20 años sin Azuzena: Sus compañeros en Santa y otros músicos de su entorno reconstruyen la historia de la legendaria cantante
31 enero, 2025 7:59 pm Deja tus comentariosHoy, 31 de enero, se cumplen 20 años de la muerte de Azuzena. En su memoria, publicamos una serie de reacciones a este 20º aniversario con opiniones de algunos de los músicos más relevantes relacionados con la carrera de la mítica vocalista de heavy metal. Añadimos breve biografía, a modo de repaso de su trayectoria, y opiniones de compañeros y amigos. David Esquitino, con la inestimable y valiosísima participación de Jero Ramiro, Juan Luis Serrano, Miguel Ángel Collado, Leonor Marchesi y Chechu (Viga), hila este emotivo relato e historia para recordar (o tal vez conocer mejor) y honrar la memoria de nuestra querida y añorada Azuzena.
De nombre completo Azucena Martín-Dorado Calvo, Azuzena (con “z”) era su nombre artístico. Una mujer con carácter y personalidad, con una imagen y actitud totalmente arrolladora y sobre todo un vozarrón que la convierten en la cantante femenina por excelencia del heavy español. Reverencia mediante, es un honor contribuir a honrar su memoria con este artículo en el 20º aniversario de su muerte (31 de enero de 2005, en Madrid).
Introducción y breve bio genérica
A nivel de lo que nos ocupa, primero estuvo Huracán y luego ya Santa, auspiciados por Juan Luis Serrano y Fernando Sánchez de Obús. Aparecen Jero Ramiro (guitarrista) y Bernardo Ballester (batería), que venían del ‘Fuego’ de Ñu y querían hacer una banda propia. El bajista Julio Díaz venía de Mazo (y poco después se fue a Sangre Azul, ya sin barba, y entró Diego Jiménez). Nombramos también al genial teclista trotamundos Miguel Angel Collados, elegante bigotito mediante, que entró para el segundo disco.
Y más adelante llega Leonor Marchesi, que venía de Argentina… Pero eso ya es ‘Templario’ y otra historia, como se suele decir, que este artículo no es sobre Santa, sino sobre la carrera y persona de Azuzena. Nuestra protagonista sale de Santa descontenta con los resultados, pero sobre todo desconfiando de la deriva comercial que iba a tomar la banda poco después (y que tampoco iba a funcionar, las cosas como son).
Así, arranca una breve pero interesante carrera en solitario, comenzando con ‘La estrella del rock’ (1988), más suave y casi pop rock (auspiciado y sugerido/obligado por la compañía de Manolo Tena y Juan Pardo entonces, Luna-Discos), que no funcionó al tratar de vender a una Azuzena como lo que no era ni quería ser. Y luego ‘Liberación’ (del 89, y que por el propio título podemos imaginar por dónde iban los tiros), mucho más heavy y básicamente mejor, pero tampoco funcionó ya a punto de cambio de década, de gustos, de estilo y demás.
Desde entonces, muy decepcionada, disgustada y frustrada con la falta de éxito musical y resultados, se pasa al mundo de la hostelería, en Madrid y en Alicante. Se supone que estaba preparando algo para volver musicalmente cuando murió repentinamente el 31 de enero de 2005 de un agudo edema pulmonar en su casa de Madrid. Y 20 años después la seguimos recordando con cariño, echando de menos y respetando como lo que fue, una de nuestras cantantes más carismáticas, queridas y reputadas, además de la voz de alguno de los discos de heavy/rock más importantes de nuestra historia.
Comienzos y antes de ser Azuzena
Comenzamos por el principio (de hecho, antes del principio) para escribir este artículo rememorando a la seminal vocalista, en este caso aderezado de lujo por los recuerdos y comentarios de varios de los músicos implicados en la carrera de Azuzena y sus respectivos proyectos / momentos musicales e históricos.
