FOO FIGHTERS: EL REY DAVID
8 julio, 2011 12:41 am 2 ComentariosPalacio de los Deportes, Madrid
Por mucho que acucie la crisis, hay citas marcadas en el calendario por las que puedes apostar como éxito seguro sin correr riesgos. Foo Fighters nos han tenido muy abandonados en los últimos años y, aunque precisamente por eso no son tan enormemente populares como en Reino Unido por ejemplo, se presuponía un llenazo que incluso dejó a gente sin ticket. Además de la accesibilidad no reñida con el buen gusto de sus canciones, son valores añadidos el hecho de que suden la camiseta con conciertos tan largos como el de esta noche y el que no vivan de las rentas y sigan editando buenos discos como el último ‘Wasting light’. Entre el público la fauna era de lo más variopinto y con más presencia femenina de lo habitual en un concierto de rock, aunque eso sí, la media de edad –unos 30 años- fue mayor a la que yo esperaba.
Horas antes de que un triunfal Grohl se despidiera definitivamente de nosotros, los madrileños DINERO habían recibido uno de los mayores premios de su carrera, merecida recompensa al trabajo realizado desde que el trío editara un homónimo debut discográfico que ha dado mucho que hablar y les ha asomado la posibilidad de convertirse en banda profesional en un futuro cercano. Cuando salieron ya había varios miles de personas en el recinto que agradecieron su media hora de concierto con canciones como “Trastorno bipolar”, “Mentiras” o “En invierno”. El sonido fue bueno, mejor que con THE GASLIGHT ANTHEM, banda de Nueva Jersey cuyo cantante y guitarrista Brian Fallon tiene un timbre de voz similar al de su paisano Bruce Springsteen. El estilo del grupo es algo más movido –sobre todo en directo, donde el batería Benny Horowitz arrea todo lo que no le dejaron en su último álbum ‘American slang’- pero igualmente evocador. No escatimó en elogios al cabeza de cartel, de quien aseguró que es la mejor banda de rock ‘n’ roll, y hacia la ciudad. También le gustaron a un público que para entonces ya casi llenaba el Palacio, pudiendo tocar 45 minutos bien aprovechados donde no faltaron “Old white Lincoln” (y su habitual incursión en “I’m a man” de Bo Diddley), “Wherefore art thou, Elvis?” (con el cantante preguntándose en castellano dónde estaban sus maletas), “The ’59 sound”, “Bring it on” o las postreras “Great expectations” y “The backseat”.
Definitivamente hubo un antes y un después de Nirvana, ya que desde entonces, en países como España el público más maleable le perdió el miedo a las guitarras fuertes, aunque siempre atado a las modas, sin demasiada inquietud ni juicio propio, mientras que los que se quedaron anclados en los 80 nunca acabaron de aceptar que existieran más formas de hacer rock. Los más inteligentes –o los melómanos puros más bien- abrazamos lo mejor de cada nueva corriente y así hemos llegado hasta nuestros días. De esa estirpe es también nuestro protagonista, forjado en la escena hardcore de Seattle, vital en el nacimiento de lo que se dio en llamar grunge, pero con un amor declarado por todo el rock y el heavy anterior. El hilo musical antes del concierto de FOO FIGHTERS parecía seleccionado por el propio Grohl: Rush, Van Halen, Soundgarden, Faith No More, Dio… A todo esto, un nutrido grupo de operarios se afanaban en dejar listo un escenario sin grandes alardes –la larga pasarela que divide al público en dos y seis grandes pantallas que suben y bajan desde el techo emitiendo luces diversas, a veces también imágenes, son lo más llamativo- pero muy diáfano, sin nada en los laterales de manera que se les podía ver bien desde cualquier punto.
Suben puntuales a las 22:00 y el concierto arranca con la urgencia de un “Bridge burning” donde el audio deja que desear, sobre todo en el plano de las voces, se oye poco a Dave y menos los coros del batería Taylor Hawkins, que además se muestra impreciso en los primeros minutos del show. Ya aquí Grohl se pega la primera de tantas carreras por la pasarela, siempre atento con sus fans, dándolo todo y desprendiendo ese halo de buena gente que también alcanza a su obra, llena de energía positiva en contraste con su pasado en Nirvana.
No me gusta mucho “Rope”, primer single de su reciente ‘Wasting light’, pero la gente canta el riff inicial en señal de aprobación y además me pone contento que el sonido vaya aclarando. Lo terminan sumiéndose en un agresivo bucle que levanta nuestros ánimos mientras el cantante no para de agitar la cabeza.
Hasta el comienzo de “The pretender” uno ni se acuerda de que el grupo gira con el teclista Rami Jaffee. Emocionados, nuestras palmas secundan el ritmo a petición de Dave, aunque me desanima ver que el cantante no se atreve con el estribillo y lo hace más bajo, recibiendo poca ayuda además por parte de Taylor, con lo que se pierden armonías por el camino. Por suerte fue un espejismo, pues la mayor parte de las canciones las interpretó con solvencia. Alargan la rocanrolera parte intermedia para que Grohl se acerque de nuevo a su gente.
Empalman directamente con “My hero”, donde vuelven a extenderse, con Grohl haciendo el cabra, Hawkins luciéndose, una parte muteada para que cantemos nosotros y un caótico final. Es tras ella cuando el frontman se dirige al público, que grita “Foo, foo, foo”, chistándole para que se calle porque es importante lo que tiene que decir. Nos recuerda que hace 10 años que no vienen a España (en realidad creo que son nueve) y pide perdón. “Vais a ver el mejor show que hayamos dado nunca, tocaremos todo lo que tenemos”.
“Learning to fly” es concatenada con “White limo”, donde se deja la garganta. “Arlandria”, más reposada pero exquisita, nos tiene en vilo cuando justo antes de que empiece la estrofa paran unos instantes dejando que sus instrumentos se acoplen. Esta vez las palmas son espontáneas y me pregunto una vez más cómo es que esta canción no ha sido single. Juegan muy bien con las distintas intensidades del tema aprovechando para llevarlo en un momento dado hasta el susurro, y aquí sí que Taylor da la talla como corista. “¡De puta madre!”, exclama en castellano un complacido Grohl ante nuestro recibimiento.
El jugueteo con el flanger pone sobre aviso a los más listillos de que lo que viene a continuación es “Breakout”, con unos divertidos parones al comienzo, como frenan en seco antes del primer estribillo para que lo cantemos nosotros solos. Es otro de los temas alargados para interactuar con el público, y también otro en los que Dave grita de lo lindo.
“Va a ser una noche muuuy larga”, asegura antes de presentar a la banda, que como nota distintoria cuenta con tres guitarristas: Chris Shifflet, el también ex de Nirvana Pat Smear y él mismo. Se bebe una birra, eructa y nos recuerda que hay una canción que canta Taylor: “Cold day in the sun”. Se le escucha poco al batera, pero se aprecian bien las teclas, haciéndoles parecer más una banda de rock clásico que alternativa. También es importante la labor de Rami en “Long road to ruin”, pero el cuerpo me va pidiendo caña y nada mejor que el robusto “Stacked actors”, para el que se cuelgan instrumentos con afinación más grave. Añaden un pasaje en el que cada uno tiene un fugaz momento protagonista, acabando con un pique entre Dave y Chris, que a su vez termina con este último tirándose al público.
El bonito pero a la vez brioso “Walk” es otro de los nuevos himnos del grupo y a su fin les regalamos los oídos con unos oes que el cantante agradece sinceramente antes de bromear con la posibilidad de marcharse ya. Luego nos habla de las maravillas de su garaje y de la grabación analógica, lanzando un alegato en contra de los ordenadores que desemboca en “una de mis canciones favoritas del último disco”, “Dear Rosemary”.
El felizón y simplista “Monkey wrench” lo redecoran hacia la mitad, con Grohl dirigiéndose a la multitud diciendo que no quiere que le veamos gritar, apagándose momentáneamente luz y sonido, lo que nos hace bramar. Hay tiempo también para un pequeño solo de batería y es entonces cuando me percato que a la vera de Taylor hay un niño practicando en un pequeño kit, supongo que es hijo de algún miembro del grupo pero no he podido confirmarlo.
El grandioso “Let it die”, de ‘Echoes, silence, patience & grace’ (2007), es uno de los temas que mejor plasma cómo han crecido musicalmente con los años. Dave grita más de la cuenta para evitar encarar las partes que realmente duelen.
