Crónica de UK Subs: La clase magistral del viejo señor punk

23 junio, 2017 11:07 am Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Stage, Bilbao.

Recuerdo allá por el pleistoceno a un profesor cuyo solo nombre infundía pavor y que acostumbraba a disciplinar a los alumnos mediante capones con un anillo bastante considerable o a lanzar el borrador si veía que te encontrabas en la quinta dimensión. En aquellos lejanos tiempos no existía la corrección política contemporánea y los educadores tenían un rango de autoridad similar a las Fuerzas de Seguridad del Estado y nadie en su sano juicio se atrevía a discutir una explicación dada ni mucho menos a ponerse gallito, una auténtica temeridad que rayaba el suicidio.

Pues el otro día estuvimos en un concierto cuya atmósfera se aproximaba muy en esencia a la de una clase magistral de antaño, los británicos UK Subs impartían su magisterio en la bilbaína sala Stage y un puñado de alumnos asistía a una demostración de actitud sin parangón. Hay bandas que al llegar a cierto punto en su trayectoria se convierten en grises funcionarios aspirantes a vivir de las rentas pasadas que apenas se mueven en el escenario y que casi merecen ser sacrificados antes que obligarles a seguir arrastrando una leyenda por los suelos.

UK-Subs-directo-Bilbao

Ese no es el caso ni por asomo de Charlie Harper y los suyos, que no contentos con haber conseguido la impresionante gesta de sacar tantos discos como letras tiene el abecedario, no están ni de lejos para jubilarse. Estos supervivientes del 77 se mantienen en un estado de forma espectacular y son capaces de legar bolazos de esos a la antigua usanza, sin chácharas inútiles y directos a la yugular. Con tanto material del que rascar, no asombra que aquella noche no llevaran el repertorio apuntado en ningún sitio y decidieran improvisar sobre la marcha. Grandes.

Calentaron el sarao Negra Calavera, discípulos aventajados de las enseñanzas escandinavas de Turbonegro, The Hellacopters o Gluecifer, a los que homenajearon con el imprescindible salmo “Take It”. Por no disponer del don de la ubicuidad y haber acudido antes a otro concierto, únicamente llegamos para los últimos temas, pero lo poco que vimos nos transmitieron una muy grata impresión. El evangelio de los mástiles al cielo siempre conquista, ahí no caben dudas de fe.

En ocasiones un hecho casual puede aumentar de manera significativa la popularidad de un grupo, ya sea la aparición de un tema en una banda sonora o por ejemplo que alguien como Guns N’ Roses incluyan una pieza en su conglomerado de clásicos decadentes ‘The Spaghetti Incident?’. Eso les ha sucedido a los históricos UK Subs, con un segmento nada despreciable de público que les descubriría a principios de los noventa, entre ellos un servidor, a los que habría que sumar los habituales seguidores del espíritu del 77.

La última vez que coincidimos con ellos fue en un Azkena allá por 2009 y por la apretada agenda de los festivales se nos pasaron de un plumazo, pero esta vez hubo tiempo suficiente para deleitarse desde la inicial “Emotional Blackmail” que cae como un ladrillo en una sucursal bancaria. Nos recibía Charlie Harper con el pelo teñido de azul, gafas estrambóticas y su característico candado al cuello, un vejete macarra con actitud para regalar que no ha sucumbido a mierdas modernas como esa repugnante costumbre de juguetear con el móvil mientras se contempla un recital. Había incluso algunos con la tan poca vergüenza de atreverse a estar mirando la pantallita en primera fila, el colmo de los colmos. Un hecho que no desanimó ni de lejos a un viejo punk que se asomó para ver qué era eso tan interesante que parecía más importante que la propia música y hasta simuló pegarles un botellazo. Pero de buen rollo, ¿eh?

Lanzó por tanto pullitas a los telefonistas en “Down on the Farm” y aumentaron revoluciones en “Endangered Species”. El vocalista andaba atento al más mínimo detalle, allí uno no se podía distraer ni un minuto, de lo contrario se llevaría una buena reprimenda del señor Harper. El tipo eran tan vivo que hasta se fijó en la camiseta de The Who que llevábamos y se pasó casi todo el concierto haciendo el molinillo a lo Pete Townshend.

Y para incitar al movimiento en el respetable bastaba que moviera los puños de un lado a otro para que los fieles allá abajo extendieran la palabra en forma de pogos. Uno de los puntos álgidos se alcanzó con “Warhead”, que la mayoría en nuestro país conoce por la adaptación de Parálisis Permanente “¿Por qué?” y en la que se tornaba complicado no acordarse de la letra en castellano, mucho más cercana que aquel himno que alertaba de los peligros del yihadismo islamista en Afganistán allá por principios de los 80.

Con cortes que se han ganado hace tiempo su lugar en la historia de la música sobran las presentaciones de cualquier tipo, hablamos por supuesto de “You Don’t Belong”, “Tomorrow’s Girl” o un “Stranglehold” apabullante de saltar lágrimas. Apenas habían alcanzado la hora, pero a este ritmo tan endiablado se les perdona que se retirasen tan pronto para volver con unos bises que desatarían de inmediato el despiporre, caso del rock n’ roll sucio y acelerado de “C.I.D” o la salvaje “New York State Police”, con unos coros muy proclives a la hermandad etílica.

A diferencia del sonido lamentable que sufrimos el día anterior en HIM, no hay que olvidar destacar las inmejorables condiciones sonoras del bolo, hasta el propio Charlie Harper pidió un aplauso para los técnicos y personal del garito. Así finalizaba la clase magistral del viejo señor punk, un docente implacable con los que se distraen con gilipolleces y que por su espectacular nivel debería mandar a unos cuantos a estudiar a septiembre. Progresan más que adecuadamente.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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