Es muy relevante hablar de los antecedentes de Azuzena para llegar a ser Azuzena, si me permitís la redundancia y el juego de palabras. Para ello, tenemos que mentar a su madre, artista y cupletista, Conchita, que llegó a Vallecas siendo una niña poco antes del fin de la Guerra Civil. No le gustaba especialmente el teatro ni la revista ni el vodevil, pero lo prefería a limpiar casas o escaleras, y como tal cogió el sobrenombre de Conchita de Andalucía y comenzó a hacer colaboraciones con Juanito Valderrama, Niña de Antequera, Niña de la Puebla o su futuro marido, aficionado a la guitarra flamenca.
Siendo Azucena aún una niña pequeña, los viajes como músicos ambulantes por las tierras de España eran una constante, así como el trabajo de su madre en teatros de variedades y similares. Una pequeña Azucena, aún con cuatro o cinco años, comenzó a meterse en el mundo del espectáculo de manera muy natural, con su desparpajo marca de la casa y una actitud que va a marcar su carrera profesional posterior. Más adelante su madre cambiaría el nombre a “Conchita Loren”, como un guiño a su admirada Sofía Loren, y llegaría a ser vedette en el famoso Molino Rojo de Barcelona. Pero eso, como decimos tantas veces, es otra historia… aunque ahí estaba Azucena asimilando conceptos y aprendiendo a ser artista.
¿Cómo comienza la carrera profesional de Azuzena (ya con “z”) y relación directa con el rock?
Aparte de la propia vuelta a Madrid y tratar de entrar en obras de teatro y musicales (y conseguir algún pequeño papel en alguna como “Rock rock show” y “Pecar en Madrid”), lo más relevante son unos meses con el grupo Guadalquivir, aún muy popero para sus intenciones, y las pruebas con muchas de las bandas de los primeros 80 que solicitaban cantante pero que la rechazan “por ser chica”. Afortunadamente, uno de los músicos de Dios Ponce se fija en sus cualidades vocales y su arrolladora presencia y personalidad y la ficha para su grupo Huracán (aquí podemos escuchar el tema homónimo del único disco que grabaron, en el 82).
Expuestas las primeras pinceladas, acudimos a nuestro amigo Chechu Viga, que nos da unas primeras pistas e información relevante sobre los comienzos de (aún) Azucena. Contextualicemos diciendo que Chechu fue uno de sus últimos guitarristas. De hecho, estuvo en esa última encarnación de Azuzena en directo a finales de los ochenta / primerísimos 90. Pero su relación comienza mucho antes de Santa, en los primerísimos tiempos de Viga, cuando ellos eran aún unos adolescentes heavies de la época, aún con más sueños e intenciones que habilidades.
Era en un garito de Lavapiés llamado “El Buscón” (que llevaba el batería de Raza, Manolo Jiménez) donde comienza esta historia. Allí se hacían jam sessions y Azucena aparecía de vez en cuando (acompañada de los músicos de Raza, como el guitarrista Leo Viñola) improvisando versiones de Janis Joplin y similares con su vozarrón y personalidad arrolladora.
Azuzena (vamos a llamarla ya “así”, con la Z marcando su nombre cual espadazo de El Zorro rasgando las vestiduras y pisando con garbo) estaba en ese círculo y ya desde entonces despuntaba y brillaba con luz propia, como nos relata Chechu: “Ella tenía unos agudos y una forma de improvisar haciendo blues, soul o jazz que era tremendo. Nosotros éramos unos críos tocando versiones de Barón Rojo o Leño, y Azuzena se quedaba flipada con nosotros, y nosotros con ella, claro. Ya entonces fue cuando aparecieron los miembros de Obús, que vieron el potencial de Azuzena para crear Santa de la mano de Jero, pero el embrión también está en lo que os cuento".
"También hizo muy buenas migas con mi hermana, Marimar, que hacía versiones de Joan Jett y Ted Nugent", continúa Chechu. "De hecho, la chupa de Azuzena que se ve tanto en la portada del primer disco de Santa como la que usó en la propia presentación en directo en la entonces sala Argentina de Madrid, es de ella, y aún la conservo. Esto es el comienzo de cómo, cuándo y por qué conocí a Azucena, ya que hablamos de prehistoria”.
