JORGE SALÁN: MAGIA EN EL RING

14 febrero, 2012 1:20 pm Publicado por  1 Comentario

Sala Ritmo & Compás, Madrid

Sigue combatiendo con las armas del talento por lo que cree, por lo que salta a la vista que le hace sentir vivo y sí, ya va nada más y nada menos por el ‘Sexto Asalto’, ganando la partida al silencio y a la mediocridad a base de buenas canciones, que es lo que más importancia ha tenido siempre para él. Jorge Salán es un virtuoso, de eso no hay duda, y podía tirarse por la eternidad escala para arriba y escala para abajo, pero ha preferido mantenerse fiel a sus principios y combinar sus inabarcables capacidades técnicas con el gancho de las canciones, hasta el punto de subordinarlas a ellas.

Precisamente este ‘Sexto Asalto’ es el que presentaba el artista madrileño, perfectamente escoltado por el bajista Fernando Mainer y el batería Carlos Expósito, en la urbe de Madrid. Es su ciudad y los suyos no fallaron, abarrotando la sala Ritmo & Compás hasta el punto de quedársele pequeña. Al parecer, hubo gente que se quedó sin entrada y no pudo disfrutar de un majestuoso recital de Jorge Salán y compañía que además quedó grabado en vídeo para la posteridad. Veremos a ver qué salida le da.

Hasta que el ex futbolista del Real Madrid, Racing de Santander y Deportivo de la Coruña, entre otros, Emilio Amavisca, apareció en el escenario para presentar el show; tuvo lugar una prolongada espera, más que la que podíamos prever. Pero al fin, el trío arrancó el concierto, y lo hizo con efectividad de la mano de las cuatro primeras canciones de su nueva obra en idéntico orden, “Depredador”, “Mar De Cristal”, “Tocar Tierra” y “Aprendiendo a Perder”. Tras la tercera, el bueno de Jorge ya estaba presentando, con claro acento bromista, a los que llamó “los impresentables”, los dos músicos de lujo que lo flanqueaban. De Fernando Mainer dijo que iba a dejar la música porque estaba metido en otros negocios con Urdangarín. El buen rollo entre ellos era palpable, y la compaginación instrumental más si cabe. Fueron un reloj.

El habilidoso hacha madrileño no dejó de lucirse en los solos, siempre al servicio de la expresividad, y lo hizo más que hasta el momento en “La Tormenta”, en la que también nos instó a dar palmas. El ánimo era creciente tanto arriba como abajo del tablado. Volviendo al nuevo trabajo, acometieron “Reflejos del Ayer”, previa referencia a la dichosa crisis, y es que Salan ha demostrado en diversas ocasiones y letras que no carece de conciencia social. El guitarrista, que se ha esforzado por encajar cada vez mejor su voz, la cantó con inusitada vehemencia para después deleitarnos con un trepidante solo subido a la plataforma que montó en la parte más céntrica y frontal del tablado, hacia la que apuntaba un ventilador para mayor carga estética, al estilo de tantos guitar-heroes.

Para introducirnos a “La Lluvia Quedó Atrás”, Jorge echó mano de la armónica durante un breve instante, que no se diga que la guitarra es su única capacidad. Aunque claro, si después te deja totalmente boquiabierto con “Risk”, lo que no se puede negar es que si es su principal y más espectacular faceta.

"Where The Streets Have No Name”, versión de U2, y “Agotamiento”, allanaron el terreno a la sensacional “Trainspotting”, tras la cual la gala entró en otra fase. Fue entonces cuando Jorge dio paso al prodigioso violinista Roberto Jabonero, que ha dado cuenta de sus habilidades en grupos como Celtas Cortos y que nos demostró por qué Salan se refirió a él como el mejor y más reclamado violinista del país. Juntos acometieron una espectacular “Driving Through The Tunnel”, que, ante nuestra mirada atónita, doblaba el violín a la perfección. Creedme cuando digo que fue exagerado como sonó la instrumental a cargo del cuarteto en escena. Tras ella, Jorge Salán y Roberto Jabonero, que interpretaba su violín como si de una guitarra eléctrica se tratase, se enzarzaron en un sorprendente diálogo de virtuosismo, el violinista en escena y el guitarrista, que poco antes había desaparecido, subido al piso donde se encuentra la puerta a camerinos.

No abandonó Roberto el escenario durante las tres siguientes canciones, que se correspondieron con el momento acústico de la noche, que gozó de gran respuesta. Su violín lo dotó de más magia si cabe y enriqueció hasta la saciedad las composiciones. Éstas fueron “Subsuelo”, necesario mención a Miguel Ríos incluida, “Face To Face”, que sonó de fábula pero se echó mucho en falta la personalísima voz de Tony Guerrero, quien la grabó; y “Cero 16”, un alegato contra la violencia de género escrito por el padre del guitarrista, que seguía con orgullo las evoluciones de su hijo desde algún lugar de la sala y comprobaba fehacientemente como a su alrededor un montón de entusiastas fans de su música coreaba sus canciones.

La emocionante versión del “Kids Wanna Rock”, original de Bryan Adams, hizo que siguiéramos cantando, esta vez más alto y nuevamente sobre tesituras eléctricas. Jorge Salán se refirió a los tiempos que corren como tiempos dominados por la música chicle, pero enseguida mostró su satisfacción por que conciertos así sigan obteniendo tan buena acogida. De hecho, “A Tu Lado Caminar”, antecedida por “Fuerza y Aire”, parecía ir dedicada a toda la audiencia, que sin duda estaba viendo sus expectativas sobre el show más que cumplidas.  Casi para el final del concierto se dejó uno de los cortes estrella de ‘Sexto Asalto’, “Depresión”. No debería de salir nunca de su repertorio, pues con ese feeling culminado en un magnífico estribillo, es el perfecto aliado del directo. Personalmente, creo que otras canciones como “Back In Time” o “One Way” (“Cuando los Tiempos Cambien”, en su versión en castellano)  tampoco merecen haber sido aparcadas, pero claro, se empieza a notar la dilatada y prolífica carrera que lleva a sus espaldas. Aun así, eso no le hizotener reparos para terminar la actuación versionando a uno de sus ídolos, el tristemente fallecido Gary Moore. “Over The Hills And Far Way”, para la que Jorge se ayudó de la letra pegada en el escenario (¡no iba a fallar a una de sus máximas inspiraciones!), y “The Sky Is Crying” (sí, un blues) dieron carpetazo a su actuación cerca de la hora bruja. La magia ya la habían puesto Jorge Salán y los suyos.

Texto y fotos: Jason Cenador

Etiquetas: ,

Categorizado en: ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *