Crónica de Dropkick Murphys + Slapshot + Skinny Lister: Triple éxito

El espectáculo comienza muy temprano, tanto que en el momento en el que abren las puertas todavía muchos españoles están comiendo. La primera banda está programada para las cinco de la tarde. Sí, a las cinco de la tarde y con el cartel de “entradas agotadas”. La banda en cuestión es Skinny Lister, procedente de Londres y formada en 2009. No es la primera vez que esta exuberante formación de folk rock, que surgió del grupo indie The Alps, calienta motores con su música pegadiza de pub irlandés para el público de Dropkick Murphys.

Desde el inicio se crea buen ambiente con su último single "Wanted", una canción ardiente que al parecer no ha pegado todavía en el continente europeo y que triunfó  a pesar de la temprana hora y ante una sala lejos de estar llena. Lo que sigue es una mezcla de canciones alegres de sus tres discos: “Troubleon Oxford Street”, “Hamburg Drunk”, “This Is War” o “Fourty Pound Wedding” como temas sobresalientes.

El canto procede principalmente de la potente voz de la coqueta Lorna Thomas, engalanada con un vestido y zapatos que podrían haber salido directamente de un saloon del Lejano Oeste. Hoy no vemos guitarras eléctricas en V o una batería enorme, pero sí acordeones, un contrabajo o guitarras acústicas para asegurar que la audiencia se moviese. En algunos momentos el guitarrista y fundador del combo Dan Heptinstall, o el hermano de Lorna Thomas, el guitarrista y acordeonista Max Thomas, acompañan a la vocalista en los micrófonos.  Varias veces llego a imaginarme a mí mismo en un saloon en Tombstone en el siglo XIX o en alguna canción en el Moulin Rouge de París con baile cancán incluido, un movimiento que Lorna Thomas domina perfectamente. El telonero perfecto para calentar la audiencia.

Los lugareños de Dropkick Murphys, Slapshot, fueron invitados a actuar como segundos teloneros en toda la gira europea. En los treinta años que ha existido este grupo de hardcore bostoniano les han pasado un montón de cosas, incluyendo el suicidio del bajista Jordan Wood. Lo que me llama la atención de inmediato es que el guitarrista Craig Silverman todavía no se ha unido y fue sustituido por otro compañero, un tal Matt Charette. Silverman, también integrante de Agnostic Front, está todavía girando con estos últimos y estuvo tocando en el último show del EMP Persistence Tour en Londres.

Con un polo azul marino de Fred Perry y los brazos llenos de tatuajes, el cantante en realidad tiene más de un hooligan de fútbol británico que de un vocalista estadounidense de hardcore, pero está claro que las apariencias pueden engañar. Slapshot no deja que la hierba crezca bajo sus pies y desde el primer momento entra con fuerza, aunque el público no estaba listo para semejante dosis de hardcore. El número de personas que se tapan los oídos es inconmesurable, por lo que claramente no esperaban la violencia musical de la formación. Aunque al principio todo se mantiene en calma mientras que tocan a toda velocidad un setlist que cubre toda la carrera del grupo, el público acaba haciendo algún circlepit y crowdsurfing.

Jack Kelly a los micros puede tener una apariencia robusta, pero el hombre también tiene sentido del humor, algo que llama la atención en particular cuando el técnico de guitarra tiene que intervenir para ayudar al guitarrista temporal a volver a  poner su pie de micro recto y le hace cantar. Y es que, a excepción del batería, los tres miembros de la banda corren por todos los lados del escenario con frecuencia pero no afecta a la fuerza y al ritmo de la música. Cuando Kelly emite unas palabras en el idioma de Molière el público francés ya está las nubes, menos los respetables padres y madres de familia que siguen con el dedo todavía contra los oídos.

