Crónica de The Black Dahlia Murder + Benighted: Carnaval extremo en Alemania

10 febrero, 2016 11:53 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Turock. Essen (Alemania)

orphalis

Orphalis

En plena cuenca minera del Ruhr, a una hora escasa de tren desde Colonia, se encuentra la ciudad de Essen, donde se citaron tres bandas directamente cortadas de la cepa mas técnica y salvaje al mismo tiempo del death metal para poner punto y final con pluma de oro a una intensa gira que ha llevado a las dos primeras en el cartel, Benighted y The Black Dahlia Murder, a agrietar con éxito salas de medio continente. Coincidía este domingo con la fiesta del carnaval, que en la zona oeste de Alemania se vive con especial fervor y entusiasmo de jueves a martes. El fin de semana había sido intenso – y aún faltaba el lunes de carnaval, fecha cumbre para desatar por completo la locura de los locales, especialmente en la ciudad de Colonia, donde sumergirse en la festividad se convierte en una experiencia difícil de olvidar –, pero aún quedaban sobradas energías si de lo que se trataba era de quemar lo ingerido al calor del alto voltaje.

La sala Turock, en el corazón de una ciudad en general no demasiado vistosa aunque frente a una suerte de catedral, presentaba un aspecto formidable ya desde la apertura de puertas, el cual iría in crescendo hasta completar prácticamente el lleno con el paso de los minutos. Puntuales y con una sólida puesta en escena se presentaron, desde Dortmund, Orphalis, encajando perfectamente con su propuesta en el contexto encarnizado en lo sonoro y preciosista en lo técnico que marcaba la velada. Aunque el público disfruto de su gala desde una cierta quietud, no es menos verdad que los germanos exhibieron maneras de lo lindo, sobresaliendo una base rítmica marcada por un habilidoso bajista de nombre Diego, ávido de acompañar, con sus trepidantes recorridos por el mástil, las filigranas de la guitarra, siempre en un tornado de potencia bestial coronado por un aguerrido vocalista. Presentaban su primera obra ‘Human Individual Metamorphosis’, y de ella extrajeron con efectividad cortes como “Watchmaker” o “Black Flood”, si bien cayeron una gran cantidad de temas de nuevo cuyo que estarán incluidos en una inminente segunda entrega.

Benighted

Benighted

Aunque el cartel lo protagonizaba The Black Dahlia Murder, lo cierto es que se veía entre la concurrencia una ingente cantidad de camisetas y sudaderas con el escarpado logotipo de los segundos en liza, los franceses Benighted. Al amparo del mejor technical death metal salpicado de progresivo e incluso grindcore, en la órbita de un estilo que últimamente se esculpe con cierta repercusión en las cavernas de la escena y sin distar demasiado de la propuesta de sus compatriotas Gorod, que se cayeron de la gira por una tendinitis de su guitarrista Nicolas Alberny; los segundos de la noche pusieron los puntos sobre las íes y dieron una vuelta de tuerca más al atronador engranaje musical que articulaba nuestro creciente headbanging.

"La carne es débil", repetía una y otra vez la siniestra locución que sirvió de intro antes de que "Carnivore Sublime" lo pusiese todo a arder, inaugurada por un desgarrador alarido del vocalista Julien Truchan, metido de lleno en su papel de principio a fin. Si los primeros aprobaron de sobra, lo de Benighted fue de sobresaliente alto, o lo que es lo mismo, matrícula de honor en brutalidad y virtuosismo, especialmente en lo que a las variantes rítmicas respecta. Oír cómo juegan con los silencios y los torrentes caudalosos de blast beats infernales que se topan en el mismo laberinto de bullicio en cuestión de segundos resultó francamente estimulante, y por eso no hubo otra que vibrar al son de hachazos musicales de la efectividad de “Collection of Dead Portaits”, “Experience Your Flesh” o “Let the Blood Spill Between My Broken Teeth”, particularmente bien recibida y en la que el júbilo eclosionó.

La anécdota de un show en general acogido con entusiasmo fue el tremendo fracaso de la banda a la hora de incitar a un wall of death, pues si bien durante el tema en cuestión la gente se separó una de otra tanto como pudo, cuando la descarga arreció no hubo mosh pit alguno y poco a poco fue volviendo a sus lugares con una parsimonia que contrastó de manera surrealista con la avasalladora actitud de los músicos sobre el tablado. En cualquier caso, la actuación del combo galo fue más propia de un cabeza de cartel con todas las de la ley que de un mero telonero.

The Black Dahlia Murder

The Black Dahlia Murder

Si el death metal melódico estadounidense tiene a día de hoy una referencia particularmente aplaudida al otro lado del Atlántico, esta es sin duda The Black Dahlia Murder. El género, tan propio de vastos lugares del Norte y centro de Europa, con el foco situado en Escandinavia y genuinamente en la urbe sueca de Gotemburgo, no es muy popular que se diga en las altas esferas de la escena norteamericana, y eso marca irremediablemente el sonido de quienes se acercan al mismo, por lo que desde siempre se ha vislumbrado a la legua el carácter americano del sonido de los protagonistas, aun haciendo gala de esas melodías caudalosas y perfectamente entrelazadas con la agresividad que marcan el estilo.

Pocos días después de hacer escala en España, los norteamericanos demostraron que han llegado a la conclusión del tour en un estado de forma admirable, y desde el principio a fin se mantuvieron inapelables, endiabladamente arrolladores. Ahora sí, el respetable parecía haberse puesto las pilas y prácticamente desde el primer instante, los pogos se sucedieron relegando a los laterales del local a aquellos que pretendiesen volver a casa sin algún que otro maratón.

El último álbum de estos asesinos del silencio, ‘Abysmal’, tuvo un espacio generoso en el set list, si bien optaron por no abusar de él dando lugar a un repertorio equilibrado en el que hubo leña tanto para los que están más al día como para los que se regocijan en trabajos pretéritos. Así, sonaron tanto temas de su reciente redondo, tales como la inaugural “Receipt”, “Threat Level No.3”, la homónima o la abrumadora “Vlad, Son Of the Dragon”; como piezas de la eficacia y bestialidad de What an Horrible Night to Have a Course”, “On Stirring Seas of Salted Blood”, en la que el vocalista se empeñó en hacer hervir aquello; “Elder Misanthropy”, “A Vulgar Picture” o “Estatutory Ape”. Para el final dejaron "Deathmask Divine" y "I Will Return", mientras el escenario rebosaba de gente dándolo todo.

El vehemente vocalista, que no paro de encandilar a la concurrencia y que llego a disfrazarse de una especie de galleta con ojos haciendo honor al carnaval – no era el único disfraz de la sala – supo llevar a su espalda el peso escénico del show, mientras que a su derecha deslumbraba el guitarrista de Arsis, Brandon Ellis, quien se ha incorporado recientemente al combo reemplazando a Ryan Knight. Su aspecto aniñado contrastaba con el filo de su virtuosismo, afilado como la espada de Damocles. Y como no, tratándose de Alemania no podía faltar el clásico crowdsurfing, algo que en nuestras latitudes tienden a evitar a toda costa los miembros de la seguridad e, incluso, la crew de los grupos.

En definitiva, el vistoso y animado carnaval alemán, cuyas canciones habituales no revisten precisamente electricidad (aunque, os lo aseguro, son pegadizas hasta decir basta), se tornó extremo al paso de una caravana de salvajes devoradores del pentagrama que hicieron las delicias de todos.

Texto: Jason Cenador
Fotos: Jason Cenador / Line Wohlfühl

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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