MANOWAR: THE LORD OF STEEL

A través de su sello, Magic Circle, el grupo neoyorquino ha estado convocando en Holanda a fans de todo el mundo, promotores europeos y diversos medios de comunicación especializados. Esta casa estuvo representada por Juan Destroyer, único periodista español en la cita del 12 de junio en el afamado Wisseloord Studio (Iron Maiden, Scorpions, Def Leppard, U2...), lugar donde han mezclado y masterizado las canciones Ronald Prent y Darcy Proper respectivamente, dos habituales colaboradores de la banda. Su decimosegundo álbum salió a la venta exclusivamente en formato digital –a través de iTunes y su propia tienda www.kingdomofsteel.com- el 16 de junio, y como CD no llegará a las tiendas hasta septiembre. El rumor de que estarán en España poco después del lanzamiento empieza a cobrar mucha, mucha fuerza.

Casi acabamos de llegar al estudio -sito en Hilversum, una tranquila localidad a 30 minutos en coche de Ámsterdam- cuando lo hace Joey DeMaio, que saluda a cada uno de los presentes con la amabilidad que le caracteriza, aunque con las restricciones habituales en cuanto a la captura de imágenes: solo su fotógrafo oficial puede usar la cámara.

A continuación nos presenta ‘Darkness visible – The warning’, el EP con el que vuelven a la palestra HolyHell, también disponible en formato digital desde este mes, concretamente desde el día 26. Le seguirá en octubre el LP, ya en formato CD, que se llamará simplemente ‘Darkness visible’.

Degustamos los tres temas nuevos del EP – “Accept the darkness”, “Haunted” y “Lucifer’s morning”-, que también contendrá una versión en directo de “Armageddon”, grabada en Cleveland en marzo de 2011.

La banda de la vocalista Maria Breon ha crecido sobremanera desde su anterior trabajo, y aunque ya no cuenta con el reclamo de tener a Rhino, todo un ex-Manowar, tras los timbales, el material promete y mucho. Por otro lado nadie debe subestimar la valía de John Macaluso (ARK, TNT, Yngwie Malmsteen...), su sustituto.

Orquestaciones de cariz oscuro, épicas corales y estribillos inmediatos al servicio de un metal gótico a la nueva usanza dan lugar a un producto perfectamente exportable a Europa.

Después de un cóctel con barra libre por cuenta de los reyes del metal, el bajista nos da las pautas generales del disco antes de que procedamos a escucharlo. Quiere destacar que, tras la muerte de Scott Columbus,  Manowar no tenían ánimos de continuar con ‘The Asgard Saga’, cuyo primer y hasta ahora último capítulo fue ‘Gods of war’. Esta vez la banda se ha centrado en hacer canciones, sin más, no hay tediosas intros, innecesarios interludios, ni esas narraciones que a la segunda escucha estás saltándolas en tu reproductor. Doy por hecho que la gran mayoría de los fans de la banda van a aplaudir esta decisión: Manowar haciendo heavy metal en su más pura esencia.

De la portada se encarga todo un clásico, Ken Kelly, que desde ‘Kings of Metal’ se convirtió en un valioso aliado para el grupo. En estos días está dándole los últimos retoques al arte.

Nos pinchan todos los temas que contendrá el disco menos uno, “Annihilation”, que no pudimos escuchar debido a problemas técnicos. El orden de las canciones en el álbum está aún por fijar y nos las pusieron aleatoriamente.

Hail, kill & die

Uno de los argumentos favoritos de los detractores de la banda es que se repite más que el ajo con las letras y los títulos, así que con éste, que evoca irremediable y conscientemente a “Hail and kill” (‘Kings of Metal’,1988), se ensañarán. Lo que ocurre es que, como expresa el mensaje de la canción, “aunque no le caigamos bien a mucha gente, no pensamos cambiar”.

Comienza con un duro riff en soledad al que se le une la voz de Eric Adams antes de estallar en un machacón ritmo a medio tiempo con una fuerza tremenda; despega en el punteo de guitarra de un Karl Logan cada día más sobresaliente. Ya puedo imaginarme a los seguidores gritando en directo sus hails, sus kills y sus dies.

Expendable

Los vistosos redobles de Donnie Hamzik dan lugar a un riff ultrapesado, acrecentada la sensación por la saturación del bajo de Joey, al que se le nota a lo largo del trabajo que ha querido experimentar con el sonido de su instrumento. A pesar de lo comentado, el tema tiene un poso rockero.

