45 años de ‘Raw Power’ de Iggy Pop & The Stooges: El nacimiento del verdadero punk
7 febrero, 2018 12:47 pm 1 ComentarioAlgunos sitúan en los grupos garajeros de los sesenta el precedente musical de aquella explosión de rabia juvenil que cristalizaría en 1977 en Inglaterra con los Sex Pistols como estandartes absolutos, pero lo cierto es que un lustro antes ya existía un álbum tan visceral y agresivo que espantaba a discográficas y a mucha gente que todavía no estaba preparada para una bola sónica y un torrente de nihilismo de semejantes proporciones. Y es que desde que Iggy Pop se abrió en canal y confesó que tenía “un corazón lleno de napalm” ya nada volvió a ser igual. Alfredo Villaescusa prende la cerilla al bidón de gasolina y rescata diez consecuencias palpables de la deflagración.
1. La madre de todas las producciones
Pocos hechos han suscitado tanto debate en la historia de la música como aquella controvertida mezcla que hizo David Bowie del ‘Raw Power’ en 1973, una polémica que siguió bastante viva incluso décadas después de su lanzamiento. Pero retrocedamos primero hasta el momento en que el hombre de las estrellas se cruzó en su camino. The Stooges tenían tanta reputación de quinquis y salvajes que no demasiados repararon en la calidad intrínseca de las canciones de una banda que “siempre estaba componiendo”, según recuerda James Williamson, uno de los guitarristas de aquella magna obra. Uno de esos tipos con desarrollado olfato para el talento era David Bowie, cuya intervención paró, por lo menos durante un tiempo, las respectivas adiciones de cada cual.
Iggy se mudó a Londres tras fichar por la agencia de management MainMan, la misma que llevaba a su colega Bowie, y después de cierto tira y afloja con la discográfica Columbia, que exigía dos baladas en el álbum, grabaron en los CBS Studios de la capital británica. En un inicio, Pop se encargó de la producción con tan infaustos resultados que el jefazo de MainMan Tony DeFries decidió que se ocuparía de tal cometido mejor el Duque Blanco, lo cual se hizo por restricciones presupuestarias en un estudio baratillo de Los Ángeles en un solo día.
Aquella parecía la única vía posible para que el material viera la luz, puesto que los ejecutivos de la CBS se negaban a editar el redondo en las condiciones impuestas por Pop, aunque por fortuna prevaleció su mezcla de “Search And Destroy”. Respecto a las paupérrimas condiciones en las que se registraron los otros siete cortes, la Iguana lo rememoraba así: “Fue en una mesa muy muy antigua. Quiero decir antigua de cojones. De la época de Elvis, antigua tecnología y de mala calidad, en un estudio pobremente iluminado, barato y antiguo en muy poco tiempo. A favor de David, debo decir que escuchaba atentamente cada cosa y me la comentaba, le decía lo que le faltaba y eso él lo integraba en su propio punto de vista y añadía algunos otros matices”.
A pesar de que el resultado final generó todo tipo de opiniones, como era de esperar, muchos lo acogieron con entusiasmo como Lenny Kaye, guitarrista de Patti Smith, que en una reseña para la Rolling Stone comparó su sonido crudo con el de ‘White Light/White Heat’ de la Velvet Underground y aseguró que “literalmente te arrastra hacia los altavoces”. Robert Christgau no se mostró tan emocionado y pese a alabar tanto la labor del nuevo guitarrista James Williamson como la visceralidad de “Search and Destroy” o “Raw Power”, que en su opinión superaba la de “I Wanna Be Your Dog”, “el resto se dispersa en su estela”. Diferentes pareceres a la carta.
