LAS DOS PRIMERAS JORNADAS DE SWEDEN ROCK
10 junio, 2011 4:45 pm 3 ComentariosANIVERSARIO EN LA CUMBRE DEL ROCK 'N ROLL
Martes 7
Un año más iniciamos los preparativos para nuestro viaje a la cumbre de los festivales europeos, el Sweden Rock. Un festival que este año llega a su XX aniversario y cuyo cartel no acaba de proponer la calidad expuesta en otras ediciones. Pero aun sin el factor sorpresa de otras ocasiones y con la sombra de otras grandes citas pisándole los talones muy de cerca –léase Sonisphere y High Voltage, además de los clásicos Graspop, Wacken y Bang Your Head -, por su situación, diversidad y organización, el Sweden Rock sigue siendo el referente de los festivales europeos; esperemos que por muchos años más ya que ello querrá decir que el listón seguirá subiendo.
Salimos de Barcelona rumbo a Copenhague vía aérea y aun comprando los billetes con antelación comprobamos que los precios se han disparado -como veremos luego, desgraciadamente este punto lo acusaremos en todo-. En el aeropuerto nos encontramos con un amigo de otras ediciones, los comentarios son los ya expresados: “Vengo este año porque el Sweden nunca me ha defraudado, pero los precios y el cartel lo hacen menos sugerente que otros años…” Mientras dura la espera, con una media hora de retraso, en el aeropuerto surgen las primeras anécdotas: En el paso por el arco de seguridad al único de la fila al que el pitido sacude es a mí; doble cacheo y vaciado de bolsa de mano, ya que al parecer un objeto sospechoso sale en pantalla… “Veo que llevas chorizo”, me exclama el segurata mostrándolo como si de un trofeo se tratara, para que el personal se mofara de ese individuo que vestía de heavy, claro… en lugar de achantarme, ante las miradas de propios y extraños y ante la actitud del segurata, en voz alta le replico: “Sí, es que siempre que salgo del país me gusta llevar algo que no me haga olvidar de dónde provengo…”, la tortilla se quemó del lado del segurata y el ridículo acabó haciéndolo él ante la mofa de los que allí nos encontrábamos.
El vuelo fue más tranquilo, apretados como unas sardinas y desembolsando la pasta hasta para humedecer los labios, llegamos a Copenhague la media hora tarde antes mencionada, a la que se unieron unos cuarenta y cinco minutos más de espera frente a las cintas que transportaban nuestros equipajes. Esas esperas hicieron que perdiéramos el tren hasta Sölvesborg por sólo un par de minutos –cuyo billete se había encarecido como un 5% sobre el precio del pasado año-. Durante la espera en la estación, que está anexa al aeropuerto, nos reencontramos con otra veterana del festival, Raquel NJ de Málaga, la alegría es mutua y los comentarios se suceden: “Este año vamos a ser unos ochenta españoles en lugar de unos seiscientos como el pasado año, es que no veas los precios que ponen en todo y la puta crisis cómo aprieta…”
Un par de horas de viaje por un paisaje verde y un cielo que amenaza con que vamos a plantar las tiendas calados hasta los huesos, nos lleva hasta Sölvesborg; no sin la anécdota de tener que ir de una punta a la otra de un tren kilométrico, ya que en Kristianstad –dos paradas antes de Sölvesborg- desenganchan los vagones para hacer del tren dos partes que van en direcciones distintas. Por fin llegamos a Sölvesborg, de allí un shuttle que nos transporta directamente a la zona del festival –también algo más caro que en otras ediciones, 80 Coronas, unas 15 más-.
En la zona del festival, lo primero las acreditaciones, allí nos enteramos del precio de las entradas: 280 Euros!!! Qué pasada, desde luego es para pensárselo!!!
Más reencuentros con viejos amigos, pero antes, las chicas que se encargan de las acreditaciones están más verdes que las praderas en las que nos encontramos y nos ponen las cosas un poco difíciles, al final todo bien, incluso les enseñamos cómo va el tema para que la gente se acredite sin que tengan que recurrir a la ayuda de otras compañeras más experimentadas.
