IN FLAMES: ¡¡CONCIERTAZO!!

Sala La Riviera, Madrid

Aunque sean habituales de nuestro país, In Flames siguen generando mucha expectación. La cantidad de seguidores de los suecos sigue creciendo y se puede ver cómo año tras año continúan llenando allá por donde pasan.

Esta vez se trajeron unos teloneros más desconocidos de lo habitual: Noctiferia. Es una banda eslovena de metal extremo con cinco discos en su haber -el último del 2010, ‘Death Culture’ - muy recomendado por cierto.

Aunque fueran desconocidos para mí y para la mayoría, en el centro de la sala, una gran cantidad de gente saltaba y coreaba sus canciones. También es cierto que Gianni Poposki, vocalista de la banda, incitaba a botar y gritar. Tienen una enorme fuerza en directo.

Con un “¡Sois de puta madre!” se subió a las vallas que separaban el foso del público y organizó un circle pit que empezó como tal pero acabó siendo un pogo bastante grande.

Todos los miembros estaban muy agradecidos por la acogida recibida y así lo demostraron tocando dos últimos temas super potentes. Gianni cogió las baquetas y aporreó unos timbales haciendo una base rítmica muy pegadiza, mientras Mathias Gergeta castigaba su batería y Uros Lipovec hacía sonar el bajo que se escuchaba cojonudamente.

Mientras desalojaban el escenario por delante la sala se iba llenando más, hasta que tras una considerable espera llegó el turno de In Flames.

Al margen de su música, en el directo de los suecos cobran mucha importancia las luces, el sonido y la escenografía. Se traen dos mini telones con un bicho en cada uno del mismo tipo que el cuervo del ‘Sounds of a playground fading’, el cual colgaba de igual forma en un telón gigante al fondo. De esos bichos salía una luz roja con forma de corazón -del de verdad, con sus aurículas y ventrículos, no el ñoño que se acostumbra a ver- y encima de los mismos hay tres focos de luces rotatorias al margen de las que se colocan en el techo y en el borde del escenario. Un lujo de iluminación que iba perfectamente sincronizada con la música.

El sonido de todo el concierto, tanto de Noctiferia como de In Flames, fue sublime. Lo que se agradeció porque La Riviera no se caracteriza por ello precisamente.

Dicho lo cual, In Flames rompió la tensión que siempre se masca entre el público al saberse partícipe de un concierto de un grupo tan grande; lo hizo con las tres primeras canciones de su último disco: “Sounds of a playground fading”, “Deliver us” y “All for me”. El álbum salió hace menos de tres meses pero todo el mundo se las sabía enteras. El grupo, muy entregado, presentó sus siguientes temas haciendo que la sala se viniera abajo: “Trigger” y “Alias”, que tiene un ritmo muy atrapante que consigue que todos movamos nuestras cabezas al compás.

Tocaron otras tres canciones de su nuevo trabajo: “Where the dead ships dwell”, “Fear is the weakness” y “Delight and angers”, intercalándolas con bombazos como “Come clarity”, “Only for the weak” o “Swim”.

Cuando ya sabíamos que se acercaba el final porque ellos nos lo avisaron -no porque estuviéramos cansados, de hecho se nos hizo corto- subieron a un chico del público al escenario que disfrutó desde un sitio privilegiado de “The mirror’s truth”. Con el afortunado premio inmortalizado en su cámara se bajó del escenario con una sonrisa que le durará semanas. “Take this life” cerró el concierto con la voz en grito de los presentes haciéndole los coros a Anders Fridén; desde principio a fin, todas y cada una de las canciones fueron coreadas.

Me quedé super satisfecha ¡¡¡Conciertazo!!!

Texto y fotos: Patricia Á. Casal

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