty Seconds To Mars parece inspirar la homónima “Alas de libertad”, con la preceptiva letra de superación personal, y en una línea similar sigue “Luz en la tormenta”, a medio camino entre el pop y el rock alternativo y con algún que otro arrebato indie que podría recordar a Arctic Monkeys, o incluso a los populares Arde Bogotá.
“Nostalgia en la sangre” cede el protagonismo a una melodía de teclado de aire ochentero, aunque no sería descabellado acordarse de artistas contemporáneos como The Weeknd y su radiado “Blinding Lights”. “Enterrando historias” vuelve a mostrar su faceta más accesible, antes de pegar un considerable giro de timón en “Si yo muero”, pop punk en la onda de Blink-182 que encajaría cual guante para iniciar sus conciertos.
Pilla el acelerador en “Levántate y brilla”, diría que también inspirada por el punk rock californiano, y se lanza en plancha al ska en “La voz olvidada”, un homenaje en extremeñu a los pueblos de la España vaciada, una reivindicación mucho más justa y necesaria que los permanentes chantajes que exigen constantemente otros grupos de privilegiados. “Hija del metal” abraza el folk metal y se transforma en una canción para venirse arriba y dejar de lado todo lo que reste en la vida.
“Sueño contigo” es una colaboración con los cántabros Rivas&Rivas, a los que la responsable del proyecto calificó como una “inspiración” que le animó a sacar su propia música. Y “Mujer de acero” con ese título tenía que ser un corte de heavy metal a la vieja usanza que además aprovecha para reivindicar la presencia de las mujeres en el mundo del rock.
“En mis peores horas” baja el pistón, aunque el mensaje que pretende trasmitir no debería caer en saco foto, pues habla de lo importante que puede llegar a ser la música en los bajos momentos. “Valiente y feliz” cierra el disco apelando de nuevo a ese espíritu combativo que nos incita a levantarnos una y otra vez por muchos golpes que nos propinen. Rendirse nunca es una opción.
En suma, un trabajo para tipos abiertos de mente, que no se suelen fijar si una canción es rápida o lenta, sino que prefieren enfocarse en lo realmente importante, si nos transmite algo o no. En este sentido, pese a que quizás hubiéramos preferido mayor garra en ciertos momentos, hay que reconocer que existe todo un mensaje y una actitud detrás.
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