DANIEL HIGIENICO: PRODUCTOS INTERIORES BRUTOS

26 abril, 2011 4:23 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Clamores (Madrid)

Otra vez Daniel en Madrid. El “genio mallorquín” sigue suelto presentando su décimo disco-6.000 Millones producido por Lichis- y convocando con el boca a boca tradicional de un artista tan fuera de serie como proscrito por los grandes y fácticos poderes a los que tanta caña da-a sus fieles parroquianos en domingo y a las seis de la tarde. Pocos se pueden permitir ese privilegio. Con su banda  o solo con un piano,  como en esta ocasión, el Higiénico es un monstruo del escenario que viene a demostrar que por mucho que se le intente ignorar más crece su leyenda. Los galenos Álvarez Pasquín y Sánchez lo diseccionan de forma brillante tras verlo a su paso por Madrid en un escenario de tanta solera como Clamores.

Las fases anales freudianas son como la tuna, que en cuanto entras es difícil salir. La fase anal impregna el papel de Daniel Higiénico en la escena musical y consigue apretarle hacia la trascendencia en el panorama con su tema “Hace 15 días que no cago”. Además del tema ese que no sabemos si es el que le da nombre, de darse cuenta que no hay papel (higiénico) en los lavabos. Quizá solamente desde ese espacio que constituye la infancia (escúchese “La rebelión de los niños con problemas emocionales”) y los desarreglos intestinales, se pueda llegar a construir el universo y el personaje de Daniel Higiénico. Sobacos de perros, nenúfares en los bidés, escaleras de incendios y sentencias afiladas (“Nunca es demasiado si a ti te parece demasiado poco”) forman parte del acervo vital del artista. Del artista.

Porque igual que Daniel alterna entre canción y canción el gintonic con el agua, sin saber en algunos casos cuál es uno y cuál es otra, alterna entre el teatro y la música, entre la literatura y el cómic, entre la risa y el llanto, entre lo divino y lo humano, entre el tabaco y el alcohol, entre el piano y la guitarra, entre el alma y el cuerpo, entre la poesía y la narrativa. Al contrario que el escritor, que suele escribir siempre el mismo libro, este hombre se reinventa en cada rola. Nunca vi a un músico dedicarle una canción temática a Edgar Allan Poe o crear unas viñetas en el pentagrama para que emerja de la conjunción de ambos un personaje de cómic. Tanto se pone Daniel en el personaje que cuando habla de que le gustaría ser mujer, aborda el riesgo de convertirse en lesbiano.

Daniel es capaz de escribir un relato en cada tema. Igual que se maneja bien con los sujetos, verbos y predicados es capaz de hacerlo con las introducciones, nudos y desenlaces. También lo hace bien con el atrezo, en el que se embute cada protagonista de sus historias. Lo que sí que hacen todos sus personajes, porque él mismo lo hace, es sudar la camiseta.

Lleva 10 discos y sigue dándolo todo sobre el escenario. No se arruga para adoptar poses imposibles ni para alargar el micrófono cuando quiere demostrar que “Le duele el cuello de tanto mirar las estrellas”. No siente escrúpulo ninguno cuando hace una canción sobre un tema de un escupitajo que correctamente abonado y regado por las inclemencias meteorológicas da a luz (a eso lo llamaban, creo, fotosíntesis) a un precioso arbolito. Y se plantea como los grandes científicos preguntas de investigación tales: ¿Cómo harán los peces para dormir en un acuario?

Ver a Daniel en directo es un show. Le acompaña David Sanz, pianista, que va engatusando al público de a poco. Hasta el final, hasta llegar a convencer de que se puede hacer rock and roll con un piano.

Y al final el público de Madrid, benévolo y con ganas de olvidar las inconveniencias de la ciudad, con sus clásicos de siempre, el alborotador y la que baila sin despegar el culo de la silla de una manera estridente. Siempre es un gusto volver a encontrarse con estas figuras en las salas de música en directo. Benditas sean.

Texto: Roberto Sánchez y MJ Álvarez Pasquín

Fotos: Mamen Jiménez

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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