VAN HALEN: A DIFFERENT KIND OF TRUTH

Interscope

8.5/10

La verdad es que durante la última década y pico los hermanos Van Halen nos habían dejado con un amargo sabor de boca: su disco ‘III’ (1998), los problemas de salud de Eddie y los desencuentros con Sammy Haggar y Michael Anthony, no presagiaban nada bueno sobre su futuro musical.

Todo empezó a enderezarse con la noticia de que girarían con David Lee Roth, y así lo hicieron en 2007 y 2008, lo que avivó las expectativas cara a un hipotético nuevo álbum que también terminó por confirmarse. Pero tras escuchar “Tattoo”, el single del primer disco de la banda en catorce años y el primero con David Lee Roth desde aquel ‘1984’, el panorama no era nada halagüeño. Se trata de un tema muy flojo y con una letra que no quedará precisamente en los anales del rock. Sin embargo, una vez oído el resto del disco (doce temas) se puede decir más alto pero no más claro: Van Halen vuelven a patear culos tal como lo hacían en sus inicios. Bien es cierto que varios temas son versiones actualizadas de rarezas provenientes de sus inicios, incluso antes de editar su homónimo debut en 1978 (“She’s the Woman”, “Outta Space”, “Big River”, “Beats Workin’”, el propio “Tattoo” y “Bullethead”, mientras que “Blood and Fire” fue compuesto en los años ’80). Escuchándolos ahora y dada su valía, uno no puede evitar preguntarse por qué se habían quedado fuera de sus discos de época, sobre todo si pensamos en ‘Diver Down’ (1982), donde la mitad de las canciones eran versiones de temas ajenos. En todo caso, lo que encontrará el oyente es a una banda que ha querido volver a su esencia, a aquellos inicios que pillaron al mundo rockero con los pantalones bajados: no hay sintetizadores ni por asomo, David sigue siendo el cachondo mental de siempre, el hijo de Eddie, Wolfgang, hace un digno trabajo a la hora de sustituir a Michael Anthony tanto en el bajo como en los coros, y cómo no, ya es hora de reivindicar a Alex Van Halen, un batería infravalorado que siempre ha estado a la sombra de su hermano.

¿Qué se puede decir de Eddie? Nos alegra constatar que mantiene su chispa intacta, que sus dedos siguen haciendo virguerías sobre el mástil y reafirmándose como uno de los grandes guitarras del rock. “She’s the Woman” contiene el primer gran solo del disco, breve pero a la yugular. “China Town” va a toda pastilla (doble bombo incluido), como la locomotora de la portada, con otro solo incendiario del señor Van Halen. “Bullethead”, tal como indica el título, se dispara como una bala, uno de los más vitaminados del disco, mientras que “As Is” es, sin más, uno de los mejores temas del disco; no solamente tiene reminiscencias de la energía de “Hot for Teacher”, sino que el punteo nos devuelve  brevemente a los días de “Eruption”. “Honeybabysweetiedoll” presenta cierto aire oriental y una melodía algo atípica para la banda, y solo por eso merece la pena mencionarlo. “Outta Space” es otro tema pura dinamita con un estribillo que engancha y un solo marca de la casa. “Stay Frosty” arranca muy al estilo de “Ice Cream Man” pero pronto entra el resto de la banda cual elefante en cacharrería. Un boogie electrizante que deberían incluir en su inminente gira sí o sí.

Los temas han sido grabados junto a John Shanks, un productor más curtido en el mundo del pop (Céline Dion, Eros Ramazzoti, Take That, etc.) pero que ha trabajado con artistas de la talla de Chris Isaac, Bon Jovi y Fleetwood Mac, entre otros, y ha sido mezclado por Ross Hogarth (Devildriver, Mötley Crüe, etc.) dando así al conjunto el brillo y sonido crujiente necesarios para disfrutar el disco a todo volumen. Puede que 'A different kind of truth' hubiera brillado aún más con menos temas, pero su valor yace en el hecho que sirve para recodarnos por qué Van Halen fueron y siguen siendo unos de los más grandes del rock.

Yorgos Goumas

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