2. Segundas partes nunca fueron buenas
Quizás con la intención de subsanar la cerrazón de décadas anteriores, en 1997 la discográfica Columbia invitó a Iggy Pop a mezclar de nuevo el álbum ‘Raw Power’ y este accedió por diversas razones. En primer lugar, por la controversia creada durante años por la producción de Bowie, a la que se achacaba, entre otras cosas, que no se escuchara la base rítmica. Otro de los motivos fue que en 1993 salieron a la luz una serie de grabaciones con mezclas originales tituladas ‘Rough Power’ a través del sello Bomp Records, y por si fuera poco, Columbia tenía intenciones de reeditar una nueva versión en su filial Legacy Recordings, con consentimiento o no de Pop.
En esta complicada tesitura no era de extrañar que aceptara otorgar de nuevo su toque personal al trabajo. Y por supuesto volvió la polémica con algunos fans que consideraban que este lavado de cara era irrespetuoso con el legado de Bowie y que además distorsionaba el sonido, un hecho buscado a propósito por Iggy al mantener en rojo los niveles de audio y convertirlo de esta manera en uno de los discos más ruidosos de todos los tiempos, con valores poco frecuentes incluso hoy en día.
Un resultado que tampoco convenció a algunos protagonistas de la época como Ron Asheton o James Williamson, que expresaron su preferencia por la mezcla de Bowie, pese a que esta no fuera del todo de su agrado. Asheton llegó incluso a decir lo siguiente: “Cuando oigas la nueva mezcla de Iggy te garantizo que vas a decir: “Tío, ¿te acuerdas de esa gran mezcla de David Bowie?”. Básicamente lo que ha hecho ha sido suprimir toda fluidez y los efectos de la guitarra de James, así que sus punteos suenan abruptos, a zancadas y casi torpes, al tiempo que devolvió todo aullido, grito o palabra que dijo a las canciones. Simplemente se limitó a restablecer todas las partes suyas que se suprimieron en la mezcla original, y entonces pensé, coño, me gustaba más antes”. ¿Había aquí lucha de egos tal vez?
3. Nihilismo de televisión
Si de verdad existe un tema que se eleva por todo lo alto en el conjunto, ese sería “Search And Destroy”, himno absoluto de rebeldía juvenil que puso los cimientos sobre los que explotaría el punk un lustro después, el equivalente musical a un perro rabioso que ladra sin parar. Y muerde.
Basta escuchar esos riffs supurantes que se transforman en vigorosos punteos que los anulan antes de que Iggy entone esa frase mítica de “I’m a street-walkin’ cheetah with a heart full of napalm” (ndr: soy un guepardo callejero con un corazón lleno de napalm). Un despliegue de furia y caos del hijo de una era nuclear que, como todos los seres humanos, también tiene dudas y por eso pide que salven su alma y se justifica después en el estribillo: “Honey, I’m the world’s forgotten boy” (ndr: cariño, soy el chico olvidado por el mundo). Pura subversión que incita de inmediato a tomar las calles.
Lo cierto es que pese a su marcada letra nihilista, Iggy confesó que sacó el título de “Search And Destroy” de una columna de la revista Time sobre la Guerra de Vietnam y desde entonces han sido frecuentes sus apariciones en la cultura popular en diversas formas. Henry Rollins se tomó las palabras tan a pecho que se las tatuó entre los omoplatos y también sirvieron para denominar a una influente revista punk en San Francisco a finales de los setenta. Recientemente, con esa vulgaridad contemporánea que lo pervierte y emponzoña todo, ha podido hasta escucharse esa canción en el anuncio del coche Audi A4. La antítesis total del incendiario espíritu del imperdible.
4. En busca de alguien
Como hemos mencionado anteriormente, una de las condiciones que impuso la discográfica CBS para editar el álbum era que se incluyeran por lo menos dos baladas. Y eso hicieron Iggy y compañía, pero a su manera, con “Gimme Danger” y “I Need Somebody”, un par de piezas que uno jamás imaginaría para bailar un agarrao. Respecto a la primera, por su letra nihilista, podría valer perfectamente para meterse un pico, un potencial que supo ver el cineasta Jim Jarmusch, que se valió de este título para retratar en un documental la desmesura y el caos de la trayectoria de The Stooges.
