STEVE VAI: SHOW DE VARIEDADES
18 diciembre, 2012 2:15 am 8 ComentariosSala Santana, Bilbo.
Recuerdo aquella ocasión en que nos llevaron de excursión a un famoso museo de arte contemporáneo. Allí no nos esperaban obras del calibre de ‘La Gioconda’ de Da Vinci o ‘La Noche Estrellada’ de Van Gogh, pura bazofia al lado de esa sublime creación que cambiaría por completo nuestra percepción del mundo: un cuadro blanco, así tal cual lo cuento, sin nada más. Parece una broma de mal gusto, pero se trata sin duda de uno de esos insoslayables misterios de la pictórica de la era moderna.
Todo esto viene a colación de una frase de un conocido en el que comparaba a Steve Vai con Picasso, una suerte de genio incomprendido adelantado a su tiempo al que mucha gente en su época consideraba un vulgar tarado. Y la verdad es que al susodicho no le faltaba un punto de razón por la fama de masturbamástiles que atesora el hacha estadounidense, amén de una extensa y prolífica trayectoria que le permite editar varios discos al año y en los intervalos que le sobran componer piezas sinfónicas para orquesta. Un auténtico crack en lo suyo, vamos.
Nunca hemos sido muy aficionados a las pajas instrumentales, pero la versatilidad demostrada en su reciente ‘The Story of Light’ nos animaron a acudir, aparte de la profunda convicción de estar ante una leyenda de las seis cuerdas a la que merece la pena prestar atención y contemplar en directo por lo menos una vez en la vida. Algo que había que tachar de la lista.
Muchos debieron de pensar lo mismo, porque, pese a no repetir la entrada masiva de la ocasión precedente, la afluencia casi alcanzaba hasta el fondo de la sala, con una notable presencia de jóvenes aprendices de guitarra y féminas, pues el hombre se conserva bien para sus años. Lamentablemente, por algún oscuro motivo, se impidió a los fotógrafos acceder al foso y hubo que batirse el cobre entre las primeras filas.
Con puntualidad exquisita, el mito Steve Vai empezó con la garra necesaria para mantener el interés con “Racing The World” y “Velorum”. Al tercer tema ya nos presentó a la banda, muy competente, por cierto, y varios de ellos con trabajos en solitario para comprar en el merchandising. Era un tipo simpático y se río de sí mismo con la fama de pesados de los virtuosos al afirmar que tocaría unas seis horas. No llegó a tales extremos, aunque alcanzó sin problemas los 180 minutos.
Hay que agradecer por lo menos que no se limite a tocar su instrumento con cara de palo, sino que nos deleitara con poses histriónicas en cada nota, pasos de baile y un vestuario de lo más curioso, como esos coloridos pantalones con los que nos sorprendió de primeras. Impagable cuando se agitó igual que si la guitarra le produjera descargas eléctricas, definitivamente, es todo un espectáculo digno de ver.
En lo que flaqueó bastante fue en el sentido del entretenimiento, al cascarnos un solo de acústica de su guitarrista de apoyo a eso de la media hora inicial, encima poco después de dejarnos buen sabor de boca con un tremendo “Tender Surrender” que suscitó una amplia ovación de la muchedumbre. Al de un rato, el bajista también sintió una necesidad irrefrenable de explayarse y nadie se lo impidió porque era muy democrático todo, cada uno tenía su momento de gloria, aunque algo de orden en este aspecto no habría estado de más.
Por fortuna, Vai frenó de momento los desvaríos con el tema cantado “The Moon and I”, que trata de una experiencia mística que tuvo con la luna en la que se contagió de tranquilidad y se preguntó por nuestro lugar en el universo. Aquí se reveló como un cantante competente en directo que no tendría problemas para interpretar de seguido unas cuantas piezas, lástima que su palo sea eminentemente instrumental.
No faltaron los habituales numeritos de doblar punteos junto a su compi Dave Weiner o aquello de que el batería repitiera lo que Vai tocaba. Y la chica del arpa, Deborah Henson-Conant, no tardó tampoco en unirse a la fiesta del ombliguismo desaforado con su respectivo solo, ahí se pasaron unos cuantos pueblos y jugaron con la paciencia de los menos habituados a las digresiones injustificadas.