Estirando el arpegio inicial, “These days” trae unos minutos de reposo pero no le perdemos la cara al concierto, de hecho el cantante nos confiesa: “Es la primera vez que el público lo ha cantado con nosotros”. Ignoro si es así o si se trata de una frase recurrente para todos los conciertos, pero desde luego en ese momento no podemos más que aplaudir y hacernos notar.
En disco me encanta, pero en directo no les queda del todo convincente “Generator”. La reacción decreciente de la gente parece darme la razón. Nos pregunta Grohl si estamos cansados ya y nuestra respuesta es la obvia, ¿cómo vamos a estar cansados si aún quedan en la recámara temazos como “Best of you”? Se alegra de vernos tan contentos, porque aparte de su voz y su guitarra, “vosotros sois también mi instrumento, el instrumento más jodidamente ruidoso de todos”. Desaceleran su ocaso hasta que cesan de tocar y la gente se queda cantando sus característicos “oh, oh, oh” tanto antes como después de emprender el estribillo final, con todo el público botando al unísono.
La vacilona “Skin and bones” la emprende él solo, aunque no tardan en reincorporarse sus compañeros para terminar de darle ese aire de caravana gitana, con Rami tocando el acordeón.
Vuelve la distorsión con “All my life”, donde Dave tiene algún problema con su guitarra y ha de cambiar de instrumento. La expectación se palpa antes de que lleguen los característicos alaridos del tema con los que se despide de nosotros por primera vez, pasada la medianoche.
Las pantallas nos muestran a los músicos en backstage, pero de momento regresa solo Grohl, que se va a la pasarela para interpretar “Wheels” con nuestra ayuda y cumplir así la promesa que había hecho de que tocarían temas de todos sus discos. Este fue uno de los dos inéditos publicados en su ‘Greatest hits’. Pide que haya mucha luz para vernos y hacer que un sitio tan grande parezca pequeño. No tiene reparos en calzarse la gorra que le lanzan, aunque se muestra reacio a hacer lo propio con una camiseta cuya leyenda no puedo leer pero que según él le haría parecer el “biggest asshole in the world”.
Nos anuncia que tocarán cinco canciones más y la primera de ellas, también en formato intimista aunque pronto se le unen el resto, es “Time like these”, con la que el líder de la banda entra en éxtasis.
El blues de “Young man blues” les da pie a soltarse; Taylor lanza baquetas al aire, Dave se tira de rodillas, Chris y él vuelven a cruzar punteos, etc. A su término Grohl nos asegura que somos la mejor audiencia que han tenido en mucho tiempo y que volverán pronto, “No se lo digáis a vuestros amigos o seremos demasiados… bueno, sí, decídselo”.
“Esta es la canción con la que todo empezó”, señala para introducir “This is a call”, con unos impactantes cortes finales. “Dije que haríamos cuatro más, ¿no?”, pregunta jocoso antes de que se arranquen con “Tie your mother down”, una versión muy punkie de Queen que canta Hawkins y donde Chris se atreve a pasearse por la pasarela durante el punteo. “¿Todavía queréis más? ¡Iros a casa!”, exclama Dave antes de que pongan punto final con un “Everlong” que, por si nos parecía poco, también alargan.
Dos horas y tres cuartos de concierto (26 canciones, solo en el segundo de sus shows en Milton Keynes, ante 70.000 espectadores, se habían atrevido con tantas, al menos en el marco del tour europeo, pues en algunos conciertos en Oceanía superaron esa marca) dan para mucho, de hecho interpretaron siete temas de su último disco pero, como ya he señalado, no dejaron sin representación ninguno de sus álbumes anteriores. Personalmente solo eché en falta “D.O.A.” y “Big me”, que de todas formas tienen olvidados hace ya tiempo. Gracias por darnos the best of you. Uno de los conciertos del año, sin duda.
Texto: Juan Destroyer
Fotos: Antonio Martín
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2 comentarios
SABIA QUE SERIA ASI.NO PUDE IR Y ME CAE LA BABA LEYENDO ESTO.ESPERO VUELVAN PRONTO CON MAS FECHAS.ACTITUD Y COJONES AL LIMITE.
Estuve allí Juan, pero en mi parecer para ser uno de los conciertos del año, le faltó contundencia en su sonido. Para mí gusto, le faltó un poco de fuerza, la misma que Hetfield and Co sí pusieron hace dos veranos.