ÚLTIMA EXPERIENCIA: SIN TRAMPOLÍN
12 diciembre, 2011 5:15 pm Deja tus comentarios
A veces no es conveniente tomar el camino fácil sino que compensa más dejarse de atajos y optar por la única vía realmente válida, la del esfuerzo. O lo que es lo mismo, renunciar al éxito efímero flor de un día e intentar en su lugar labrarse una carrera destinada a perdurar al margen de vaivenes comerciales. La historia de la música está repleta de artistas que han ido a su bola durante décadas, y encima a un paso por delante de los demás, para más inri.
Esa senda es la que han escogido los madrileños Última Experiencia, que como acompañantes del televisivo Gran Wyoming en la banda de versiones de rock n’ roll Los Insolventes podrían haberse acomodado y aprovechar el tirón del conocido personaje. Pero tal actitud no iba con ellos, han preferido mantener su trayectoria paralela lejos de los focos, de manera que el personal acuda a sus bolos sin ideas preconcebidas y pueda juzgar sin tener en cuenta factores externos. Ellos y su talento, nada más.
Si ya hace un tiempo tuvimos la oportunidad de catarlos de teloneros de los mexicanos Zoé, ahora volvían a la capital vizcaína en calidad de cabezas junto a los locales Mind The Gap, un nombre que les viene a estos bilbaínos como anillo al dedo, pues sus influencias proceden principalmente de las Islas Británicas, un poquito de Muse o Radiohead, sobre todo cuando el vocalista cambiaba la guitarra por el teclado, algo de Stone Roses y la escena de Manchester, y por último, un poso The Who que sacaron a relucir en la genial versión de “Baba O’Riley”. La guinda perfecta para un recital que comenzó ligeramente indie y fue ganando en intensidad rockera.
Coincidían otros conciertos en la ciudad pero para cuando Última Experiencia se subieron a la reducida tarima que hace de escenario pululaban por ahí la suficiente cantidad de fieles para que en todo momento se sintieran arropados. Además, la ubicación del garito a medio camino entre el centro y la zona turística con el Guggenheim en frente favorecía que muchos curiosos se animaran a comprobar lo que sucedía en el interior.
El trío madrileño inició la descarga con “La Casa de la Bruja”, nombre de su primer largo previsto para la próxima primavera, y desde ese instante demostraron que no necesitan grandes florituras para atraer la atención del personal. Siguen la tradición de Cream o The Jimi Hendrix Experience, es decir, se trata de uno de sus combos en los que sus miembros se bastan por sí solos y a pesar de ser solo tres pueden armar si se lo proponen más jaleo que una orquesta entera.
Su absoluta devoción al blues se coló por primera vez con “Ha Sido Un Placer”, un tema cuya letra cobra especial relevancia en los tiempos que corren en un país hacia el desastre con más de cuatro millones de parados. Por lo menos, todavía nos queda el optimismo, o la ironía que desprenden esas líneas en las que Miguel Ángel Ariza canta “cuida tu dinero, puede que sea la última vez”. Una situación que desgraciadamente más de uno reconocerá como propia.
Al igual que en sus EPs de estudio, la versatilidad no les abandona en el cara a cara, tal y como hemos dicho en otras ocasiones, son ante todo un grupo de canciones con mayúsculas, con un sonido propio que todavía podrán pulir en un futuro. En esa onda, “Madrid”, su homenaje a la ciudad que les vio nacer y que representó a la capital en la pasada Expo de Shangai, remite a figuras tan castizas del calibre de Burning, y con un enfoque más comercial, “La Sensación” no desentonaría en cualquier álbum de Tequila.
El mundo del rock está plagado de personajes legendarios que se han ganado a pulso un hueco en los corazones de los fans, hablamos de Eleanor Rigby, Tommy y tantos otros. Estos chicos contribuyen a engordar el imaginario colectivo con “Janet The Planet”, las hazañas de una chica con una filosofía de vida muy peculiar, y con “Ladyizabella” siguieron con las féminas para centrarse en aquellas a las que les encanta coleccionar amantes, ‘esas que nos encantan’, resumió el vocalista.
No podrían haber escogido un tema más apropiado que “La Espiral” para ir despidiéndose, puro rock enérgico con acelerón final para engorilarse. El recibimiento del respetable fue espectacular y terminaron vitoreados entre gritos de ‘beste bat’, donde un miembro del grupo telonero se acercó para decirles que significaba ‘otra más’ en euskera, por si no lo habían pillado. Correspondieron a la afición y anunciaron que iban a tocar ‘rock gordo’, algo de muchos quilates y se decidieron por la intensa “Mi guitarra y el blues”, que también aparecerá en su próximo debut de larga duración y cuyos punteos nos trasladaron al delta del Mississippi. Quedaba la puntilla y el cantante proclamó todo orgulloso que ya tenía la entrada para el Azkena Rock Festival de este año y que en breve conoceríamos el motivo, que no fue otro que “Paranoid”, un homenaje a los cabezas de cartel Black Sabbath que saldaron de una manera bastante competente.
Y es que no hay nada como la satisfacción que provoca el sacarse las habichuelas por cuenta propia, sin trampolines ni ayuda externa de ningún tipo, así deberían curtirse los grandes de verdad. Una trayectoria forjada a base de tirar millas. ¿Puede haber algo más rockero que eso?
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
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