Crítica de Cero a la Izquierda: Campo de minas
14 noviembre, 2016 1:39 pm Deja tus comentariosAño y medio después de ‘No ha dejado de llover’, los navarros Cero a la Izquierda nos presentan su tercer álbum, el segundo bajo el sello discográfico Dromedario Records, ‘Campo de minas’, con el que se consolidan definitivamente en el panorama del rock estatal, mostrando una enorme madurez tanto en el ámbito musical como en las composiciones. Para ello, se desplazaron durante el pasado mes de julio a los estudios Giant Wafer de Gales, donde han sabido sacar lo mejor de sí mismos para ofrecernos 11 temas que, una vez escuchados, cuesta sacar de la cabeza. El disco comienza con “Crupier Fortuna” en la que, para nuestro asombro, hay unos arreglos que desembocan en una guitarra invertida que encaja a la perfección.
Le sigue el single “Huellas”, un tema contundente donde el registro vocal de Javi Robles es sencillamente espectacular. El tercer corte es el pre-single que lanzaron como adelanto del álbum, “Vale la pena”, menos acelerado que su antecesor pero con un estribillo que entra como un obús en nuestro cerebro. En “Solo un espejo” destaca el cambio de registro que empieza desde abajo para terminar en lo más alto a nivel musical, con la guitarra, el bajo y la batería combinadas a la perfección. “Banda sonora” se muestra como un tema más armónico, pero sin perder en ningún momento la esencia que caracteriza al grupo pamplonés.
En el ecuador del disco llega “Telón de acero”, con un inicio muy potente y una continuación aún mejor que hará las delicias de la gente en los conciertos. “Va a temblar la tierra” mantiene el sonido de la anterior canción solo que con un par de puntos menos de aceleración, mientras que “Agosto (A.M.I.)” cuenta con una carga emotiva muy especial, ya que está dedicada a la memoria de un familiar del vocalista Javi Robles, con una línea rítmica que roza la perfección. “Hasta que duela” es otro de los temas que son imprescindibles para sus directos, donde destaca el magnífico solo de guitarra de Sergio Pérez, que si hasta ahora había hecho un trabajo brillante, aquí nos deja con la boca abierta. “No te van a perseguir” mantiene la fuerza del anterior corte pero con un toque más melódico en cuya letra nos hablan de la filosofía que tienen y defienden como banda. El plástico se cierra con “Nieto de un charlatán”, un tema con el que cambian totalmente de registro para introducirse en el blues, con una composición muy cuidada que convierte a esta canción en imprescindible.
En definitiva, un trabajo magnífico bajo la producción de Iñaki Llarena y Leire Aranguren que se convierte en uno de los discos de rock del año. Si tenéis la ocasión de poder acudir a alguno de sus conciertos, no lo dudéis, porque gracias a la esencia característica que le imprimen Lucas Nicolay a la batería, Dani Lafuente al bajo, Sergio Pérez a la guitarra y la voz de Javi Robles, no os defraudarán.
Christian Fernández
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