MICHAEL MONROE: JUST A ROCK N' ROLL SINGER
24 mayo, 2011 5:05 pm 1 Comentario
Kafe Antzoki, Bilbao
Hay personajes extraordinarios que consiguen la categoría de leyendas antes de muertos. No suele ser lo habitual, pero a veces se produce el milagro y se convierten en mitos vivientes que siembran expectación allá por donde pasan. Algo de esto sabe el finlandés Matti Fagerholm, más conocido en el mundo rockero como Michael Monroe, pues contribuyó a finales de los 80 al despegue de la escena glam angelina y hasta el orgulloso Axl Rose lo consideró la única persona que podría atraer más atención que él mismo, bendita humildad.
Décadas después, Monroe sigue siendo toda una estrella en su país, según nos comentaba a la puerta un compatriota suyo, y conserva intacta la capacidad para atraer a nuevas generaciones que copian al milímetro su indumentaria. Y no es para menos, porque este escuálido rubiales ha recogido como nadie el guante del rock n’ roll macarra y descarnado de Iggy Pop, Johnny Thunders y su idolatrado Stiv Bators, añadiéndole el plus de una descomunal energía para el directo que cualquiera que lo haya visto no podrá olvidar.
Teníamos un mito, pues, a tiro de piedra, pero la gente no pareció entenderlo así y quizá prefirió seguir de cerca la apasionante noche electoral. Sea como fuere, el caso es que unas 200 personas se antoja una cifra ridícula para una figura de tal calibre. En fin, el mundo está lleno de fenómenos inexplicables al margen de toda lógica.
Mientras esperábamos si alguien más se animaría al sarao, los madrileños ÁNGELES nos traían un hard rock crudo y casi punkarra deudor de los primeros Guns N’ Roses en el que se podía atisbar algún soplo alternativo a lo Stone Temple Pilots. Llevaban poco tiempo con este proyecto, según confesaron en el mismo escenario, pero se les notó rodados y compenetrados, tanto en temas propios tipo “Corazones Solitarios”, en plan White Stripes, como en las poco imaginativas aunque muy decentes versiones de “It’s So Easy” (Guns N’ Roses) y “Sin City” (AC/DC). Pura adrenalina.
En circunstancias normales, cuando observas a un tío incapaz de permanecer quieto un segundo y con la suficiente cantidad de manías extravagantes que provocarían la risa a más de uno, lo habitual sería huir de ese personaje como de la peste. Sin embargo, el dicho de hacer de la necesidad virtud cobra pleno sentido en MICHAEL MONROE y esa inquietud congénita le transforma en todo un animal de directo capaz de encandilar a la primera nota.
Por las ganas desbordantes con las que irrumpió el rubio le perdonamos que nos hiciera esperar casi una hora respecto al horario previsto. El inicio con “Trick of the Wrist” y “Got Blood” fue absolutamente demoledor en varios sentidos, desde la contundencia que aportaba la banda de Monroe a las canciones hasta el apabullante sonido, seguramente casi al límite de lo soportable para el oído humano. Un servidor, que pertenece a ese selecto club de futuros sordos, siempre preferirá escuchar este tipo de música a un volumen más que razonable que a uno en el que se oiga hasta la conversación del vecino.
La chavalería de las primeras filas lo empezó a flipar realmente con “Motorvatin’”, el primer guiño a los Hanoi Rocks. Y es que el recinto se prestaba a los juegos malabares del vocalista, bien dando vueltas y vueltas al pie del micrófono, enrollándose el cable alrededor del cuello y, por supuesto, confraternizando con los emocionados fans entre los que destacaban un clon juvenil de Monroe y otro pintado a lo Twisted Sister. Los números más acrobáticos quedaron reservados para el final.
El repertorio, a excepción de unos cuantos temas, prácticamente calcado al disco en directo ‘Another Night In The Sun’, es decir, para darse con un canto en los dientes, pues mete cosas de Demolition 23 (“Nothin’s Alright”, “Hammersmith Palais”), versiones de The Damned (“Love Song”, “Machine Gun Etiquette”) a toda pastilla y mejor tocadas que las originales hoy en día, y, obviamente, lo más reseñable de su trayectoria en solitario, aunque se olvide de ‘Watcha Want’ y otros trabajos geniales.
El ritmo del concierto se asemejó a una locomotora imparable, pildorazos medio punk de dos o tres minutos sin tiempo para aburrirse ni barrilas inútiles, de vez en cuando ponía el puntito detallista con la armónica o el saxofón, pero la descomunal maraña sónica hizo imposible la tarea de apreciar tales matices, por lo que hubo que intuir las notas de dichos instrumentos.
La peña, sin embargo, lo que esperaba eran los viejos clásicos de Hanoi Rocks, y eso se notó con “Back To Mystery City”, que fundieron en sus estertores con el “Day Tripper” de Beatles. La fiesta continuó para delirio de la afición con “Malibu Beach Nightmare”, lástima que el vigoroso solo de saxo resultara por completo inaudible. Y el colofón a esta vertiginosa recta final no se hubiera entendido sin “Dead, Jail or Rock N’ Roll”, quizás el corte más emblemático de su carrera y que muchos recordaran por ese mítico video junto a Axl Rose que termina con Monroe medio moribundo en el capó de un coche. Pero, como demostró a lo largo de unos 70 minutos, este hombre, lejos de morder el polvo, se mantiene a sus 48 años con la frescura de un veinteañero sin síntoma de desgaste.
Tras un parón de duración más que razonable, la banda volvió para recordar a Johnny Thunders en “I Wanna Be Loved”, antes de que al rubiales le diera por colgarse de una de las barandillas que da acceso al segundo piso en una suerte de ejercicio gimnástico. De esta guisa concatenó fragmentos del “Eye of The Tiger" de Survivor, la trillada “Smoke On The Water” de Purple y desembocó en el “1970” de Stooges. La sesión de homenajes quedó finiquitada con el “Blitzkrieg Bop” de Ramones, con Ginger a la voz y Monroe a la batería, un espectáculo digno de ser contemplado.
Puede que una hora y escasos minutos sepa a poco en otros grupos, pero en el caso de este sujeto se encuentran justificados por el ritmo implacable de su show y por esa inaudita fuerza interior que parece poseer a las tablas. En la versión de Nazareth “Not Fakin’ It” canta “Me I’m just a Rock n’ Roll singer”. ¿De verdad se trata de solo de eso? ¿O de algo más grande que la propia vida?
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
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1 comentario
El concierto de Madrid fue simplemente espectacular. Con esa edad y sin parar de moverse, este tío rebosa actitud rock 'n roll por los 4 costados.