El montaje en la zona del camping de prensa la cosa es diferente a otras ediciones, en un lado las caravanas y en el otro las tiendas, en este caso todo parece más organizado y menos embarullado, pero en contrapartida hay menos lavabos portátiles; en ese aspecto un suspenso para la organización, espero que en próximos días este punto se solucione.
El tiempo nos ha acompañado y la lluvia no apareció. Un pequeño paseo por la zona de tenderetes donde la oferta es algo menor que en otros años, pero los precios por el contrario se han incrementado, aunque aún siguen siendo mejores que en los festivales españoles (que te cobren 5 euros en España por un bocata de refrito cuando aquí por 4 tienes una variedad impresionante de todo tipo de comida caliente, es indignante!).
Contrariamente a otros años, éste las actuaciones en la pequeña carpa exterior –donde hemos visto nacer a bandas como Crucified Barbara o Crashdiet- se resume a un Karaoke metalero, por lo que después de cenar y una cerveza decidimos cerrar el día.
Primer día de festival y empieza mucho más temprano de lo que imaginábamos, a las 04:17 AM exactamente, esa hora a la que una despiadada bandada de gaviotas entablaron batalla a graznidos con cuervos y urracas. Evidentemente nos despertaron y a trompicones abrimos los ojos para entrecerrarlos por la iluminación de la luz del alba escandinava –parecían las nueve de la mañana-. Costó, pero por fin la batalla aérea y el concierto ornitológico cesaron permitiendo que el sueño se reconciliara con el cansancio.
Ya a una hora más prudente, con un sol que para nada hacía presagiar la que al final del día se nos vendría encima, iniciamos: Aseo, desayuno, paseo al lado del mar, comida y… Rock 'n Roll!!!
Las 15:30 y puntualmente el Zeppelin Stage –el primer día sólo tres de los cinco escenarios se abren para dar cabida a las actuaciones de la jornada inaugural, día que por cierto siempre está Sold Out- acoge a unos Seventribe que con un Metalcore melódico –por definirlo de alguna manera- actúan en un querer y no poder. Aún les queda mucho dada su juventud, pero no fue la mejor apertura para este tipo de festival.
La cosa varió con el Boogie Rock de Rhino Bucket, buenas dosis de Rock 'n Roll marchoso y bien acogido que divirtió y animó al ya numeroso público que se había congregado ante el Sweden Stage –el escenario principal del día-. De regreso al Zeppelin Stage, pasamos por el Rockkassiker Stage -un escenario que suple a la clásica carpa donde en su día tocaron Lujuria y que ya el año pasado acogió sólo conciertos en versión unplugged-; en este caso una rareza, una formación de Black Rock, The Dead and Living, haciendo su set list en acústico; lo cierto es que sonaron mejor de lo que me pensaba y el estilo, aunque pareció menos oscuro, gozó del beneplácito del respetable… Ya en el Zeppelin Stage, el cuarteto Mason Ruffner nos abrumó con unas buenas dosis de Power Blues sobrio y bien ejecutado, con partes de buenas y esenciadas guitarras que nunca cayeron en el virtuosismo pero que demostraron calidad.
De vuelta al Sweden Stage y con la bendición de poder disfrutrar de quince minutos de relax y de sol, nos preparamos para recibir como se merece a una de las bandas a las que he visto nacer precisamente aquí y en su ciudad natal, Malmö: Crashdïet. Enérgicos y siempre arropados por un público que les estima y disfruta incondicionalmente de su Hard Rock con guiños de Sleazy, quizá por ello perdonaron que la voz en muchos momentos no estuviera a la altura de otras ocasiones. Al final la fiesta fue grande de verdad.
De nuevo el paseíto hacia el Zeppelin y, de nuevo parada para ver las excentricidades de un personalmente casi desconocido, Bob Log III –yo pensé lo que alguno de vosotros debe haber pensado: con ese nombre uno puede esperarse todo, pero a veces la realidad supera a la ficción-. No era un pájaro, ni un avión… era Bob Log III con un casco de piloto época guerra de Corea y un mono espacial negro, estilo David Bowie, que a la pura usanza de hombre orquesta divirtió con un repertorio en el que mezclaba versiones y temas de su cosecha –el primero un mix de AC/DC con un tema propio y final con el himno sueco-. Todo con esa esencia del estilo que acuñó Bob Dylan, eso sí, a lo Freaky!
