Crónica de The Damned: Para prender fuego

20 diciembre, 2016 9:49 am Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Jimmy Jazz, Vitoria.

Si de verdad existe un rasgo característico del punk que lo diferencia del heavy, el rock y otros estilos, ese es sin duda la actitud. Esas ganas irrefrenables de entrar en combustión, explotar y que la onda expansiva se sienta en miles de kilómetros a la redonda. Que se enteren que estamos vivos y que damos miedo. Y mucho. Azote de buenrollistas, locas del zodíaco, veganos y cualquier otra expresión subrepticia de las élites culturales y financieras. Es la reivindicación de lo marginal, una exaltación a la belleza de los malditos, los parias, los olvidados del sistema.

Pocas bandas han encarnado tan a la perfección el ideario nihilista del 77 como los británicos The Damned y a la vez han demostrado la suficiente habilidad para dejar atrás todo eso llegado el momento como quien se sacude la caspa de la chaqueta. Una evolución que les llevó a coquetear con la new wave o convertirse en luminarias del rock gótico con piedras angulares como su clásico “Shadow OF Love” que debería sonar en cualquier sesión del rollo con fuste.

Por los motivos antes mencionados, la parada en tierras vascas de Dave Vanian y compañía en el marco de su cuarenta aniversario era algo imprescindible para aficionados a la música de pedigrí, pese a que ese mismo día hubiera fuerte competencia en Bilbao con ese espectacular cartel conformado por Saxon, Girlschool y 77. Un bolo que nos dio pena perdernos, pero en casos de incertidumbre, siempre hay que apelar a la militancia.

Y al igual que el difunto Lemmy Kilmister, opinamos que The Damned “son la banda punk definitiva”. Así, con mayúsculas.

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Quizás la elección de los teloneros Cómo Huele! no resultara la más apropiada dada la tónica de la velada, por muy fan que fuéramos de ellos. Y es que su tecno pop ochentero de ínfulas siniestras se antojaba una especie de hilo musical que sonaba de fondo mientras la gente se dedicaba a otros menesteres, algo totalmente comprensible con multitud de punkis pululando por la sala. Lo cierto es que les notamos más inspirados en su concierto oficial de reunificación en el Satélite T hace escasos meses, pero volvió a agradar escuchar en directo himnos como “La Inundación” o “Tras las dunas” que por derecho propio deberían formar parte del período de La Movida Madrileña con mayor justificación que muchas otras petardadas de la época.

Ser los pioneros de algo en concreto impone lo suyo. The Damned fueron los primeros en sacar un disco netamente punk como ‘Damned Damned Damned’, con su pepinazo “New Rose” como buque insignia, y también los primeros en su estilo que se atrevieron a cruzar el charco y llenar durante cuatro noches seguidas el mítico CBGB. Unos hechos que curten y engordan su currículum hasta alcanzar el aura de leyenda, tal y como tal vez subrayaba esa intro pomposa a lo ‘Falcon Crest’ con la que irrumpieron en escena estos emblemáticos londinenses.

Si en giras anteriores habían excluido por completo su álbum gótico ‘Phantasmagoria’, los aficionados a estos sonidos casi nos caeríamos de bruces al comprobar que comenzaban con la soberbia “Street Of Dreams”, más cañera que en estudio y sin el embriagante saxofón de la original. “Venga, Sensible”, espoleaban desde la concurrencia a ese guitarrista con pintas caricaturescas que ya pertenece a la historia de la música y que precisamente apodaron Captain Sensible por su alocado comportamiento.

La bomba de relojería “Love Song” fue recibida con aguaceros de cerveza y la muchedumbre gritando a pleno pulmón esas estrofas que destilan bilis por los cuatro costados. Siguieron con el nihilismo desatado en “I Just Can’t Be Happy Today” y el acelerador a tope en “Nasty”, al tiempo que el vocalista Dave Vanian confirmaba que su gripe que provocó la cancelación en Barcelona, aquí no sería más que un espejismo, pues apenas se sintió, de hecho, legó varias interpretaciones memorables como ese “Dr. Jekyll and Mr. Hyde” en el que se acercó a Roger Daltrey de The Who, otros precursores del punk, aunque no lo parezca.

the-damned-vitoria-2016-2Y en “Disco Man” de su EP ‘Friday 13th’ Vanian jugueteó con una bola gigante de discoteca antes de que Captain Sensible se marcara un solo de órdago y confirmara la leyenda de que sus habilidades a las seis cuerdas están bastante por encima de lo que podría esperarse en un punki. Para gustos, los colores, pero el repertorio escogido para la ocasión nos resultó también mejor que el de la vez anterior, no solo por haber rescatado del olvido su obra gótica cumbre ‘Phantasmagoria, sino por acordarse asimismo de “Wait For The Blackout” o el trallazo “Anti-Pope”, que levantaría hasta a un muerto y no recordamos haber escuchado en directo.

Nos sobró empero el consabido “Eloise” de Paul Ryan, en la que no pudimos evitar cantar la letra en castellano del coloso Tino Casal y cuya versión es infinitamente superior a la de los británicos. El desmadre padre se apoderó de la sala con “Ignite” y ese poderoso estribillo para ser entonado a grito pelado con puño en alto. Tanto encendieron los ánimos que hasta un espontáneo se subió al escenario y costó dios y ayuda bajarlo, el simpático colgao Pintu también quiso cantar con Vanian y otra conocida de los conciertos tampoco se cortó a la hora de volar por los aires. Brutal.

“The History of the World (Part 1)” certificó la grandeza de Dave Vanian como crooner gótico, punk o lo que sea, todo un señor de los pies a la cabeza, con las facultades vocales en perfecto estado de conservación y un aspecto físico que ya quisieran muchos a su edad, por él no pasan los años, es un Dorian Gray moderno. ¿Seguro que no guarda un retrato oculto en algún desván?

La recta final no desmereció en absoluto con los himnos “New Rose” y “Neat Neat Neat” retumbando en el recinto, calentando gargantas y desatando un pogo inmenso. Dijeron ellos que mejor que en Madrid y no sonó al típico peloteo, no imaginamos a peña volando ni por un asomo en las salas de la capital. Quién lo iba a decir ante tanto señor mayor.

En los bises volvieron a epatar con el “Jet Boy Jet Girl” de Elton Motello, que Sensible calificó como “asquerosa”, no en vano en pleno 1989 su letra obscena provocó que multaran a una emisora estadounidense por emitirla. Y no menos rompedor era arrancarse en los estertores con el aire aflamencado de “Alone Again Or” antes de un “Noise Noise Noise” en el que llovió cerveza a paladas y un “Smash It Up” en el que si no te entran ganas de montar pogo es que no perteneces al reino de los vivos.

La mejor vez que hemos visto a los británicos con diferencia, su música sigue siendo banda sonora de bidón y gasolina, el acompañamiento perfecto para prender fuego, una monumental oda al caos y a la destrucción, como cuando dejaron para el arrastre el estudio del programa hippie de la BBC ‘Old Grey Whistle Test’. Tan incendiarios hoy como hace cuarenta años.

Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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