A las 19:25 de la tarde oímos “The Foggy Dew” de Sinéad O'Connor, que sirve como introducción para Dropkick Murphys mientras en el telón se proyecta un vídeo con mucho humo y el nombre de la banda. Los estadounidenses y su punk céltico celebraron hace poco su vigésimo aniversario y después de cuatro años de silencio musical lanzaron a comienzos de 2017 su noveno álbum, '11 Short Stories of Pain and Glory'. En mi humilde opinión no me parece muy espectacular comparado con 'Going Out in Style' y 'Signed and Sealed in Blood', y sobre todo teniendo en cuenta ese parón (sin contar el EP lanzado tras los ataques terroristas de la maratón de Boston en 2013). Tal vez debería escucharlo un par de veces más.

Unos momentos después de esa intro, el recinto está en llamas antes de que el cantante Al Barr haya pronunciado una sola línea de la letra de “The Lonesome Boatman”, la primera pista del mencionado disco. La imagen de este aparece en la gran pantalla situada detrás del pedestal que recoge la batería y las plataformas en las que están los dos músicos con instrumentos alternativos.

Hoy tocan un gran número de los cortes nuevos y la verdad es que casi todos suenan muy bien en directo. Una buena parte de la audiencia se las sabe y teniendo en cuenta que estamos en Francia, un país no tan anglófilo, es una buena señal. Entre las primeras filas, punks, aficionados al folk, gente de la corriente principal, adolescentes y también algunos niños.

Cuando la banda lanza “The State of Massachusetts” ya no hay barreras, el público está a punto de estallar y solo son las ocho de la tarde. El excelente ambiente se acompaña de telones de fondo fijos que se entremezclan con vídeos que ilustran las canciones, por si algún asistente estaba aburrido. “Johnny, I Hardly Knew Ya”, “The Wild Rover”, “Famous For Nothing” u “Out of Our Heads” van creando una atmósfera sobrenatural.

Hacia el final del set traen “Rose Tattoo”, no la banda australiana sino el tema de Dropkick Murphys que un año después de su lanzamiento en 2012 fue reeditado con la participación de Bruce Springsteen para el EP mencionado y que subió al puesto 25 en las listas de Estados Unidos. Lamentablemente, el Jefe no está por ningún lado.

La banda bostoniana trae justo antes de cerrar su versión de “You’ll Never Walk Alone” para homenajear a una serie de amigos y familiares de ambos cantantes que murieron después de una sobredosis de opiáceos, últimamente una verdadera plaga en su tierra natal. El espectáculo regular termina con su mayor éxito hasta la fecha, “I’m Shipping Up To Boston”, letra escrita por Woody Guthrie en un pasado con música actual compuesta de los Dropkicks.

Los muchachos vuelven unos momentos más tarde con la simbólica “The Boys Are Back”, una pista de su exitoso “Signed and Sealed in Blood” (2012). “Going Out In Style” es la siguiente y se convierte en una de las más fuertes de la noche. ¿Existe un tema más alegórico que “Until The Next Time” para despedirse? Es una pena que la canción no sea tan fuerte para poner fin a un espectáculo como lo es el simbolismo que hay detrás del título.

No son ni las 21:30 y ya estoy en mi coche regresando a casa tras haber visto a tres bandas dando todo un exitoso espectáculo. Los primeros teloneros, Skinny Lister, se hacen cada día más populares en su Inglaterra, llegando a agotar entradas en varias salas para la gira de abril y mayo. Slapshot fue un interludio bien fuerte y Dropkick Murphys simplemente es un grupo muy especial cuyo atractivo es cada vez mayor y mejor a medida que maduran con la edad. Son como el buen vino. Aquellos que no se hayan divertido, deberían ir pensando en cambiar de afición e ir el próximo domingo a una tarde de ajedrez.

Texto y fotos: Hughes Vanhoucke

• Acerca de
• Últimas entradas

Redacción

El equipo de redactores de MariskalRock te trae toda la información del mundo del rock y del metal, en todas sus vertientes.

¡Síguenos!

       

Últimas entradas de Redacción (ver todo)

• Crónica de Sum 41 + Neck Deep en Barcelona: Una despedida a su manera - 21 noviembre 2024
• Crónica de Chino Banzai + Shalom + Davil Fantasies en Madrid: Trío de ases - 21 noviembre 2024
• La razón por la que Nirvana nunca tocaba bises: "A Kurt Cobain no le iba" - 21 noviembre 2024