En cuanto a la segunda, se concibió en un inicio como un homenaje a The Doors y la verdad es que no cuesta demasiado imaginarse a Morrison con sus pantalones de cuero entonando esa pieza decadente que evoca garitos humeantes. La impresión que causó el Rey Lagarto en un jovenzuelo Pop no podría retratarse mejor que con este fragmento: “Yo estaba entusiasmado. Me encantaba ese antagonismo, que se estuviera cachondeando del público. Sí, sí, sí. Era todo gente de las fraternidades, matones del equipo de fútbol americano, los futuros líderes de América – los que ahora son las estrellas de rock americanas – y Morrison no solo se reía de ellos, sino que al mismo tiempo los tenía hipnotizados”.
En “I Need Somedody” se puede asimismo palpar la influencia que ejercería posteriormente en una figura tan subversiva como la de Marilyn Manson, cuyo ritmo de “The Dope Show” tampoco difiere tanto si le despojamos del barniz futurista industrial. Y es que siempre habrá algo especial en este “blues nacido del corazón de Iggy Pop”, como suele decir el cantante de Capsula cada vez que interpreta en directo este himno del ‘Raw Power’. Todos necesitamos a alguien, aunque no lo reconozcamos.
5. Homenaje a los pioneros
Y si “I Need Somebody” rendía tributo a The Doors, en “Shake Appeal” el punto de atención retrocede hasta la época de Little Richard, Chuck Berry y demás arquitectos del rock ‘n’ roll primigenio, aunque con una vuelta de tuerca, en concreto, la que proporcionaban unas guitarras contundentes pero con sabor a clásicos. Alguien dijo que al rock ‘n’ roll original únicamente le faltaban más revoluciones. He aquí un ejemplo palpable. Viejas cerillas para prender la mecha de hoy. Como nota curiosa, mencionar que fue con este tema cuando el personal invadió el escenario de la madrileña sala La Riviera en su histórico concierto de 2010 junto a The Stooges. Demostrado, por donde pasa este vendaval sónico no vuelve a crecer la hierba.
6. Maullidos sexuales
Si una de las señas de identidad del punk siempre fue escandalizar lo máximo posible, eso se cumple con creces en ‘Raw Power’ en diversos frentes, no solo a nivel de sonido, sino también en cuanto a letras, con todo ese prodigioso decálogo de nihilismo en el que se mirarían durante décadas varias generaciones de chicos olvidados por el mundo.
En “Penetration” en concreto, su título explícito deja poco espacio a la imaginación acerca del asunto de la canción. Pura lujuria con frases certeras y concisas que más bien parecen para intimidar, igual que una bestia enjaulada muestra sus fauces a los incautos. En este peculiar contexto lo que sorprende son esos maullidos que van abriéndose paso hacia el minuto y medio mientras Iggy casi se recrea en cada silaba como si se tratara de una serpiente reptante antes de que la guitarra vuelva a ocupar su protagonismo merecido. Otra pieza que también contó con una legión considerable de fans y hasta sirvió para denominar a una banda punk formada en 1976. El círculo cada vez se iba ampliando.
7. Juntos pero no revueltos
Al margen de su hiriente sonido, despojado por completo de cualquier vestigio psicodélico anterior, ‘Raw Power’ marcó el enterramiento de los The Stooges clásicos del álbum debut y ‘Funhouse’, puesto que en este trabajo James Williamson se ocupó de todas las guitarras. Pero les surgió un problema, no había por las inmediaciones londinenses una base rítmica con las agallas necesarias para soportar ese torrente de electricidad que acabarían facturando.
