SOUND CITY: REEL TO REEL

22 marzo, 2013 6:28 pm Publicado por  4 Comentarios

Sony Music

6’5/10

“Sound City, that’s it, man”, y así es, con el cierre de los estudios de grabación de Los Ángeles, se abre su homenaje in memoriam con un video documental (dirigido por Dave Grohl) y su correspondiente banda sonora original. Y es que la cuna de algunos de los más grandes discos del rock bien merecía que otros tantos de los mejores artistas que le dieron vida se reunieran para rendirle homenaje. Vamos a ver qué esconde esta especial reunión, pero antes, unos antecedentes.

Sound City Studios se consolidaron en la década de los años ’70 con la grabación de algunos de los mejores discos de artistas como Neil Young (‘After the Gold Rush’, 1970), Dr. John (‘Dr. John’s Gumbo’, 1972), Fleetwood Mac (‘Fleetwood Mac’, 1975), Cheap Trick (‘Heaven Tonight’, 1978) o Tom Petty (‘Damn the Torpedoes’, 1979). Durante la década de los ’80, se sumaron artistas como Santana (‘Zebop!’, 1981), Fear (‘The Record’, 1982), Dio (‘Holy Diver’, 1983) y Rick Springfield (‘Living in Oz’, 1982, ‘Hard to Hold’, 1984), pero no fue hasta la década de los ’90, cuando a pesar de la consolidación de los medios digitales, el estudio alcanzó su máxima popularidad. Tal vez, el hecho de que Nirvana registrara su exitoso disco ‘Nevermind’ (1991) tuviera algo que ver...

Les siguieron sesiones con Kyuss (‘Blues for the Red Sun’, 1992), Rage Against the Machine (‘Rage Against the Machine’, 1992) Tool (‘Undertow’, 1993), The Black Crowes (‘Amorica’, 1994), y posteriormente Queens of the Stone Age (‘Queens of the Stone Age’, 1998, ‘Rated R’, 2000, ‘Lullabies to Paralyze’, 2005), A Perfect Circle (‘Mer De Noms’, 2000), o Slipknot (‘Iowa’, 2001). También fue santo de devoción de algunos productores, como para el popular Rick Rubin, quien escogió el lugar para la grabación de discos de Red Hot Chili Peppers (‘One Hot Minute’, 1995), Johnny Cash (‘Unchained’, 1996) o Metallica (‘Death Magnetic’, 2008).

Del estudio en sí se destacaban dos virtudes: una mesa de mezclas analógica, Neve 8028, y la forma en la que el espacio ayudaba a capturar un sonido de batería muy característico, alabado por Ulrich o el propio Grohl. Cuando el estudio cerró en 2011, el líder de los Foo no pudo llevarse las paredes, pero sí fue lo bastante hábil –y rico– como para comprar la mesa de mezclas e instalarla en su estudio particular. El documental narra este proceso, y muestra cómo varios artistas representativos fueron invitados a casa de Dave para registrar canciones inéditas con esta vieja reliquia.

El disco empieza con las primeras palabras de este artículo, para enrolarse con un tema fruto de la colaboración de miembros de Black Rebel Motorcycle Club y Dave Grohl. “Heaven and all” tiene un sonido propio de BRMC, donde logramos volver a disfrutar de Grohl a la batería en un cierre contundente. Le sigue “Time slowing down”, una pieza que contiene la base rítmica de Rage Against the Machine y Audioslave, y que recuerda a este segundo en sus momentos de mayor flaqueza; sus seis minutos de duración resultan excesivos. “You can’t fix this” es la primera canción que sorprende. Grohl ocupa las seis cuerdas para dejar la batería a manos de su compañero en los Foo Fighters, Taylor Hawkins. Estos dos ingredientes ya parecen suficientes para garantizar un sonido interesante, pero lo mejora Stevie Nicks (Fleetwood Mac) a las voces, que aporta una purista voz femenina. Lástima que, nuevamente, la canción resulta alargada innecesariamente.

El disco continúa con un sonido que se acerca al punk-rock, con “The man that never was”, una correcta interpretación de la banda de Grohl con el músico y actor Rick Springfield a las voces. Pero mejora con “Your wife is calling”, sin dudarlo uno de los mejores cortes del LP, a la par que el más corto. Y es que Lee Ving (Fear) hace gala de toda su personalidad punk y la adereza con un solo de harmónica, haciendo que el tema se distinga claramente de las demás. Le sigue “From can to can’t”, donde Grohl, junto a Rick Nielsen (Cheap Trick), Scott Reeder (ex-Kyuss) y Corey Taylor (Slipknot, Stone Sour), amagan con una balada para terminar con otra de las canciones más contundentes.

Con “Centipede” comienza la aportación de Josh Homme (Kyuss, QOTSA, Them Crooked Vultures). Se trata de una canción con un sonido cercano al folk, extenuante, que finalmente cambia para convertirse en una inconfundible obra compuesta por Homme. La siguiente, “A trick with no sleeve”, sea tal vez una de las canciones más discretas, donde la comunión entre Grohl y Homme presenta un producto carente del espíritu –o rabia– necesario.

“Cut me some slack” es el corte escogido como adelanto del disco. Se trata de uno de los que tienen mayor personalidad dentro del conjunto, aunque nuevamente, termina por resultar un tanto repetitivo. De alguna forma, la selección de este tema, con Grohl, Novoselic y Pat Smear, los tres supervivientes de la última época de Nirvana, y Paul McCartney, recuerda aquella intención de Cobain de hacer coincidir el sonido beatle con Black Sabbath.

La penúltima canción, “If I were me”, es una balada acústica protagonizada mayormente por Grohl a las voces y guitarra, junto a colaboraciones de The Jayhawks, The Wallflowers y Jim Keltner, baterista para músicos como Bob Dylan, Elvis Presley, John Lennon o Neil Young. La canción es una de las más escuchables, además de bella. Finalmente, “Mantra”, cierra el disco con Grohl, Homme, y Trent Reznor (Nine Inch Nails). Ofrece una evolución instrumental y lírica interesante, pero, nuevamente, sus casi ocho minutos de duración resultan excesivos.

En general, Sound City debería entenderse como lo que es: una banda sonora original. Nunca como un disco íntegro, pues aunque sea fruto de la colaboración de excelentes músicos, el resultado es muy lejano a lo que todos ellos pueden hacer –o han hecho– por separado. Se trata más bien de la reunión de conocidos, algunos amigos y otros compañeros de profesión, para recordar viejos tiempos y pasar un rato grabando material inédito como se hacía antes: analógicamente. Seguramente, más de uno, estando en el garaje de Grohl, acarició con su mano la vieja Neve 8028 y soltó algún sollozo recordando su juventud.

Borja Figuerola

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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