Tras el interesante testimonio de Chechu (al que luego recuperamos para la parte final del artículo), vamos a darle paso a otra de las voces más que autorizadas y clave para el despegue profesional de nuestra protagonista, como es Juan Luis Serrano (bajista clásico de Obús y principal compositor de las fantásticas letras del grupo). ¿Y qué tienen que ver Obús en el comienzo de Santa? Pues nos lo cuenta el propio Juan Luis.
Juan Luis Serrano (Obús): “Conocimos a Huracán por Michel, un colaborador del manager Javier Gálvez en su oficina Centro Rock. Él nos dijo a Fernando Sánchez (primer batería de Obús) y a mí que fuéramos a ver a un grupo que estaba intentando introducir. Fuimos y la banda nos pareció algo antigua para el sonido de ese momento, pero la cantante sí nos impactó. Hablamos con Jero, porque Paco Laguna no quiso en ese momento, y grabamos una maqueta como Viuda Negra, de lo que luego sería un disco editado estos últimos años".
"La presentamos a Zafiro para lanzarla en solitario", sigue explicando Juan Luis, "pero a los pocos días vino Jero a decirnos que qué nos parecía si montaba él un grupo con músicos que habían estado alguno en Ñu, otro en Mazo… que iba a ser Santa. Nos pareció perfecto, y así es como conseguimos que grabaran en Chapa no sin mucho esfuerzo. Además, no fue un tema mío sino dos los que grabaron “Mis noches tienen Rock and Roll” y la tremenda balada “Sobrevivir”, que Jero vino un día a mi casa con los acordes y yo hice la letra”.
Como curiosidad, en esa primera maqueta como Viuda Negra, había un tema llamado “Salvaje y cruel” que luego aparecería en uno de los discos en solitario de Santa, pero no nos adelantemos, y escuchemos la original (que “a mi trasero no le gustan nada las patadas que la vida me da”).
Por cierto, hay dos versiones sobre de dónde surgió el nombre de Santa (tras la idea inicial desechada de Viuda Negra), que ahora os contamos, pero lo interesante es que a Azucena le gustó desde el principio y se sintió identificada con ello por hacer contraste total con su personalidad y manera de entender la vida. Por ello, por ejemplo, no se cortó en hacer las fotos tipo bruja quemada en la hoguera por la Santa Inquisición de la portada de 'No hay piedad para los condenados'. O el guiño anterior de toda la banda a estar encerrados en una lúgubre cárcel en la portada de 'Reencarnación', que como concepto viene un poco por ahí.
A lo que íbamos, que por un lado está la idea de que el nombre lo propuso la compañía, pero Jero Ramiro no sostiene esa versión y nos cuenta la suya: “Recuerdo que a principios de los 80 hicimos un grupo que se llamó Piel Metal, que luego fue Bella Bestia, con cambios de miembros y tal. De hecho, yo ya no estaba cuando grabaron el primer disco. Pero antes se barajaron varios nombres y uno de ellos ya era Santa, pero se quedó ahí porque es verdad que era femenino y no tenía mucho que ver con lo que era esa banda entonces o con ese momento del grupo".
"Cuando me surgió la posibilidad de hacer lo que luego sí fue Santa", continúa el guitarrista de Saratoga, "ya con Azuzena, Bernardo Ballester y Julio Díaz, pues me acordé de aquel nombre y se me ocurrió retomarlo. Pensé que en este caso sí podía funcionar y además tenía mucha rotundidad, era corto y muy directo: Santa. Y ha funcionado muy bien siempre y creo que sigue sonando potente”.
Como curiosidad, comentar que Santa en 1984 incluyeron "Arma mortal" (que venía de la demo de Viuda Negra) y "Sin compasión” para la película "Los zancos", del director Carlos Saura y protagonizada por el malogrado Fernando Fernán Gómez (como recordamos de boca del propio Jero en este artículo).
