Crónica de Alhandal + Argos: El renacer del duende
30 junio, 2016 12:21 pm Deja tus comentariosSala Moondance, Madrid.
¿Qué es el duende? Mucho se ha debatido sobre “el duende” en el mundo flamenco. Una de las respuestas que leí venía a decir “el duende se tiene o no se tiene, cuando lo veas, lo reconocerás”. El pasado sábado lo vi. Lo vi tan claro que para el segundo tema que interpretaba Alhandal ya tenía el mi cabeza el título de esta crónica.
Ya han pasado años desde el nacimiento del rock andaluz del que soy fiel admirador... y en los últimos meses buscaba con ansia el relevo. ¿Por donde podía ir el futuro del género? ¿Saldría alguien que aportara algo nuevo al movimiento? ¿Habría rock andaluz para el siglo XXI?
Y ahí estaba la respuesta, frente a mis narices, poniendo patas arriba la Moondance, haciendo aparecer al duende, revitalizando y reverdeciendo el género que tanta gloria ha dado al rock patrio.
Ahí estaba Alhandal.
Hace años que conozco a su vocalista Yiyi, compañero de lucha desde los años del rock machina cuando militaba en TYR, por lo que no pude resistirme a darle un abrazo enorme al finalizar el concierto, emocionado como estaba por lo que acababa de ver. Y él, en su humildad, me comenta: "si cuentas el concierto cuenta también los fallos que hemos tenido" (la guitarra del Yiyi no iba en los primeros temas). Y yo pensaba para mí: "¿acabo de descubrir un pozo en mitad de un desierto y me voy a entretener en describir el brocal?". No, voy a celebrar la aparición del pozo en el desierto, vamos a celebrar que por fin tenemos un grupo de rock andaluz con duende, con mucho duende.
Antes vamos a ser justos y tener unas palabras para el grupo que abría la noche, los madrileños Argos. Los chicos estaban un poco perdidos desde su EP 'Despierta' del 2014, pero nos traían buenas nuevas: ¡Se encuentran grabando ya su próximo LP! Tenían la tarea de calentar la tarde-noche (con el horario de verano toca entrar en las salas con la luz del sol pegando fuerte) y a fe que lo consiguieron. Hubo quien se demoró porque la tarde era para pasearla, pues ellos se lo perdieron, así de claro. Por cierto, hay que agradecer a la sala Moondance que nos recibiera con el aire acondicionado funcionando a pleno rendimiento, cosa que no sucede en otras salas. Dicho queda.
8 temas tenían por delante Argos para recordarnos su nombre y a fe que lo consiguieron. Entregados, compactos e ilusionados nos envolvieron a todas y a todos en su música, donde la voz de su cantante-guitarra Javier Arias nos muestra toda su versatilidad, especialmente en el tema “Quiero despertar” en el que Javier se deja el alma. Buen hacha su compañero David Santamaría, quien por cierto cortó a Javier cuando hablaba del próximo disco para decirle ¿disco? ¿Has dicho disco? ¡Discazo! Afirmaba contundente para llenaros de esperanza en el nuevo trabajo de los chicos. Llega la magnífica versión “Un beso y una flor” (en la que, por cierto, introducen las notas de “Libre” en el punteo) lo que hace que al acabar vuelva a dale la paliza al pobre Javier para que la metan en algún disco. "Me lo dices siempre", me dice sonriendo. Pues ojala me hagan caso y entenderéis el por qué de mi insistencia. Un par de temas más, ya con el público con ellos (“Rumbo a ti” y “Y soñar”) acaban con una muy buena actuación de Argos, a los que deseamos todo lo mejor en la grabación del nuevo trabajo que estamos deseando tener en nuestras manos. Si aun no los conoces investiga a este grupo con un LP 'No mires atrás' en el 2012, el EP 'Despierta' en el 14 y una demo en 2006 'Alma negra'.
Este fue su set:
Intro / Créelo / Tu final / Jamás / Quiero despertar / Un beso y una flor / Rumbo hacia ti / Y soñar.
