Entrar en la escena del rock alternativo en pleno año 1994 pudo haber sido comparable a querer atravesar corriendo un huracán. El grunge había extendido sus ramas hasta el límite, veían la luz álbumes como 'Vitalogy' de Pearl Jam o 'Superunknown' de Soundgarden, y Nirvana sufría la dolorosa pérdida de
La noche prometía guasa, el ambiente de la puerta nos daba señales de ello bastante claras. La cola, larga como un día sin pan, estaba plagada de pelucas de los más diversos y estridentes colores. Más de una calva, ya con solera, las miraba con cierta envidia y tierna añoranza.