Crónica de U2 + Noel Gallagher’s High Flying Birds: Nostalgia necesaria
19 julio, 2017 4:40 pm Deja tus comentariosEstadi Olimpic de Montjuïc, Barcelona.
El dispositivo de seguridad fue mayor incluso que el que ofrecieron las dos visitas de Guns N’ Roses el pasado mayo y junio. Así pues, nos acercamos a la Anilla Olímpica a las siete de la tarde, pero no fue hasta después del inicio de Noel Gallagher que pudimos sentarnos en nuestras localidades. Cosas de los conciertos masivos.
Sin problema, ya que llegamos a la actuación del Oasis para escuchar el tramo final con perlas como “Wonderwall”, que el sábado anterior ya habíamos catado de la mano de Liam Gallagher en el Festival Internacional de Benicássim. Sonaron canciones de Oasis, pero también piezas de su carrera en solitario. Un buen cúmulo de pop británico que no tuvo el mejor de los sonidos. Pese a pequeños detalles sin importancia, el mayor de los Gallagher calentó el ambiente de forma correcta, congregó a un montón de público y nos hizo pensar que si en breve se reúnen Oasis podrían llenar el vecino Palau Sant Jordi sin ningún problema.
Era el momento de la verdad, pero se hizo esperar. Primero aparecieron en la parte derecha de la pantalla una serie de poemas que fueron pasando al mismo tiempo que se escuchaban canciones variopintas de radio indie. Pudimos leer fragmentos de Walt Whitman, “Praise Song for the Day” de Elizabeth Alexander, “The Strength Of Fields” de James Dickey y muchos otros. Todos los mitómanos sabíamos que unos minutos antes de las 21.30 sonaría “The Whole Of The Moon” de The Waterboys, pero cuando el reloj marcaba esa hora sonaba “The Man Who Sold The World” de David Bowie en la versión acústica de Nirvana. Quizás un presagio de lo que daría de sí la noche. Acto seguido se cortó abruptamente el tema y empezó a sonar lo que todos los fans llevaban horas esperando. Comenzaba U2.
Salieron los cuatro irlandeses y se colocaron en el escenario central, la sombra del Joshua Tree que reina el escenario principal. También podemos ver una tarima pequeña a la izquierda del escenario junto a la Red Zone más exclusiva. Como si nos trasladaran a sus años mozos cuando tocaban en salas de conciertos. Así fue y la locura se desató cuando Larry Mullen Jr. arrancó con la batería de “Sunday Bloody Sunday”. Directos a 1983. Piel de gallina. Gente entregada. Empezamos bien. Siguieron con “New Year’s Day”, otro hit memorable de su catálogo. La locura no cesaba, dos canciones y dos ovaciones merecidas. Acabaron de interpretar la pieza y Bono habla de Barcelona “tierra de poetas, soñadores, grandes playas” y nos dijo que habían visitado la exposición sobre David Bowie en el Museu del Disseny. “Era nuestro amigo de verdad, fuimos muy afortunados de tenerlo cerca”. Entonces se saltan el guión y sustituyen la habitual “A Sort Of Homecoming" por “Bad”, la demostración irrefutable que el sonido de The Edge es único e irrepetible y que gracias a canciones como esta de 1984, incluida en ‘The Unforgettable Fire’, merecen estar en el Olimpo de las grandes bandas de rock de la historia de la música. Terminan introduciendo “Heroes” del Duque Blanco con todo el estadio mostrando las luces de los móviles encendidos. Seguro que la mayoría de vídeos subidos a la red muestran este momento enmarcado en nuestras retinas para siempre. Para terminar esta intro bestial, se sacan de la chistera “Pride (In The Name Of Love)” y el estadio enloquece una vez más. Menudo inicio de concierto. Insuperable.
Empieza el tributo a 1987: demos paso al #U2TheJoshuaTree2017. 30 años no son nada. La pantalla principal lanza el mítico texto de “I Have A Dream” de Martin Luther King Jr. U2 se coloca en el centro del escenario principal. En la formación clásica. Las imágenes del desierto empiezan a funcionar como si fuéramos conduciendo por la Ruta 66 al ritmo de “Where The Streets Have No Name”, piel de gallina instantánea para lovers y haters. Siguen con “I Still Haven't Found What I'm Looking For’ y la imperdonable ‘With or Without You’. Si nunca has visto a U2 y puedes experimentar este triunvirato, eres un afortunado. Como dicta el guión del tour, en total sonaran las diez canciones.
Hace treinta años salió en vinilo y fueron dos caras. Las primeras son conocidas por todo el mundo, carne de radio-fórmula que completaron “Bullet The Blue Sky” y “Running To Stand Still”. La segunda parte está dirigida al truly fan de los irlandeses. Según el propio Paul David Hewson, “Bienvenidos a la cara B”. Sonaron “Red Hill Mining Town”, “Trip Through Your Wires”, con un guiño a la bonus track “Spanish eyes”, y antes de encarar el final con “Exit” vimos un vídeo de un película del oeste donde el malo se llamaba Trump. Terminaron el homenaje oficial con “Mothers of the disappeared” y Bono en su papel de salvador. El cuerpo principal del concierto se dio por terminado.
Pero en los bises su aura de predicador evangélico siguió con “Miss Sarajevo” pero esta vez con Omaima como protagonista, una niña refugiada de Syria que nos dijo que persiguiéramos nuestros sueños. El cariz cinematógrafico de la gira puede dar mucho de sí; música e imágenes juegan un papel muy importante.
En 1987 yo tenía 8 años. No sabía quiénes eran U2 y, aunque era muy fan de la costa oeste americana, no conocía la existencia del Joshua Tree. Ayer vi por cuarta vez a los irlandeses y creo recordad que ayer fue la versión más honesta y enriquecedora que les he visto. Tienen cuerda para rato y más si siguen haciendo giras de conmemoración de sus discos míticos. Y pocos no son.
La traca final fue para los amantes de los éxitos de las décadas más próximas. Gritamos “Beautiful Day” y “Elevation” de 2000. Rescataron “Vertigo” de 2004, cuyo vídeo grabaron en el Delta del Ebro y que les sirvió para introducir el saludo final a Bowie con “Rebel, Rebel”. El homenaje a las mujeres que han hecho historia (HERSTORY) lo sonorizaron con “Ultra Violet (Light My Way)” e imágenes tan dispares como Patti Smith y Hillary Clinton, Isabel Coixet, Anna Frank… Otro disco que nos gustaría volver a escuchar como ‘Achtung Baby’ (se dejaron en el último momento “Mysterious Ways”) de la mano de “One”, cerró de forma previsible el concierto de dos horas. Justo antes, Bono hablo de su ONG Red y de los millones que habían recaudado y las vidas que habían salvado sus principales jefes. Pero las buenas vibraciones y las ganas de hablar de Bono hicieron que nos ofrecieran sin, previo aviso, un regalo como cierre con “The Little Things That Give You Away’, un avance en exclusiva de su próximo álbum ‘Songs of Experience’. Tenemos U2 para rato.
Texto: Pau Peñalver
Fotos: U2
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