Dicho esto, le damos voz de nuevo a Jero, pero ahora para que nos hable de Azuzena y de su experiencia trabajando con ella.
Jero Ramiro (guitarrista, líder y principal compositor primero de Santa y después de Saratoga, sin olvidarnos de su experiencia previa en alguna de las primeras etapas de Ñu y en el primer disco de Ramoncín, además de la posterior con Santelmo o algún otro proyecto personal): “Se cumplen ahora 20 años del fallecimiento de Azucena. Tuve el honor de compartir con ella grandes momentos y experiencias durante los pocos años que formó parte de Santa. Su huella permanece inalterable con el paso del tiempo y, cuando la veo ahora en aquellos programas o vídeos que grabamos, aún puedo sentir aquella sensación de grandeza cuando se apoderaba del escenario".
El guitarrista continúa: "Única como artista, salvaje y cruel como aquella canción que iba en nuestra primera maqueta y que hizo suya desde el primer momento (ndr: y que luego apareció en uno de sus discos en solitario más adelante). Tenía lo que solo poseen los grandes: un gran carisma y fuerza en los conciertos, y también una gran sensibilidad y casi ingenuidad en su vida personal. Como el Doctor Jekyll y Míster Hyde, se transformaba, ¡y de qué forma!, cuando llegaba el momento del espectáculo. Además, ansiaba y necesitaba a su público. Era su propia vida, lo que le corría por las venas".
Jero termina sus palabras: "Los años no han hecho más que aumentar su leyenda. Por mi parte me siento orgulloso de haber podido escribir aquellas canciones a las que supo dar vida en nuestros dos primeros grandes discos. Después decidió seguir su camino en solitario, y espero y deseo que lo disfrutara. ¡Todo mi respeto y admiración por la más grande del rock!”
Y para muestra un botón de la fuerza que tenía Santa entonces y del magnetismo de Azuzena al frente, con este concierto (que cedió el propio batería Bernardo Ballester para el documental “Ellas son eléctricas”) del concierto de las fiestas de San Isidro en Madrid, en un abarrotado paseo de Camoens, en mayo de 1985:
Bueno, sin contar mucho más de lo que todos sabemos, lo que es impepinable es que el primer disco de Santa marcó a toda una generación de heavies y rockeros nacionales y aún a día de hoy permanece inalterable en lo más alto de cualquier categorización de los mejores trabajos del estilo que queramos hacer. El tridente lo forman ‘Pacto con el diablo’ de Ángeles del Infierno, ‘El que más’ de Obús y, por supuesto, ‘Reencarnación’ de Santa. Canciones increíbles, durísimas, relatos costumbristas, macarras y callejeros, como “Al lado del diablo”, mezclados con historias tan bonitas como la que relata “Héroe de papel” o, por supuesto, ese tema título que es su mayor clásico y el tema más reconocido y reconocible de toda su discografía.
“En la clase el último puesto, suspenso hasta en vivir. No fui nadie a quien admirar, renegada total. Mi padre solía decir, iras al infierno, algo normal. Por eso viví al lado del diablo”.
Para el segundo disco, igual de bueno pero menos afilado y un punto más melódico, entró el gran teclista de nuestro país (al menos en la época), que ya había colaborado, o lo iba a hacer muy pronto, con los grandes nombres como Barón Rojo, Asfalto, Ñu o Rosa Negra, para grabar el fantástico ‘No hay piedad para los condenados’ (1985), igual de bueno pero inevitablemente más aperturista, melódico y que la realidad es que no funcionó tan bien como el rudo ‘Reencarnación’ (1984).
De cualquier manera, en ambos discos brilla Azuzena con luz propia tanto en los temas más rabiosos como en las partes más melódicas o las canciones que requerían una intensidad extra y que la cantante borda, como en “Sobrevivir”, cerrando a lo grande el primero, o la propia “No hay piedad para los condenados” o ese “Huérfanos de la tormenta” que es historia viva de nuestro rock duro.
