
Hay varios rasgos de la magia inherentes a la buena música. Se antoja mágico lograr que muchos sientan como propio un mensaje o un sentimiento transmitido a través de una canción creada por otros. Se forma una suerte de hechizo inexplicable, una conexión más allá de lo racional, una emoción

Emocionar con el arte es fundamental, es el leitmotiv supremo de cualquier expresión creativa dirigida a algo más que simplemente el utilitarismo, lo frío y lo funcional. Por eso, el rock siempre erizará el vello por encima de las cotas de la música – o la sonoridad – prefabricada concebida