Casi habría sido más honesto dedicarse en exclusiva al repertorio y terminar al de hora y media que alargar la pantomima hasta la exasperación con momentos tan dantescos como el solo de batería con un artilugio en plan hombre orquesta, de vergüenza ajena, el tramo más insufrible con diferencia. Al recobrar la consciencia, Vai nos sorprendió con un flamante traje de luces y una guitarra con un extremo en forma de arpón en “The Ultra Zone”, que por su impactante puesta en escena mantuvo cierto interés.
Y el show de variedades alcanzó el clímax cuando sacó a un chico y a una chica del público para construir una canción en base a lo que ellos cantarían. Por supuesto que todo ello estuvo plagado de anécdotas, acerca, por ejemplo, de la fantasía secreta de las mujeres, que sería tocar el arpa, según él, o de algunos problemas de comunicación debido al desconocimiento general de la lengua de Shakespeare. Para finalizar, les dio una púa como caramelito, y hala, a cascarla, a ver el concierto desde la parte de atrás.
Con tanta bobada normal que se supere sin dificultad las dos horas y para cuando se arrancó con la inmensa “For The Love of God” ya casi habíamos desconectado por completo. Finiquitó el circunloquio con las ínfulas orientales y el empaque de “Taurus Bulba” antes de levantar la guitarra a modo de ofrenda a los fieles, aunque quizás la debería haber lanzado por su paciencia infinita.
En resumen, aquello se asemejó más que a un directo trepidante y con la necesaria tensión que debería haber encima de las tablas a uno de esos programas de la tele para la noche del sábado que te incluyen monólogos humorísticos, desfiles de chicas ligeritas de ropa y cualquier otra treta con tal de entretenerte y no ir al meollo de la cuestión. Sin responder a esa pregunta principal: ¿qué es lo quieren venderte?
TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA
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8 comentarios
Me parece una de las peores críticas de un concierto que he leído... Chico... cambia de trabajo, no es lo tuyo.
Me ha enojado de una forma tremenda la falta de respeto y la poca visión de lo que ha de ser un show entretenido.
Lo tuyo seguramente será ver a Motorhead con cara de malo malote, basta ya de tanta pose heavy, llevamos viendo el mismo espectáculo 30 años y cuando viene alguien una idea diferente lo machacas.
Has preguntado a las personas que asistieron qué les pareció? No crees que realmente el Vai devuelve a su público cada euro que han pagado?
Este mariskalrock.com cada vez es más infantil y adolescente... estáis perdiendo el norte con tanta 'autenticidad' heavy, por favor, adaptaros a los tiempos.
Muchas gracias.
Me entristece ver como los que se dicen periodistas no tienen ni el respeto ni la cultura como para ir a un concierto y valorar sin entrar en sus propios gustos musicales.
Ya tenemos lo que nos merecemos si no salimos del cajón de lo casposo y abrimos los ojos, en poco tiempo la música morirá.
¿Si no quiere ir para que vas?
Fue uno de los mejores conciertos que he visto de Steve Vai, quiso hacer un concierto más de showman que de guitar hero y algunas de esas cosas de showman estuvieron bien pero otras no tanto. De todas maneras el concierto estuvo muy bien y quiso dar frescura a su espectáculo dirferenciándose de otros guitarristas. No olvidemos que Vai, Satriani e Y.Malmsteen y otros guitarristas marcaron para mí un antes y un después en tocar este instrumento a mediados de los 80. Cuando vamos a ver a uno de estos músicos virtuosos nos tiene que dar nuestro máximo respeto ya que es de lo mejor que hay en la música rock.
Por lo visto la gira ibérica de este GENIO fue todo un exito.Es decir como nos tiene acostumbrados cada vez que pisa nuestro país!!!!
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Esto reza, antes de comentar, y el tarado que ha publicado dicha critica, sabe de música, lo que me de vestirse solo.
Uga Uga! Mi ser true jebi. Mi gustar pentatónica y doblebombo tucutacutucutacu. Mi no gustar Steve Vai.
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¬_¬ vaya tela...
Está crónica refleja el estado de amargura persistene en el que viven determinadas personas. El cronista o pseudoperiodista que la ha escrito demuestra una gran falta de respeto, con la clara intención de herir sensibilidades.
¿hacia donde camina Mariskalrock? Muchos, ya hemos dejado de comprar la Heavy.
Por cierto, Steve Vai, increíble,como siempre.
La crítica si que es de vergüenza ajena. Gran concierto, entretenido y divertido. Al parecer tiene que ser todo muy serio y trascendental para este crítico. Yo lo vi en Barcelona y la ovación final de la gente fue espectacular.