Un agudo grito de Eric nos hace darnos cuenta precisamente del dato inverso: sabedor de que el tiempo pasa para todos, incluida su garganta, el vocalista dosifica muy bien sus chillidos, cantando la mayor parte del tiempo en tonos medios-altos. Sí, se echan de menos los años en que estiraba al límite sus cuerdas vocales, pero también es verdad que de esta manera no saldremos defraudados cuando le veamos en directo.

La letra trata la pérdida de un gran amigo de la banda, Joey no hace referencia directa a Scott, pero podría pensarse que es un tributo en su memoria.

Black list

“He estado en muchas listas negras”, afirma el líder de los norteamericanos con una sonrisa burlona.  Volvemos a lo de antes, poco ha de importarle cuando en el bar del estudio le espera una rubia siliconada y fuera un BMW cuyo chófer le llevará a su lujoso hotel.

Este empieza con un ritmo lento de batería y la caja plagada de reverb, como era menester en los años 80. Esa es la base sobre la que DeMaio, protagonista en muchos momentos de la pieza, ejecuta diversos dibujos con el bajo, que vuelve a crujir cual rotura de huesos. Eric no empieza a cantar hasta bien entrado un tema de cortes abruptos que sin embargo fluye más en su tramo final.

Manowarriors

Su contenido se hace aún más evidente cuando tienes alrededor a fans de medio mundo –Portugal, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Japón, Hungría, por poner unos ejemplos- escuchando el disco contigo.

En ésta corren como un demonio. En el estribillo se superponen línea vocal de octava grave y aguda, y ya me temo por cuál se decantará en directo Eric, cuyo grito al final de la canción vuelve a ser noticia. Están muy presentes sus tradicionales coros a modo de arenga guerrera. Sorprende la parte del solo, heavy rock muy, muy clásico, ciertamente setentero. En algunos momentos el bajo de Joey se acerca a un sonido sintetizado.

Righteous glory

Es la balada del disco. Con su particular forma de entender la ternura, Joey nos cuenta que es “para las chicas, pero no vistas como esclavas sexuales, que luego nos llaman machistas. Después de todo son ellas las que eligen a su hombre, a su guerrero, para hacerle tocar el Valhalla”.

Unos segundos de violín y enseguida entra el arpegio de Karl, leitmotiv de la composición, con Eric narrando solemne un par de estrofas antes de que su voz vuelve a ser la por todos conocida.

Su emotivo estribillo y su solo de corazón en puño nos preparan para ese final a capela que, efectivamente, nos acerca al Valhalla.

Born in a grave

“Este va sobre vampiros. Después de todo, ¿a que tío no le gustaría volar para morderle el cuello a las chicas?”, afirma jocoso.

Pétreo muro sónico, con doble bombo aunque no a toda velocidad, y eso que en algunos pasajes rozan el thrash metal. Su hímnico estribillo le sitúan como serio aspirante a favorito entre los fans.

Touch the sky

“Siempre, siempre hay que creer en uno mismo”, atestigua el cuatro cuerdas acerca de la letra.

Nuevamente DeMaio castiga nuestros tímpanos tal y como vibran violentamente los conos de los altavoces en el estudio.

Otro estribillo de altura y un cambio para el solo realmente ingenioso lo convierten, dentro de su género, en un radio-friendly, como dicen en su tierra.

El gringo

Poco a poco los y las fans congregados se han ido soltando la melena, incapaces de contenerse ante el privilegio que se les brinda, y cuando llega el tema que ya nos habían adelantado, entran en éxtasis, agitando las melenas, cantando cada verso de la letra y llevándose la mano al antebrazo como si estuvieran en un concierto del grupo.

“El gringo” será la canción principal del film del mismo título, protagonizado por Scott Adkins, Christian Slater e Yvette Yates, y es la primera vez que Manowar compone específicamente para una película. Las campanas que ornamentan la partitura nos meten en la atmósfera de un spaghetti  western, y por ahí van los tiros, pues se trata de una del Oeste.

Los cortes antes del punteo de guitarra, sencillamente brutales.

The Lord of Steel

El propio Joey nos había adelantado que esta pieza condensaba todo lo que los fans quieren de Manowar, haciendo alarde su vertiginosa velocidad. Tú dirás si tiene razón: speed metal en las guitarras con doble bombo a saco, gloriosos coros y Eric rompiendo en su ocaso como no lo había hecho en todo el disco. Otro candidato a nuevo clásico.

Al término de nuestra escucha, son notables nuestras caras de satisfacción, era la clase de álbum que estábamos esperando de ellos. Para celebrarlo, sigue abierta la barra del bar, con DeMaio compartiendo un rato más de su tiempo con todos sus hermanos del metal.

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