Como las actuaciones se solapaban decidimos ir a ver a los que, a mi entender, fueron la gran sorpresa del día, Black Veil Brides, un quinteto que usaban la indumentaria y pinturas de los más clásicos Möttley Crüe en negro funerario como efecto visual y que a pesar de su juventud apuntaron muy buenas maneras sobre las tablas. El Sleazy y el Hard Rock estilo gótico con algún guiño de Metalcore fueron las armas que esgrimieron para, como dije, sorprendernos muy gratamente.
Otros quince minutos entre una actuación y otra nos dejó poder ver el final de Bob Log III, quien sorpresivamente había excedido el horario de su actuación en más de media hora! Sorprendente por estos lares o error en el “Time table” del festival. Justitos en el tiempo llegamos de nuevo frente al Sweden Stage donde Five Horse Johnson propusieron unas buenas dosis de Hard Rock Sureño que nos ayudó a recargar las pilas frente a lo que aún quedaba de festival.
Otra vez a la rueda, otra vez a empezar… como diría Yosi. De nuevo camino al Zeppelin Stage y, de nuevo paradita en el Rockklassiker, sobre el que otro semidesconocido para mí, Roffe Wikström, nos dejó algo adormecidos con un blues de cantautor que personalmente encontré sin personalidad. Por suerte la cosa se afinó mucho más en el Zeppelin Stage ya que teníamos la quizá oportunidad única de ver a esa superbanda, Necronaut, que se ha formado como un proyecto en homenaje a los estilos más obscuros del Metal escandinavos. Durante los temas que englobaron el set list fueron desfilando grandes voces de los estilos más oscuros del Metal del norte, pero la banda era la misma. Curiosa actuación y muy bien cuadrada, sobre todo si tenemos en cuenta la dificultad que entraña para una formación adaptarse a tantos cantantes diferentes y reunirlos para ensayar los temas, En la crónica de la Heavy Rock os daremos muchos más detalles sobre esta actuación, y lógicamente sobre el resto; ahora dejadme ser un poco malo y poneros los dientes largossss…
Llegaba el final del día y los dioses escandinavos quisieron recordarnos dónde estábamos, ya el final de la actuación de Necronaut se vivió bajo una intensa lluvia que amenazaba con descargar aún más intensamente, como desgraciadamente así fue… Agua y más agua, algún trueno y sus consecuentes relámpagos, nos hicieron temer a lo único que temían los galos: que se les cayese el cielo encima… Caer no cayó, pero escurrió toda el agua que había ido acumulando en casi dos semanas y además con mala leche…, por suerte eso sólo afectó a nuestra ropa, no a nuestras ganas de disfrutar del gran final de fiesta que nos propusieron el cuarteto de Göteborg, Hardcore Superstar. Sleazy, Hard Rock, Heavy… Todo un amalgama de estilos que se convirtieron en la espoleta percutora para que temas como “Last Call For Alcohol” o “Sweet Reputation” secaran el cielo de agua y nuestras gargantas de la saliva que habíamos ido alimentando a base de grandes dosis de cerveza.
Con el cuerpo encogido por la humedad, pero con todo el ánimo de seguir la fiesta nos desconectamos hasta el tercer día de estancia en las verdes, y mojadas, praderas de Sölvesborg…
Texto y fotos: Josep Fleitas
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3 comentarios
pero...¿donde estan las criticas?¿los setlist?...parece que estas contando un dia en el campo
Un auténtico placer volver a compartir el Sweden con vosotros 🙂 Al final con la tonteria, no nos hicimos la fotillo de rigor juntos :// , y a ver si nos volvemos a ver antes del año que viene, que de Sweden en Sweden no es suficiente!
Un besazoooooooooooo!!!
" My good reputation" no " sweet reputation"