Bulgar Display of Power

Bulgar Display of Power

Rock CD (2021)

Por: Alfredo Villaescusa

9

El que todavía a estas alturas diga que no sale nada nuevo que merezca la pena verdaderamente tiene un problema. De amplitud de miras. Solo así se podría entender la indiferencia ante propuestas originales, que podrán gustar o no, pero lo que nadie discutiría es su valentía o voluntad de mandar a tomar por saco los márgenes establecidos. La libertad artística como valor supremo, un concepto que cada vez posee más de realidad que de loca utopía para soñadores.

Ya de entrada, esta interesante banda de mestizaje metálico nos confiesa su  sana intención de “fumigar mentes y cerebros”, así como provocar “ataques cardíacos y derrames”, algo que no sería descabellado en los espíritus obtusos, dada la amplia variedad estilística que manejan. Pongámonos primero en antecedentes mencionando que este peculiar combo está liderado por Vesko Kountchev, actual violinista de Ñu, y el chelista Jorge Fournadjiev, aparte de otros músicos como Tirtha Tomas Rundquist a la guitarra, contrabajo y otras labores.

Describir este trabajo es una tarea ardua, lo confiesan sus mismos creadores en su página web, por lo que un servidor admite humildemente que quizás sus palabras a veces ni siquiera se acerquen a las sensaciones que provoca escuchar piezas tan osadas. Pero por lo menos vamos a intentarlo, que no se diga.

Así, la inicial “Metalsko Horo” tira de folk balcánico a un ritmo frenético en determinados fragmentos y no sería descartable que otras partes recordaran a Apocalyptica cuando se ponen a meter tralla con los chelos. “Speedy Wo” supone todo un guiño a los fanáticos de Deep Purple antes de que irrumpa la voz y nos descoloque un poco. En “3 in One” casi podría decirse que echan el resto en materia de versatilidad comenzando en plan black metal, pasando luego al reggae y cristalizando en un estribillo melódico no muy diferente a los de La Maravillosa Orquesta del Alcohol. Toma ya.

“Cocec Manhattan” explora la vertiente más progresiva de su sonido, mientras que “Revolution” constituye un genial collage de influencias dispares en el que se cuela alguna que otra melodía conocida. “Rain” sorprende por su tónica sosegada y aquí las notas nos llevan hasta el otro lado del Atlántico, en concreto, hasta el sur de EE UU, con ese slide del comienzo, o hasta la ciudad de Seattle, por su ligero poso melancólico.

“Prison Sex” y su tenebrosa intro podría considerarse otro arriesgado ejercicio de experimentación, con predominancia de los chelos, trozos épicos como para invadir Polonia y voces guturales para terminar de rompernos los esquemas mentales. “Don’t Look Back” vira de nuevo hacia el rock alternativo, en especial en el estribillo, aunque luego la canción coquetea con el flamenco. Y “Break These Chains” finiquita esta soberbia demostración de poderío compositivo con otra sana combinación entre accesibilidad y desquiciante ida de olla.

Nunca viene mal ampliar los horizontes musicales, por lo que animamos a tipos de toda clase y condición a escuchar esta maravilla que desde luego no dejará indiferente, eso lo podemos asegurar, vamos. Pocos grupos han logrado un abanico tan amplio de estilos en apenas media hora de duración. Deberían recomendarlo de cabeza para estados carenciales de tolerancia en el organismo.

Alfredo Villaescusa
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