Es Miguel Ángel Collados (teclista de Asfalto y de Ñu… y de Santa, en su parte profesional más cercana al rock duro), el que nos aporta su comentario y recuerdo ahora: “Sí, coincidí con Azucena porque entré en Santa para grabar el segundo disco e hicimos gira juntos. Es una cantante excepcional, con una presencia impresionante en el escenario. Muy cariñosa conmigo y con un gran corazón. Hacia el público proyectaba una imagen dura e inaccesible, pero en el tiempo que compartimos fue una gran compañera. Aunque en algunos momentos no coincidíamos en lo musical, en la puesta en escena o en los objetivos sobre el sonido de la banda, siempre mantuvimos una buena relación”.
“No guardaron sus guitarras, no quisieron enterrarlas en vida. No cambiaron por corbatas sus vaqueros desgastados al viento. Mostraron el camino a seguir y hoy están en mi recuerdo una vez más. Son los huérfanos de la tormenta”. Como Azuzena…
Descontenta con el rumbo de la banda y los cambios musicales que Jero y Collados querían hacer para adaptarse a un entorno más melódico y “comercial”, Azuzena decide dar un paso a un lado y emprender una carrera en solitario de la que ahora hablamos. A su vez, Santa arrancan una nueva etapa, más cercana al hard rock que se estaba haciendo en esa época, con un ‘Templario’ muy interesante pero, sin duda, diferente.
Una vez más, permitidme utilizar la frase comodín de “esa es otra historia”, pero sí nos da pie para aportar el testimonio de la propia Leonor, que nunca fue (ni pretendió) ser rival de Azuzena. De hecho, siempre se respetaron mutuamente, pese a ser cantantes (y personalidades) tan diferentes.
Leonor Marchesi (venía de Púrpura en Argentina, grabó ‘Templario’ con Santa y, más adelante, se dedicó a la musicoterapia y ha grabado varios discos en solitario y distintas colaboraciones, afincada ya definitivamente en España hace muchos años): “Muchísimas gracias por la invitación a participar de este gran homenaje que se le está dando a Azucena en el (20º) aniversario de su desaparición física".
"Tuve la oportunidad de conocerla personalmente compartiendo entrevistas y pude ver a una mujer desenfadada, simpática y muy contundente, también con una gran personalidad", asegura Leonor. "También he podido verla en los grandes escenarios de España desarrollando su carrera como solista y he podido observar lo mismo: desenfado, autenticidad, con un gran caudal de voz, contundente y muy potente sobre todo. Fue una de las grandes voces obviamente del heavy metal español, y considero que ha abierto la puerta para las nuevas generaciones dentro de ese estilo que es el estilo heavy más auténtico y más clásico".
Marchesi sigue recordando: "Cuando llegué a España a integrar Santa, bueno, me sentí en un momento de exigencia, de mucha responsabilidad, y para mí fue un gran desafío poder actuar con la banda e interpretar algunos temas que ella misma cantaba, además los temas de 'Templario', más cercanos a mi propio estilo del rock duro y heavy metal pero a la vez cercano al AOR". Para mí fue una gran experiencia conocer a Azucena personalmente y también poder haber recorrido tantos escenarios españoles cantando las canciones de ambos discos. Aprendí mucho a través de este tiempo y me siento honrada de haberla conocido y también reconocer que las dos hemos sido muy valientes. Hemos sido y lo seguimos siendo de algún modo en el recuerdo de Azucena, y también por extensión hacia mi persona".
Leonor concluye: "¡Azu fue y será la gran voz del heavy de España! Y su ejemplo sigue vivo abriendo las puertas para las nuevas generaciones de cantantes en su estilo”.
