¡PENDEJO!: ATACAMES

Gran Sol

7,5/10

Suena mucho más duro que una banda de stoner rock, pero no más que un grupo de heavy metal. ¿Cuál es la peculiaridad de este conjunto holandés con sabor a frijoles? Cantan en castellano. El vocal, apodado ‘El Pastuso’, nació en Ipiales, un pueblo ubicado en el Nudo de los Pastos (Colombia). Su primo, Jaap ‘Monchito’ Melman, también es de origen sudamericano. Ambos son el motor de ‘¡Pendejo!’, un proyecto difícil de etiquetar con ocho años de trayectoria. Beben de diferentes influencias, entre las que destacan Kyuss, Fu Manchu, Helmet (época ‘Betty’), Sepultura o Black Sabbath. Una amalgama de texturas y aromas musicales pesadas, encabezada por una rabiosa voz que no decepcionará a los fans del stoner rock más duro, el hard rock setentero o el heavy metal.

Este grupo, conformado además por Jos ‘Pepellín’ Roosen a la batería y Stef ‘El Rojo’ Gubbels al bajo y los coros, no parece ir mal encaminado con su segundo trabajo, titulado ‘Atacames’ en homenaje a la ciudad costera ecuatoriana con el mismo nombre. El primer corte del disco suena como debe sonar, contundente. El pesado sonido stoner, marca de la casa, se hace notar con cada riff. La tralla metalera tampoco falta. La siguiente canción, elegida como single del nuevo álbum, es una de las piezas revelación en cuanto aparece la trompeta y las interjecciones sudamericanas. Una oda al indómito corazón enamorado. ¡Quién tuviera una botella de tequila a mano para darse el homenaje!

Echan el freno con “Camarón”, haciendo gala de su afición por los Black Sabbath, pero infinitamente menos psicodélicos y más machacones. La letra habla sobre personas que se aprovechan de las desgracias ajenas de otras y se lucran con ello. El origen del título no tiene nada que ver con el cantaor español, pero sí con el rey de los Países Bajos, Guillermo Alejandro. Hace unos años, cuando aún era príncipe, acudió a una cumbre en México sobre economía. Tenía intención de acabar su charla en inglés con un proverbio mexicano en castellano, pero acabó por decir “chingada” y no “corriente”. Un solo de trompeta final acompaña el dicho: “Camarón que se duerme, se lo lleva la chingada”.

El álbum, grabado en “The Void Recording Studio” de Eindhoven al mando de Pieter ‘Deyvi’ Kloos, suena agresivo. El deje latino no sólo se intuye en el lenguaje coloquial y directo, sino que también se refleja en los ritmos. Con “Hermelinda” estos holandeses son capaces de darle un nuevo sentido al popular  vals peruano de los Morochucos. El repique de batería se mete en los sesos, para luego darte cancha con el solo de trompeta. Lo que se dice una balada stoner rock, de esas que se puede bailar en pareja. También habrá  tiempo para las distorsiones en “Dos” o la entonación flamenca en “El jardinero”. Una decena de canciones conforman este diamante en bruto que debe limarse saturando menos el sonido y escribiendo letras más elaboradas. Por lo demás, ¡que siga la fiesta del mestizaje musical con ¡Pendejos!!

Isabel M. Vargas

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