Y ahí surgió la posibilidad de contar de nuevo con los hermanos Asheton, aunque con algunos cambios respecto a la formación original, Ron debería tragarse su orgullo y asumir el papel de bajista, pese a su condición de miembro fundador, mientras que su hermano podría seguir dándole a las baquetas sin problema. Por eso la denominación que aparece en el disco es la de Iggy and The Stooges, una hábil estratagema de Pop para transformar su contrato como artista en solitario en una especie de reactivación de The Stooges. Los últimos estertores de una bestia sónica.
8. Así se forja un icono
Casi tan mítico como su contenido fue aquella legendaria portada que mostraba a un Iggy Pop ambiguo apoyado en el micro mirando al infinito. Su autor, el londinense Mick Rock, había logrado tanta reputación en la escena rockera de la época que se le conoció con el sobrenombre de “El hombre que fotografió los setenta”. Porque aparte de inmortalizar a la Iguana de Detroit en su periodo de máximo apogeo, su cámara también captó a David Bowie, Lou Reed, Queen, Roxy Music o Blondie. Figuras que no tardarían en despuntar en un plazo breve, ya sea en solitario o al frente de sus respectivas bandas. Así se forja un icono del rock.
9. Hijos olvidados por el éxito
Si The Stooges en unos pocos años se labraron una reputación de absolutos salvajes a los que nadie quería pinchar en la radio y ciertos locales no les querían ver ni en pintura por las consecuencias violentas que provocaban sus bolos, el álbum ‘Raw Power’ también sufrió la incomprensión de un público que todavía no estaba preparado para descargas de tan alto voltaje, aunque hubo algunos que sí supieron ver el enorme potencial de algo que explotaría pocos años después. Ahí estaban los asistentes al concierto londinense de The Stooges en Kings Cross, entre los cuales había un tipo llamado John Lydon (Sex Pistols) y otro Mick Jones (The Clash).
Pero todavía había de pasar un tiempo prudencial hasta que ‘Raw Power’ alcanzara el estatus de álbum de culto. A pesar de las raquíticas ventas, la banda siguió a lo suyo girando durante un año, como si la cosa no fuera con ellos, hasta que Columbia rescindió el contrato. A la agencia de management MainMan tampoco le hizo gracia que las ingentes cantidades de dinero adelantado se volatilizaran en montañas de droga, así que The Stooges se desbandaron finalmente en 1974 y no se volverían a juntar hasta el 2003 antes de volverse a separar en el 2016 tras las muertes de Scott Asheton y el saxofonista Steve Mackay.
10. Unos fieles variopintos
La ristra de fans que apreciaban el álbum no tardó en superar a los detractores y entre ellos teníamos estrellas de muy diversa condición, desde Kurt Cobain que lo consideraba su disco favorito de todos los tiempos, hasta guapillas vocalistas como Belinda Carlisle que en los ochenta cantaba canciones para parejitas tipo “Heaven Is A Place On Earth”, la antítesis pura del nihilismo. Johnny Marr de The Smiths también ha alabado en alguna ocasión la obra, en especial el trabajo a la guitarra de James Williamson, del que dijo que poseía tanto características demoníacas como intelectuales, “casi como te imaginarías que sonaría Darth Vader si estuviera en una banda”. Freak power.
Steve Jones de los Sex Pistols aseguró haber aprendido a tocar la guitarra escuchando ‘Raw Power’ y hasta Nikki Sixx de Mötley Crüe ha reconocido su influencia al confesar que cuando tenía 15 años “Search And Destroy” “surgía de los altavoces como si fuera mi propio himno”. Jon Savage, autor de la biblia ‘England’s Dreaming’, decía que solo necesitabas oír dos álbumes para entender el punk, uno era ‘Never Mind The Bollocks’ de Sex Pistols y el otro ‘Raw Power’. Lo cierto es que acercarse a esas composiciones es asomarse al filo del abismo, mirar fijamente al fondo y concluir que lo que nos espera abajo no resulta tan horrible como lo que hay arriba. Tu bonita cara puede irse al infierno.
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Iggy Dios, amén