Y llegaba la hora del duende. Había seguido la carrera de Alhandal con mucho interés y viendo como cada disco era mejor, con 'Raíces', 'Rotta', 'Retales' y el magnífico 'Donde empieza el tiempo' que venían a presentar en eléctrico a la capital del estado. Por unas cosas u otras, nunca había podido verles en directo hasta entonces y estaba muy expectante. Antes había visto el detalle del Yiyi que en la actuación de Argos había ido a ponerles agua sin que se le cayeran los anillos. ¡Qué grande!
Salieron con una sonrisa de oreja a oreja, con todas las ganas del mundo ante un público que se me antoja muy fiel a los malagueños, porque se sabían todas las canciones. Cómo me gusta el tema “Azul y sal” que están tocando apenas ha empezado el concierto. Qué bien suena todo. En ese momento dejo que el embrujo de la guitarra de Juan Zagalaz me domine. Es impresionante lo bien que toca la guitarra, esa guitarra un tanto rara que luego voy a preguntarle por ella al acabar el concierto, muerto de curiosidad. "Es una Godin, canadiense, normal, de serie "pero lo que te gustado no es solo la guitarra, es esto" y me señala una enorme pedalera y sus dos bafles, que tiene dispuestos en estéreo y que junto a sus pedales (que me pareció entender que había fabricado el Yiyi al menos algunos de ellos) dotan a la guitarra de unos sonidos increíbles, llenos de matices andaluces y morunos por los cuatro costaos. No solo él es parte de la magia del grupo. Su batería Carlos Núñez entiende perfectamente el rock andaluz, su cortinilla (me recordaba a Tele de Triana a veces) su dominio de la fuerza (o delicadeza) con la que golpear los parches, sus ritmos, son el punto necesario a lo que está sonado. Importante también la labor de su teclista, que es el último en incorporarse a la banda, Germán Villén, para este sonido tan propio que cultivan. Por supuesto la seguridad de su bajista Francisco Nieto y la voz de Yiyi Vega quien tiene en Juan Zagalaz al corista perfecto; qué bien compactan las voces de ambos en el combo malagueño.
Por todo esto el concierto es una fiesta continua de palmas y cantes que llega a rozar el éxtasis cuando suena “La leyenda del tiempo”, con Camarón presente en la noche. No es la única versión; es más, la que arrancan tras “Dueña de mi despertar” es otro cañonazo. ¿Os imagináis como puede sonar “Pongamos que hablo de Madrid” en las manos de estos chicos? Pues tendréis que ir a verles porque no encuentro palabras para describir esa maravilla. Y hablando de maravillas, “Paseando por la mezquita” de Medina Azahara, gloria bendita en la noche madrileña. Unid a eso sus temas propios, su entrega y su saber hacer, y entenderéis por qué sigo tan entusiasmado recordando ese concierto. Alhandal a muerte, hay que estar con esta banda, son únicos.
Han hecho que el tiempo vuele, ni cuenta de que estamos ya por el final, disfrutamos un tema tras otro. El tiempo apremia pero no se quieren ir, es normal, han tenido algún problemilla técnico con la guitarra de Yiyi pero ni se ha notado, se lo están llevando de calle, por eso nos despiden con una joya, con una versión que aun no han grabado pero que deberán hacerlo mas pronto que tarde porque es otra maravilla en sus manos: “Abre la puerta” de Triana es el colofón a una magnífica noche.
La noche en la que todas y todos los que acudimos entendimos perfectamente qué es el duende. Alhandal tiene duende. ¿Qué cuente los problemas de guitarra, Yiyi? Me niego. Con esa agua tan pura en este desierto musical que atravesamos, me niego a fijarme en el brocal del pozo. De vuestro concierto lo que hay que decir es que estamos ante el renacer del duende.
Setlist: Conjura/intro / Perder el norte / Azul y sal / La trampa del ayer / Grial III / La leyenda del tiempo / Ritual de la pena / Dueña de mi despertar / Pongamos que hablo de Madrid / Ecos de un tiempo / Mentiras de verdad / Paseando por la mezquita / Canción del retorno / Jardín del sur / Abre la puerta
Texto: Óscar Lujuria
Fotos: Alejandro Penedo
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