22 años de “Yo, minoría absoluta”, el disco con el que Extremoduro retomó la senda del rock transgresivo más contundente

Se cumplen hoy 22 años desde que la icónica portada de Robe reviviendo a Jesucristo García, haciendo buena la expresión de parecer "un Cristo con dos pistolas", pese a no despertar a la latente inquisición que se mantiene siempre alerta, ya mostrara las intenciones de Extremoduro de volver a la senda del rock transgresivo más contundente. Y "A fuego" hizo música esas palabras. Música y letras, pues puede constar 'Yo, minoría absoluta' entre los discos más inspirados de Iniesta, algo que no es baladí.

Mientras sigo pensando en qué habría pasado de publicarse esta portada hoy en día (curioso que hayamos ido para atrás en estos temas) recuerdo cómo cada canción nos hacía abrir más y más los ojos, descartando en cada escucha pasar ninguno de los diez temas que formaron un álbum que, de no ser por "la ley" que vino después, habría poca discusión para colocarlo en lo más alto del ranking de discos de Extremoduro. Todo se elevó a la máxima potencia.

Teníamos la caña más dura con el aspecto  más cuidado que nunca nos había dado el grupo con temas como el propio "A fuego", la adictiva "Puta" tanto en lo instrumental como en su letra (por no hablar de su impagable videoclip, cameo de Fito y Batiz incluido), y el demoledor final entre la cruda "Buitre no come alpiste" y el rompecabezas de vertiginosa conclusión "La vieja (canción sórdida)". Además, se unieron temas capaces de dar un pellizco al corazón como la imprescindible "Standby" o "La vereda de la puerta de atrás", que no extraña que haya trascendido hacia un público más amplio.

Junto a estas brillaron también con luz propia temas como "Hoy te la meto hasta las orejas", el aire del sur de "Menamoro" con el guiño a quienes traen "en el culo un pedacito de cielo", el mensaje más demoledor en el momento más inesperado con "Luce la oscuridad" y ese “¿Quién va a meterse por el culo mi libertad de expresión cuando diga que me cago en la constitución?”, que sigue sorprendiendo por su vigencia dos décadas después; y la cálida "Cerca del suelo", que dejaba aquello de "se puso a cantar el Fito y nos fuimos dando saltos", cuando todavía andaba Cabrales por el segundo disco de su exitoso camino en solitario.

En definitiva, han pasado 22 años desde que Extremoduro volvió a dar un puñetazo en la mesa de nuestro rock subiendo al siguiente nivel en lo musical, yendo una vez más directos y a la yugular y manteniendo unas letras al alcance de muy pocos entre ilustres referencias, mensajes directos, metáforas cuidadas y su propio sello inconfundible. Todo esto se tradujo en una gira en los más grandes recintos del país, de los que ya no se bajaron en futuras giras. Fueron seis años los que nos tocó esperar después hasta alcanzar la cima… Pero esa es otra historia.

PARA LEER MÁS:

• El Museo del Prado reivindica a Robe (Extremoduro) y une sus cuadros a su canción “El poder del arte”
• Así se ideó la portada de “Agila”, el disco que marcó un antes y un después en Extremoduro: “Robe me explicó la palabra en castúo”
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