Crónica de Terral + Luter: Vientos de Rock and Roll
27 diciembre, 2016 8:23 pm Deja tus comentariosSala Costello, Madrid
En vísperas de los atracones navideños bien vino aligerar el cuerpo y mover el esqueleto a ritmo del sensacional rock and roll de aquí que proponen los malagueños Terral, que llevan todo el año exponiendo sus toneladas de energía y solvencia por diversos escenarios de la península y exprimiendo la insondable vigencia de su primer álbum, ‘¿Dónde está mi casa?’, cuyas canciones se intercalaron con temas de nuevo cuño que aún tardarán algunos meses en hornearse en el estudio y con alguna que otra versión, siempre bienvenida cuando impera la efectividad.
Para abrir la lata, invirtiendo el orden esperable de los acontecimientos, hizo acto de presencia todo un veterano en la apacible guerra de palabras y acordes que disparan rock de alto calibre. Luter, otrora líder de Los Reconoces y desde hace ya algún tiempo embarcado en una prolífica carrera en solitario cuya última referencia tiene el simple y llano nombre de ‘333’. Como la noche era esta vez de Terral, en esta ocasión el carismático guitarrista y cantante emergió en escena acompañado únicamente por su guitarra acústica. En sobriedad y mostrando su faceta más intimista, desgranó desde sus más
profundas entrañas canciones como “La orquesta de la libertad”, que inició escondiéndose tras los altavoces; “Arrabales”, “Perseguir estrellas”, “Veterano de Vietnam” o “En un zarzal”, culminando con la que, aseguró, es la primera canción que compuso, que hacía alusión al Triple Seco y que no está editada.
Hubo tiempo para que el madrileño sacase a relucir su peculiar sentido del humor, divagando sobre temas tan diversos como las etiquetas de los champús, las visitas en YouTube – “las cosas guapas solo tienen siete visitas” – o el presuntamente desconocido uso de la cejilla, de la que acabó desprendiéndose. Los presentes cantaron a viva voz cada una de sus piezas de poesía urbana musicalizada y el ambiente fue familiar, recogido y entrañable.
Poco se hicieron esperar los tres componentes de Terral antes de saltar al tablado para descargar con énfasis y autenticidad, ejes vertebradores de canciones cotidianas, afables e intensas a partes iguales. Su rock and roll no tiene pretensiones laberínticas, pero no por ello dejan resquicio a la dejadez. Es más, en sus temas, la redondez y la accesibilidad conviven bajo el mismo techo con una pulidez y un gusto por el dinamismo musical magníficos, inspirados directamente en los clásicos del estilo. Seguro que lloraron la triste pérdida de Rick Parfitt (Status Quo) como pocos en este país, pues los británicos han ejercido una enorme influencia en el resultado final de unas composiciones en las que el rock urbano, nuestro rock más autóctono, tiene sobrada autoridad.
Con ese buen gusto y esa frescura que los entroniza como candidatos a las grandes cotas festivaleras, arrancaron con un pasaje instrumental que sirvió de irresistible calentamiento antes de que dieran paso, de buenas a primeras, a un tema no incluido en su trabajo: “Ataque de paz”. Enseguida enlazaron con “Basta ya”, corte representativo donde los haya de su breve trayectoria hasta el momento que se fundió en una animada versión del “Sábado a la noche” original de Moris la cual Sergi Méndez, vocalista y guitarrista, salpicó con referencias a barrios madrileños como Vallecas, Lavapiés o Malasaña. Le tiran al rubio voceras sus orígenes madrileños y eso se nota.
Después de sacarle todo el jugo a “De punta a punta”, una de sus piezas más completas, rindieron tributo a lo que, bromeando, catalogaron como un grupo francés, los imprescindibles Platero y Tú. De los extintos bilbaínos (¿no tan extintos, tal vez?) cayó “Un ABC sin letras”. Dos canciones de nuevo cuño, “Trampera” y “Alergias al sol”, sirvieron de continuidad y, de paso, para que mostraran que el grifo de la inspiración continúa más que abierto, igual o más que lo estaba cuando se sacaron de la manga “Ahora”, tema que fue excusa perfecta para desatar la fiesta con su pegadizo coro.
Llegó entonces el momento más especial de la noche, en el que Luter subió al escenario para compartir en rockera y contagiosa fraternidad con el tío “Qué desilusión”, original de Leño que justificó un derroche de elogios al maestro Rosendo por parte de su paisano, y “Esperpento”, tema del propio Luter en el que por fin lo pudimos ver cantando con electricidad de fondo. Ya con todo el escenario para el siempre entregado Sergi, el activo y cualificado bajista Álex Molina y el enérgico y firme batería Javi Requena, presentaciones de los miembros mediante, pusieron la guinda con “Por las calles”, en la que el frontman se embarcó a tocar entre el público, y “La del bar”, tal vez premonitoria de lo que quedaba por delante aquella noche. Porque había que celebrar que el rock and roll sigue muy vivo en este país gracias a gente de la pericia y la actitud de Terral. ¡Que siga soplando el viento de Málaga, moleste a quien moleste!
Texto y fotos: Jason Cenador
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