Pasamos a hablar de la etapa en solitario de Azuzena, con dos discos interesantes pero extrañamente ambos fuera de lugar, mal enfocados y desconocidos en cierto modo. En el primero, ‘La estrella del rock’ (1988), pese a la portada que transmitía otra cosa, trataron de “vendernos” a una Azuzena en la misma liga de Luz Casal, que lo estaba rompiendo entonces, pero nuestra querida protagonista no era eso. Además de una sexualización (tanto en letras como en imagen) y un sonido mucho más pop del que la propia Azuzena quería (pese a contar para la grabación del disco con músicos de grupos duros como Cráneo, Raza o Esfinge), que no funcionó... y en muchos casos no tenían sentido ni pies ni cabeza.
Azuzena no era precisamente una devora-hombres ni era la más guapa ni tenía una imagen sexy ni le venían bien los coros femeninos poperos a ninguna de sus canciones. Pero sobre todo no le gustaba ni gustó al público generalista sin más, que ni la conocían ni querían. Ellos se lo pierden. El caso es que 'La estrella del rock' tenía algunos temas interesantes y otros que no había por dónde cogerlos, y la propia Azuzena quedó muy descontenta o desilusionada con este primer disco en solitario.
El segundo, que se llamó ‘Liberación’ (1989) de manera nada casual, era sin duda más heavy desde la propia portada y estaba más enfocado al público real de Azuzena, más rockero, pero tampoco terminó de funcionar.
Estábamos ya a punto de entrar en los 90 y con un cambio de gustos y enfoque musical evidente que lamentablemente acabó con las ganas de Azuzena de seguir luchando e intentando sacar la cabeza en el difícil mundo discográfico y musical de la época. Eso sí, en este disco entran en liza tanto de nuevo Chechu Viga como el gran guitarrista Pedro Andrea, entonces comenzando su carrera musical, y ambos nos cuentan su experiencia de trabajar en estos años con Azuzena.
Pedro Andrea (pese a tener alma rockera y dura, ha tocado con la mayoría de grandes artistas de este país, desde Cómplices a Sergio Dalma, Hombres G o la propia Luz Casal y Alejandro Sanz, además de su reputada carrera en solitario y como productor… pero empezó (o casi) de la mano de Azuzena): “El disco 'Liberación' fue para mí exactamente eso, una liberación. Aquel fue mi primer trabajo, mi primera oportunidad. Ya entonces era necesario tener currículum para incorporarte a una grabación, un disco, etc... Aquello planteaba un problema: ¿cómo se puede conseguir la experiencia que te piden si te niegan la ocasión de adquirirla? Azucena abrió una fisura en ese círculo cerrado, y lo hizo dándome su confianza. Era una persona justa, enamorada del rock, nada abusiva de su poder o jerarquía, y muy paciente conmigo".
Pedro continúa: "He tocado con múltiples cantantes después de aquello, pero nadie ha tenido su fuerza. Poner mi guitarra al servicio de otros intérpretes menos capaces me ha obligado a tocar por debajo de mi potencia, y de mi potencial, muchas veces. Con ella podía expandirme del todo, que no había riesgo de eclipsarla”.
Escuchamos su guitarra fantástica y preponderante en este temazo del segundo disco en solitario (y atentos a la letra, sin cortapisas, de la canción):
Le damos paso otra vez a Chechu Aurrecoechea (más conocido por “Chechu Viga” para los amigos), que nos aporta un testimonio realmente interesante sobre esta última etapa musical de Azuzena: “Yo siempre he sido fan de Santa y de Azuzena, e iba a verla siempre que podía. Por ejemplo, estuve en la presentación de su primer disco en solitario, 'La estrella del rock', en las fiestas de San Antonio de la Florida, con Cráneo como banda de acompañamiento".
Chechu sigue recordando: "Poco después, casualidades de la vida, estábamos en unos locales de Arturo Soria / Prosperidad llamados “La isla de Gaby” (donde ensayaban entre otros Porretas y Boikot, ambos en sus inicios), donde también ensayábamos Viga. Allí nos propusieron salir haciendo “el heavilón” en un episodio de una serie que se llamaba “Adán y Eva” (con Antonio Resines y Neus Asensi). Por aquel entonces Azuzena iba a grabar el segundo disco, ‘Liberación’, con músicos como Pedro Andrea, pero a la vez entonces ya estaba montando un bar en Lavapiés, “El infierno”, porque que el futuro musical no lo veía muy claro".
