THIN LIZZY DE VUELTA EN LA CIUDAD
31 enero, 2011 4:49 pm 4 ComentariosSala Rock Star, Barakaldo
Uno siempre se ha considerado un escéptico de las reencarnaciones de grupos míticos y por eso preferirá antes una retirada digna a tiempo que arrastrar por los suelos el nombre de leyendas que deberían permanecer intocables. Pero a veces hay excepciones y toca rendirse a la evidencia, como cuando Ian Astbury de The Cult se enfundó el traje de cuero, las gafas de sol y revivió con grandeza el espíritu del Rey Lagarto junto a los históricos miembros de los Doors Ray Manzarek y Robby Krieger.
De igual forma, dejando que la memoria de Phil Lynott descanse en paz, es de recibo señalar los méritos de esta superformación de Thin Lizzy compuesta por Scott Gorham y Brian Downey, en calidad de miembros originales, aunque el primero no fuera uno de los fundadores, acompañados a los teclados por Darren Wharton, que estuvo en la última etapa de la banda, el ex-Dio y actual guitarrista de Def Leppard Vivian Campbell, el mercenario Marco Mendoza (ex Whitesnake) al bajo y Rick Warwick, de The Almighty, ocupando el hueco de John Sykes a la voz y guitarra. Unos musicazos con unas tablas tremendas que harían cambiar de opinión a los más reticentes.
Quizás fuera porque los seguidores de los irlandeses apoyan a sus ídolos a pesar de que haya nuevos ingredientes en la fórmula originaria o tal vez simplemente muchos acuden a la llamada por el peso del inmenso legado de Lynott, lo cierto es que el personal abarrotó la sala hasta unos límites inauditos. Está claro que las figuras de renombre parecen tener asegurada una cuota de asistencia contra viento y marea.
Otra explicación la encontraríamos en el tirón que tienen por estas tierras los teloneros Supersuckers, pues en su pasada visita al Kafe Antzoki bilbaíno congregaron una ingente masa de fieles en plena Semana Santa. Los tipos con patillas y chicas pin-up que pululaban por el recinto corroboraban esta idea. Con una puntualidad que rayaba el exceso, estos adalides del country punk galoparon durante una escasa media hora sin dar ocasión a los menos madrugadores de probar su rock n’ roll decadente y con visos crepusculares a lo Dogs D’Amour. A la mayoría les parecieron fríos.
El calor que se respiraba en el ambiente subiría un poco más con Thin Lizzy y el trío de ases que descargaron para tomar la temperatura: “Are You Ready”, “Waiting For An Alibi” y “Jailbreak”. Y sin mediar palabra, casi atropellando unas notas contra otras, ahí venía “Do Anything You Want To”. El tatuado Ricky Warwick interpreta como nadie el papel de Phil Lynott e incluso, cerrando los ojos, a nivel vocal tampoco existe una excesiva diferencia respecto a las piezas originales. Y aunque todo en esta vida sea cuestión de gustos, a un servidor le convenció el rollo macarra del ex Almighty más que los matices del preciosista John Sykes. No obstante, fijo que los hay que opinen lo contrario, así que ahí no nos metemos.
El hecho de contar con tres guitarras, pese a que en ocasiones el frontman prescinda de la suya, otorga un aire contundente a los temas que probablemente asombraría a los más puristas. Y el dueto Scott Gorham/Vivian Campbell clava los solos doblados con una precisión milimétrica, según pudimos comprobar en “Massacre”. No se trata de músicos de verbena, sino de gente bastante rodada y con amplia experiencia en el mundillo capaz de hacer con sus instrumentos lo que se les antoje.
El repertorio estaba confeccionado para dejar satisfecho a la mayoría, grandes éxitos tipo “Don’t Believe A Word”, “Wild One”, “Emerald” o “Cowboy Song”, con momentos algo más relajados como “Dancing In The Moonlight”, adornada de unos eficientes coros a cargo de Mendoza y Campbell, o el puntito romántico de una exquisita “Still In Love With You” interpretada a medias entre Warwick y Darren Wharton. Valga mencionar que por supuesto no se olvidaron del mítico “Whisky In The Jar”, que igual deberían haberla reservado para la traca final, y el “The Boys Are Back In Town” que sí precedió al primer bis.
Pero es que los tíos no nos daban un minuto de respiro porque era terminar un tema y enseguida reconocías el riff del siguiente, parecían máquinas. Fuera digresiones inútiles y pérdidas de tiempo que no aportan nada al conjunto, un recital de rock n’ roll así debe ser, sin prisa pero sin pausa. Si mal no recuerdo, cuando estaba Sykes con ellos se tomaban las cosas con más tranquilidad.
Y así, cuando uno se paraba a coger aliento y levantaba la vista se daba cuenta de que el bolo andaba ya en sus estertores finales con la peña vitoreando a la banda y aplaudiendo a rabiar. Volvieron para pedir un sentido aplauso al “rey del rock n’ roll” Phil Lynott y acordarse de una chica llamada “Rosalie”, que al igual que “Bad Reputation” vino acompañada de una fuerza inaudita respecto a su versión de estudio. Definitivamente, el sonido del grupo en directo ha ganado enteros con las recientes incorporaciones.
“Siempre he pensado que el rock n’ roll sirve para contar historias”, nos confesó el propio Warwick a lo largo del show y tal percepción se materializó en la épica “Black Rose”, que incitó al respetable a botar con sus cabalgadas guitarreras y bajó la persiana con acelerón y grito mexicano de Marco Mendoza incluido. Jamás una hora y cuarenta minutos se esfumaron tan rápido.
Por favor, que las nuevas generaciones no minusvaloren el legado de Thin Lizzy o los descarten al considerarlos una panda de puretas. Que se animen a asistir a uno de sus conciertos con esta veterana encarnación y comprobarán que de viejos nada de nada y que pueden dejar para el arrastre a cualquier grupo de chavalillos. Los chicos vuelven a la ciudad por la puerta grande.
Texto: ALFREDO VILLAESCUSA
Fotos: PEDRO ALONSO
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4 comentarios
La verdad es que el concierto mereció la pena. No sé lo que te pareció a ti, pero la gente con la que lo he comentado considera que los de la mesa de audio se pasaron mil pueblos. Me decepcionó Campbell que una vez más que sigue en su papel de segundón. Por lo demás, sí la sala estaba petada, pero habían regalado un montón de entradas. Un saludo
Yo desde luego lo confirmo: o los de la mesa se pasaron tres pueblos o había demasiado instrumento en el escenario para poder hacer sonar bien en esa sala. Darren Wharton, si no es por la intro de Angel of Death y las voces en Still in Love with you, lo mismo se podía haber quedado en su casa porque ni nos enteramos de que estaba. Y parecido con la guitarra de Warwick. Para mi el mejor Downey, del que precisamente no habláis nada.
Sobre las entradas regaladas ...fijo, porque todos comentamos que habia un monton de gente extrañisima que no se ve nunca en los conciertos pululando por alli como si estuvieran dando una vuelta y dando un poco por saco.
Aparte de eso buen concierto. Con esas canciones como para no!
PD: Lo de salir de un concierto de rock a las 10 y media de la noche es impresentable. A ninguno de los que estabamos alli les dejaban sus padres hasta las 11, jaja
Estubo de 10 el concierto , joder, siempre sacando fallitos , pero que queremos?.
El sonido no fue perfecto , pero para eso poneros el disco,tambien influye en la parte de la sala que te encuentres y las ganas que tengas de ir a disfrutar del grupo o las que tengas de perfeccionista prepotente y don de periodismos fustrados.
Un saludo
El JeAVI