BERRI TXARRAK: EL HILO INAGOTABLE
7 febrero, 2012 7:03 pm Deja tus comentarios
Vivimos en una época convulsa en la que en ocasiones se nos presentan situaciones de difícil resolución, varias alternativas que condicionarán nuestro devenir futuro. Y en tal empanada mental uno no sabe a ciencia cierta a qué hilo aferrarse y si una determinada opción será un enganche sólido o por el contrario nos arrastrará irremediablemente hacia el abismo sin posibilidad de retorno.
Tras la salida del batería y miembro fundador Aitor Goikoetxea, los navarros Berri Txarrak se encontraron ante una encrucijada en la que era complicado ver la luz y saber distinguir el resplandor al final del túnel. De algo de eso seguramente hablan en su tema homónimo “Haria” al afirmar que “todos estamos obligados a bailar en busca del hilo del que tirar”.
Afortunadamente, el trío supo mirar hacia adelante y con Galder Izaguirre a las baquetas y Ross Robinson (Korn, Deftones) a la mesa tornaron la inmediatez punk y el deje stoner de ‘Payola’ por un conjunto bastante más melódico y lisérgico, sin por ello renunciar a los inevitables derroches de energía. Una muesca más que añadir al catálogo de la banda euskaldun más internacional hoy en día.
Y el entusiasmo por su propuesta lejos de decaer sigue en progresión ascendente. Si en la pasada gira podían tranquilamente llenar un par de días el Kafe Antzoki bilbaíno, esta vez le tocaba el turno a una sala de mayor capacidad como la Santana 27. Pese a colgar el cartel de entradas agotadas la jornada anterior, el recinto estaba a rebosar de peña y si no se pudo repetir la hazaña ese sábado poco faltaría. Es tal grado de devoción que se les profesa aquí que muchos no dudaron en acudir a las dos fechas reservadas para la capital vizcaína.
Por lo menos tuvieron el detalle de cambiar de teloneros, y si los tinerfeños This Drama se encargaron de calentar la noche del viernes, en el bolo al que acudimos les tomaron el testigo Anai-Arrebak, un estrambótico conjunto que cualquiera asociaría a Alaska y Pegamoides, Almodóvar y McNamara o a los robóticos Aviador Dro, pura movida madrileña, en definitiva, pero cantando en euskera, tócate los pies. Todo un espectáculo ese teclista con pluma y exagerados movimientos deudores del agitador cultural Herminio Molero (Radio Futura). Quizás se pasaran de raros, aunque engancharon por su carácter subversivo.
Es de sobra sabido que cuando un grupo saca un disco nuevo le apetece darle cancha, por lo que no sorprendió en absoluto que Berri Txarrak eligieran “Sugea Suge” para iniciar el recital y a continuación decantarse por “Albo-Kalteak”, carta de presentación de su último trabajo. El problema está cuando esas canciones todavía no han sido del todo asimiladas por el respetable y eso se traduce en una cierta frialdad que contrasta sobremanera con la recepción ante piezas más antiguas.
Pero hay que tener en cuenta la situación, hace escasos meses que ‘Haria’ se puso a la venta, todavía no existe margen suficiente para afirmar con rotundidad que no ha calado entre la muchedumbre. Las impresiones cambiarán sin duda cuando esté más avanzada la gira y entonces se podrá hablar con mayor propiedad.
Esa noche, sin embargo, el trío no andaba del todo acertado. Había ciertos problemas con la batería de Galder. Primero se trató del bombo, que parecía no estar correctamente sujeto o algo del estilo, pues se veía al hombre incómodo a las baquetas. Se solventó el inconveniente y aquello ya empezó a sonar en condiciones. Aparentemente ya la cosa debía ir como la seda, pero hubo todavía un momento raro en el que el batera entró a destiempo, algo quizás imperceptible para la mayoría del personal. Daba la casualidad de que a nuestro lado teníamos a un colega que también tocaba ese instrumento, por lo que la ‘gamba’ no pasó desapercibida a nuestros ojos. Restando hierro al asunto, mencionar que hasta estrellas tan rodadas del calibre de U2 han tenido pifias que nadie esperaría. Errare humanum est.
La preponderancia de ‘Haria’ no descuidó otros temas esperados como “Payola” o “Ez Naiz Aldatuko (Esan Zuen Kamaleoiak)”. Llevaban un repertorio extenso de unas dos horas en el que se podían permitir bastantes lujos, especialmente al principio del recital, por lo que la intensidad fue de menos a más.
Y de un “Lepokoak” que pasaba sin pena ni gloria subieron la temperatura con un inmenso “Oreka” enlazado con la versión del “Sister” de The Black Keys. Pisaron el acelerador con la tralla punkarra de “Folklore” y seguido, sin bajar el pistón, “Gure Dekadentziaren Onenean”. Anduvieron acertados al meter entonces “FAQ”, quizás la más cañera del reciente plástico y luego más tarde al invitar al cantante de Anai-Arrebak a desgañitarse mediante guturales mientras la batería a toda velocidad casi alcanzaba los atronadores blast-beats.
“Soilik Agur” sirvió para cerrar el concierto y dar paso a un par de rondas de bises, entre los que destacaron “Maravillas” o un “Denak Ez Du Balio”, con la parte en inglés interpretada por el vocalista de This Drama, los teloneros del día anterior. El final propiamente dicho llegó con un “Oihu” inevitable y un “Iraila” insulso que como remanso de paz pudiera haber funcionado hacia la mitad del repertorio, obviamente para terminar desde luego que no era.
Pese a que no se encontraran tan inspirados como en otras ocasiones que les hemos visto, hay que reconocer que tuvieron sus instantes gloriosos y en cuanto a poder de convocatoria siguen en un nivel más que envidiable y en el que muchos se mirarían en el espejo sin rechistar. El hilo que van tejiendo parece inagotable.
Texto y fotos: Alferdo Villaescusa
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