La historia sigue adelante: "Resulta que mi hermano Israel estaba currando en la remodelación del local de Azucena y Pilar, su pareja entonces. Mi hermano escuchaba Viga mientras estaba haciendo la obra y Azuzena lo escucha y me propone que toque en la banda de acompañamiento para los conciertos de 'Liberación'. Con Bernardo (Ballester) de batería, Pedro Andrea y yo a las guitarras, el bajista de Viga, Julio, y un teclista llamado Jorge Carlos Moreno que también tocó en Viga. Se montó el repertorio con los temas de los dos discos de Azuzena y algo de Santa también, claro, y se hicieron algunos bolos entonces, no muchos, aunque la presentación volvió a ser en la sala Argentina. Pese a participar en un concierto final (benéfico) en el Palacio de los Deportes organizado por Javier / Dios Ponce, la cosa termina porque no estaba funcionando y la banda se disuelve. Yo mismo, del enfado y decepción, me tiré diez años sin tocar rock".
"Azuzena siempre fue muy diva", termina Chechu, "dicho en el mejor sentido, y muy artista, con su látigo, su prestancia, lo altiva que era actuando, muy profesional. Una persona muy humana, muy femenina, contra todo lo que pueda decir la gente, muy tierna, muy dulce en la intimidad, y es que en persona era un amor. Nunca fue una más en esta selva, siempre apostando a ganar, una verdadera estrella del rock".
Permitidme a mí mismo, Esquitino, contar una anécdota que quizás no mucha gente conoce sobre el tema posiblemente más famoso y relevante de esta etapa en solitario de Azuzena, que es “Colgada de ti”. Vale, es un tema de Manolo Tena que, curiosamente, salió después en un recopilatorio de Alarma!!!, en el 94, pero el tema, aunque alguien pudiera pensarlo, no es una versión del grupo, sino que se compuso antes.
Que fuera para Azuzena expresamente o no, no está claro, pero la realidad es que apareció antes la del disco de Azuzena que en cualquiera de Alarma o Manolo Tema. Curiosamente, el tema original (y el que a su vez después recuperó Alarma) no se llama “Colgada de ti” ni es una canción de amor precisamente (como el enfoque que se le quiere dar en el disco de Azuzena), sino que es “Colgado de ti” y habla del amor / odio por la heroína de un Manolo Tena completamente enganchado entonces.
Resumiendo para terminar
La carrera de Azuzena fue corta pero muy influyente e importante, especialmente formando parte clave y seminal de la primera banda importante de heavy metal y rock duro con cantante femenina. Los discos de Santa son bastante diferentes entre sí y quizás por eso no terminó de funcionar, pero la importancia de los tres en la historia de nuestro rock duro es indiscutible. Y sobre todo los dos primeros, con “la jefa” cantando, son legendarios.
Sobre Azuzena en sí, podemos hablar de esa teatralización en escena, fuerza y dominio del escenario como rasgos principales a destacar, además de una voz poderosísima y tremenda, por supuesto, pero lo que en realidad ha dejado huella en la música dura de este país ha sido su presencia, personalidad, poderío y espíritu rebelde innato.
Pionera a muchos niveles y referente para todas las cantantes de heavy metal y rock duro posteriores de este país (y seguro que también en Latinoamérica), sin duda nuestro rock está vacío sin ella.
Hace 20 años ya desde que nos dejó y aún la seguimos recordando con el máximo respeto y cariño. ¡Gracias por tanto!
Por David Esquitino
Discografía completa de la carrera deAzuzena:
Huracán – ‘Huracan’ (1982)
Viuda Negra – ‘Viuda negra” (demo 1983, reeditado como disco en 2014)
Santa: ‘Reencarnación’ (1984)
Santa: ‘No hay piedad para los condenados’ (1985)
Azuzena: “La estrella del rock” (1988)
Azuzena: “Liberación” (1989)
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