Crónica de Los Carniceros del Norte: ¡Nos consiguieron divertir!
30 noviembre, 2015 6:23 pm 2 ComentariosSala Santana 27, Bilbao.
El siniestrismo es al movimiento gótico lo que Led Zeppelin o Deep Purple al mundo del rock, una referencia de conocimiento inexcusable para cualquiera que pretenda dárselas de entendido en la materia. Es la base a partir de la cual surgieron infinidad de estilos y no apreciar su valía equivale a ignorar una parte fundamental de la historia de la música imprescindible para comprender los derroteros actuales de uno u otro rollo.
Si trasladamos esto al escenario patrio encontraremos en Parálisis Permanente o los primeros Gabinete Caligari a los pioneros de una escena underground que no ha desfallecido hasta llegar a nuestros días, sin convertirse nunca en pasto de las masas y moviéndose en un circuito reducido a espaldas de géneros mayoritarios, aunque en los últimos tiempos los coqueteos con el rollo indie sean más que evidentes. En otros lares empero, esta asimilación se ha producido con el punk sin demasiados aspavientos.
Entre los herederos de Edu Benavente, Ana Curra y compañía ocupan un lugar destacado Los Carniceros del Norte, aficionados absolutos al terror de serie B, la literatura fantasmagórica, y en su último disco ‘Coulrofobia’, también a los payasos idos de olla. Un álbum que ya han paseado por Finlandia o Alemania, junto a figuras míticas como 1919, y que en esta ocasión recalaba en la capital vizcaína junto a otro par de bandas más que se unían a la caravana de monstruos.
El primero en liza, Ponyboy Oneman Trio, era todo un personaje que aullaba histriónico como Lux Interior de The Cramps, se lo montaba por su cuenta tocando la guitarra con contrabajo pregrabado y efectuaba extravagancias tales como mirar el móvil en plena faena o bajarse los pantalones. En lo estrictamente musical, sus ritmos sincopados eran adictivos y entretenían las clásicas aceleradas del psychobilly. Un show en el pleno sentido de la palabra, el tipo acabó con sujetador negro, no decimos más.
Y en un palo similar se movían los catalanes Motorzombis, que se antojaban una suerte de versión psycho de sus paisanos Eyaculación Post Mortem, pero con mayor amplitud de miras. Con un cantante que podría presentar cualquier programa de variedades de la tele, ofrecieron un espectáculo trufado de anécdotas descacharrantes, clásicos de guateque disco llevados a su terreno del calibre del popular “Born To Be Alive” del franchute Patrick Hernández y un puntillo friki que les valía para dedicar incluso “Oh Diana”, a “la lagarta más sexy de la pequeña pantalla”. Una astracanada muy decente.
Cuando en apenas tres meses uno es capaz de contemplar conciertos de una misma banda que nada tienen que ver entre sí, eso es indicativo de que aquello podría situarse en el margen de lo extraordinario. Tal se antoja el caso de Los Carniceros del Norte, que abarrotaron el Kafe Antzokia en plenas fiestas de Bilbao y volvían para recrearse en una ceremonia circense en la que introducirían nuevos números.
“Llamando a las puertas del infierno” seguía el guión esperado, pero en “Noche de circo” el voceras Txarly Usher ya aprovechó su innata capacidad para sacar provecho de cualquier utensilio en escena, como esa triste mesilla que servía al telonero Ponyboy para soltar sus pregrabados. Se transformó por arte de birlibirloque en un objeto de importancia capital que lo mismo servía para subirse encima que para colocárselo detrás de la cabeza a modo de peculiar aureola con las patas ejerciendo de improvisado escudo. Aquí no había altavoces en los que subirse, por lo que había que buscarse las habichuelas para entretener al personal, algo que para nada supone problema para el carismático frontman ‘carnicero’, que montaría un bolo de escándalo hasta en una isla desierta.
Las multitudes no acompañaron como en la vez anterior, pero la actitud del cuarteto permaneció intachable, a la par que desgranaban su particular fobia a los payasos con “Gacy” o “Garras humanas”. Su sonido ha ganado enteros con la incorporación de un batería de carne y hueso y eso de llevar las bases programadas antaño ya se antoja como un mal recuerdo. Lástima que los hados del destino no quisieran que las proyecciones audiovisuales funcionaran correctamente, por lo que hubo que conformarse con echar a volar la imaginación para dar el realce adecuado a los temas.
Había féminas desatadas agitando cabelleras como en un aquelarre y “Sardú en el teatro de lo macabro” ejerció a modo de invocación con su ritmo heredero de The Cramps, muy adecuado para contonearse. Era la primera vez que la escuchábamos en directo y nos pareció todo un acierto que la recuperaran para una velada de marcado tono psychobilly.
El repertorio fue bastante diferente a la festiva ocasión anterior, pese a que no se olvidaron de las imprescindibles “Doctor Caligari” o “Capitán Howdy”. Otra de las sorpresas llegó con “El Cuervo”, basada por supuesto en el celebérrimo poema de Edgar Allan Poe, donde Txarly volvió a sacar partido de la mesilla multiusos para declamar desde allí con la grandilocuencia a lo Bauhaus que exigía la pieza. Siniestrismo en estado puro.
Apelaron a “Los muertos vivientes”, pero los fieles para entonces ya habían abandonado las tumbas y en “Ladrones de Cadáveres” hasta un espontáneo se subió a cantar con ellos. Un día después de la infame glorificación al terrorismo de Estado del 20-N, muy apropiada resultaba “Balada triste de trompeta”, versión en realidad del “Holocaust” de las leyendas del post punk Crisis, que en su translación a la lengua de Cervantes adquiere un matiz cercano a Gabinete Caligari.
Los Carniceros del Norte, que abarrotaron el Kafe Antzokia en plenas fiestas de Bilbao, volvían para recrearse en una ceremonia circense en la que introducirían nuevos números
Y tras definirse como “Nekromántikos”, se reivindicaron asimismo “100% Desechables” con el “No me consigues divertir” de estos mitos patrios del punk de los que recientemente se ha editado el documental ‘El peor dios’. Todo un subidón en el que una chica de coletas del respetable intentó desvestir a Txarly, le azotó con la corbata y seguramente hasta ella misma se habría desnudado si la hubieran dejado.
Para finiquitar el fiestón como mandan los cánones, nada mejor que el pepinazo “Un día en Texas” de Parálisis Permanente, sin apenas descanso y a tope de revoluciones. Otra de esas citas para enmarcar con el atractivo añadido de que nunca suelen dar dos conciertos iguales. Desde luego, rememorando a Tere y compañía, nos consiguieron divertir.
Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan
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2 comentarios
Como siempre arrasando allá a donde vayan los míticos CARNICEROS DEL NORTE y si es precisamente en el norte como en aquella noche bilbaína mejor les sale la jugada con esos clásicos del mejor punk rock junto con algún temilla de los siniestros PARALISIS PERMANETE. Una banda injustamente olvidada como son LOS CARNICEROS DEL NORTE que con el paso de los años han hecho su historia como CICATRIZ,ESKORBUTO, LA POLLA RECORDS, PARABELLUM, RIP, VOMITO....
Que grandes los carnis 😀 espero que algún día vengan a Argentina